Dos criaturas se han juntado para dar vida a otra. El monstruo marino de Zenda Aventuras se abraza al árbol de Edhasa. Juntos dan origen a un nuevo sello, Zenda-Edhasa, dedicado a la literatura de aventuras y del que han dado cuenta esta semana Arturo Pérez-Reverte, escritor y fundador de Zenda, la revista literaria con más lectores del panorama actual, y Daniel Fernández, director de una de las editoriales independientes más importantes, con 75 años de historia.
Para Arturo Pérez-Reverte, Zenda-Edhasa es un vértice donde coinciden varios objetivos: recuperar clásicos literarios y darles un lugar visible en las mesas de novedades, que lleguen a las librerías y cobren vida en manos de los lectores. “Es una batalla a largo plazo, es una lucha contra el tiempo (…). Buenas historias antiguas, creemos que puedan funcionar para hacer que los chicos entiendan que hay aventuras más allá de las galaxias”, asegura el escritor y académico.
Libros hermosos y valientes
En tiempos de pandemia y confinamiento, Zenda-Edhasa es un regalo y un desafío. “Estamos presentando algo que hacemos juntos, enmascarados, eso ya tiene su punto de aventura, pero son los tiempos que nos ha tocado”, comenta Fernández, quien desde hace 25 años dirige la editorial especializada en novela histórica, narrativa y ensayo creada por el editor catalán Antonio López Llausás en su exilio en Argentina hace casi un siglo.
“Además de nuestro catálogo tenemos una gran presencia comercial. Eso nos permite hacer visible una colección de libros de aventura. Lo hacemos con un libro manejable, cómodo para viajar”. Mientras Fernández habla, Pérez-Reverte sostiene el ejemplar, sonriente: “Es un libro bello, un libro bonito. Queremos que la gente viaje con estas páginas, que lo lleve consigo”, añade el novelista. La edición rústica tanto de Las cuatro plumas como de El enigma de las arenas poseen fajas ilustradas por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau, así como con prólogo de Arturo Pérez-Reverte. Ambas traducciones han sido cuidadosamente revisadas y actualizadas por Guillermo López, Miguel Antón y Benito Gómez.
Un viaje editorial
Si en 2016 el espacio dedicado a la cultura y la literatura creado por el académico y escritor Arturo Pérez-Reverte desafiaba el mercado de la prensa cultural, continuó su labor en 2019 con Zenda Aventuras, una línea de publicación de clásicos dirigida por la escritora e historiadora del arte María José Solano, actual responsable junto con Penélope Acero del nuevo sello Zenda-Edhasa, que pasa a funcionar como un sello independiente.
Esta editorial, aseguran sus responsables, rinde un homenaje a los maestros del género. Sus historias están pobladas de héroes que encarnaron la moral y las virtudes clásicas de las que parece necesitar un mundo saqueado de ellas y más hambriento que nunca de aventuras. “En tiempos como estos, asediados por la pandemia y confinados, estos libros son más importantes que nunca”, explica Solano. Sin duda, lo moderno vuelve encuadernado en una colección de la que se espera la publicación de seis títulos al año.
Recuperar historias y lectores
“Antes asociábamos la aventura con lector joven y ese lector joven ha crecido. Por eso también tiene nostalgias y deseos”, asegura Pérez-Reverte para explicar que esta colección busca propiciar y provocar la curiosidad. “El joven es un lector generoso si lo motivas. A un chico le regalas Las cuatro plumas y acabarás atrapándolo. Es ponerle miguitas de pan. También un adulto disfruta de esa lectura, incluso más, porque su gusto está más asentado”.
En tiempos en los que se impone lo políticamente correcto, Zenda-Edhasa busca rescatar lo literario por encima de cualquier otra cosa, de ahí que elija Las cuatro plumas, uno de los clásicos más notables de la novela de aventuras, una obra maestra construida sobre los valores de la amistad y el valor, y en cuyas páginas es posible entender cómo se forjó el imperio británico y el espíritu colonialista que caracterizó su gesta.
Un descubrimiento, la búsqueda de tal cosa debe estar tocada por la libertad y el arrojo, asegura el editor Daniel Fernández: “Hay que darle al lector autonomía, para que lea lo que quiera. Los grandes clásicos son libros de aventuras, ya lo decía Borges: aún arden los muros de Troya. Y las bibliotecas deben ofrecer a los más jóvenes libros que les permitan entender el pasado y el mundo en el que viven”.
Cruzar los confines de las aguas
Los antiguos mapas mostraban en las fronteras de los océanos animales fantásticos acompañados de un aviso a navegantes: Hic sunt dracones («Más allá de las aguas conocidas solo hay monstruos; “dragones”»). Eso es lo que se proponen en Zenda-Edhasa. Así lo explica María José Solano, para quien la imagen de la colección marca el espíritu y el propósito en el enunciado del sello: «Si te atreves a cruzar los confines de las aguas y sus monstruos, al otro lado encontrarás la recompensa del viejo árbol del conocimiento».
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