La escritora argentina Nora Cristina García nos traslada en esta novela a la Argentina de finales de los años 60, concretamente a la dictadura del general Juan Carlos Onganía. En este contexto sitúa a una niña de diez años cuya familia está dividida entre los que quieren derrocar al tirano y aquellos que son oficialistas.
En este making of Nora Cristina García relata el origen de La señorita Berta (Velasco).
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Esta novela nació en el ático de una librería donde funcionaba el taller literario al que yo asistía todos los miércoles. Siempre había escrito cuentos, y el primer capítulo de La señorita Berta fue uno más. Al terminar de leerlo, el coordinador me dijo: «Esto tiene que seguir». Creí que se iba a transformar en un relato demasiado largo, pero tomé la consigna como un juego, y me gustó el desafío.
Algunos de los adultos evidenciaron su falta de posturas éticas y el tema axiológico no resultó una cuestión menor, ya que el momento histórico también era poco transparente y carente de valores. La construcción de un relato en el que el país está lleno de virtudes es cuestionada por una niña, y esto no se debe a que ella elabore otra teoría, sino que esas supuestas «bondades» no las ve, y no las ve porque no existen en la dimensión con que se exponen.
Berta no tiene razón de ser sin la narradora y esta no reviste ningún interés narrativo si no se basa en el antagonismo (con frecuencia), en la sospecha mutua (a veces) y las necesidades compartidas (siempre) que tuvieron ambas a lo largo de la novela. Se necesitan para construir la historia y se repotencian para hacerse visibles.
La Argentina es un país de antinomias, no encuentra un destino común y eso provoca un debilitamiento en el concepto de nación. Nuestras carencias son ostensibles, pero no se reconocen. La narradora lo siente. El mito de la patria maravillosa creado desde las esferas de poder le provoca dudas porque el relato oficial está sobrevalorado, pero a esa edad las palabras no alcanzan.
La infancia es un lugar muy importante en nuestras vidas, las reales y las de ficción. Es el sitio de los recuerdos. En la Odisea, Ulises no puede contener el llanto cuando escucha una canción que cantaba su aya y teme ser descubierto ante la vulnerabilidad de conmoverse por una música local de Ítaca. Siente que sus emociones lo exponen a tal punto de revelar su identidad que tanto empeño puso en ocultar. También en Proust está muy marcada esa evocación en la escena de la magdalena al querer sentir en la adultez exactamente lo mismo que le sucedía cuando era niño y la mojaba en el té. Estamos atravesados por la infancia y nuestra etapa adulta depende mucho de aquellos que fuimos.
Este corte temporal que elegí para mostrar a los personajes en acción me sirvió para resaltar el coraje, los miedos y suspicacias que esa coyuntura histórica les demandaba a los actores. También nos lleva a pensar que todas las peripecias que se narran atravesaron sus vidas más allá del período seleccionado. Es decir, que hubo vida mucho tiempo después de lo que fue contado y eso los torna más reales a los personajes, ya que siguieron viviendo sin mi intervención.
Como esta historia fue entregada semanalmente la veo vestida de folletín.
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Autora: Nora Cristina García. Título: La señorita Berta. Editorial: Velasco. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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