Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; GDLR_Import has a deprecated constructor in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/goodlayers-importer/goodlayers-importer.php on line 28
Usted no cabe en el sueño (I) - Zenda
Warning: is_dir(): open_basedir restriction in effect. File(/usr/share/nginx/html/wp-content/plugins/wpdiscuz/themes/default) is not within the allowed path(s): (/var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/:/tmp/) in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/wpdiscuz/forms/wpdFormAttr/Form.php on line 157

Usted no cabe en el sueño (I)

Muchas veces siento que voy desarmado cuando hablo en público. También me sucede cuando me meto en un vagón de metro. Son extrañas estas vocaciones suicidas cuando no hay un escenario bélico. El convencimiento de que saldré a morir cuando no se muere es algo que envenena muchas noches. Las personas que van a la...

La ansiedad es un ficticio campo de batalla aunque, como un poema, posee una verdad radical. Los soldados van a la guerra para acabar con sus enemigos, de lo contrario no cogerían un arma, salvo los suicidas. Pensarán en la muerte, pero logran eclipsar ese pensamiento con algo trascendente. Me gustaría saber cuál es ese pensamiento y apropiármelo, porque la noche es interminable cuando se apoya en los enfermos, escribió Lorca.

Muchas veces siento que voy desarmado cuando hablo en público. También me sucede cuando me meto en un vagón de metro. Son extrañas estas vocaciones suicidas cuando no hay un escenario bélico. El convencimiento de que saldré a morir cuando no se muere es algo que envenena muchas noches.

"El chef con traje de corazones coloridos exige un buen servicio, pero las personas sin patria quieren deshacerse como un cubito de hielo puesto sobre una sartén caliente"

Las personas que van a la guerra tendrán hijos, seres queridos o una patria, que es una sinécdoque de las anteriores. Puede que pensar en sus hijos sea la forma de ignorar su mortalidad. A veces recuerdo los lugares donde un día fui amado y creo que esa es mi patria, o así disfrazo mi cobardía. Otras veces escucho grunge, una cosa kamikaze que me hizo bien en la adolescencia. Vivimos arropados de ideas, incluso las hacemos piel, pelos y música. Todavía guardo un mechón de pelo entre las páginas de un libro. A veces resucita, cuando tengo miedo. No lo tengo aquí, tampoco tengo hijos, no sé tener enemigos, ni creo en algo trascendente, pero tengo inocente dolor de pólvora en mis ojos. Lorca estuvo aquí.

Estoy en la cama de un hotel de Granada donde un día se llevaron a Lorca para acabar con su vida. Dejo Poeta en Nueva York en la mesilla y enciendo la televisión para no pensarme. Aparece un señor orondo, camina como braceando, intentando salvar su prominente barriga. Este señor tiene algo bélico, encara la cámara con el orgullo de alguien que conoce una patria. Al principio aparece vestido de calle, se mete en un restaurante y pide muchos platos. Acaba escupiéndolos. Después se pone un traje de cocinero repleto de corazones coloridos, se mete en las cocinas y observa con los brazos cruzados cómo trabajan.

Los cocineros y camareros que analiza parecen desterrados, odian algo de sí mismos, posiblemente ese destino al que se han encadenado. Solo así puede comprenderse que sirvan comida podrida y los insectos atraviesen las encimeras, aunque en la televisión todo es mentira, como mis guerras. Lorca es verdadero como verdadera fue su guerra.

El chef con traje de corazones coloridos exige un buen servicio, pero las personas sin patria quieren deshacerse como un cubito de hielo puesto sobre una sartén caliente. El chef da órdenes, también hace de psicólogo y las personas deprimidas son conducidas por un extraño sueño sin poesía. Lloran y se abrazan. Ese señor les ha librado de su guerra. Aparentemente. No me reconozco en esas personas, pero un día podría ser una de ellas.

"Alguien me dijo que su truco para quedarse dormido era sentirse apaleado, como si te hubiesen dado una paliza, la adrenalina se derrite y te rindes"

Ha pasado la medianoche y apago el programa. Son mentira los aires. Solo existe una cunita en el desván que recuerda todas las cosas. El grifo gotea como si fuese el altavoz de una lejana soledad que pronuncia mi nombre. Mi pijama tiene un trozo de lechuga teñido de salsa blanca del kebab que me he comido sin hambre. Salto de la cama y el suelo está pringoso, camino sobre mis talones hasta el servicio para apagar esa voz, cierro el grifo como si castigara a una bestia metálica. Regreso a la cama con actitud de dormir, pero todo falla, solo pienso en el día de mañana: me desmayaré o me dará un infarto. Soy un impostor y mañana daré dos charlas en dos ciudades diferentes. Patéticas son las guerras que me desvelan.

Intento concentrarme en el sueño o descentrarme de la vida, pero no funciona. Escucho ruidos en la terraza del bar que está bajo la ventana, imagino que será un camarero retirando las sillas y las mesas con esa desgana que acabo de ver en la televisión, oigo cadenas para atar el mobiliario y siento la prisión de su noche hasta que llegue el día, entonces los turistas las liberarán de su cautiverio, pero el camarero volverá al suyo. Noche y día hacen nocturnos y desfiles entrecruzando sus propias venas. Es primavera la gente ríe en la calle, y me pregunto cómo logró dormir Lorca en este lugar.

Alguien me dijo que su truco para quedarse dormido era sentirse apaleado, como si te hubiesen dado una paliza, la adrenalina se derrite y te rindes. Pierdes la capacidad de estar en guardia. Intento repetirme aquellas palabras, pero ese truco nunca ha logrado narcotizarme. Llamo a mi padre, siempre lo hago en estos momentos, mi insomnio es compatible con su horario de trabajo: es una especie de psicólogo nocturno que conduce a las personas hacia sus camas, aunque solo tiene la licencia de taxista.

4.6/5 (90 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)

Sergio Antoranz

Sergio Antoranz es Doctor Mención Internacional Cum Laude en Filosofía. Es editor y autor de diversos libros sobre Filosofía Contemporánea, Estética y Literatura.

Ver más publicaciones

Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:

  • Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
  • No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Notificar por email
Notificar de
guest

3 Comentarios
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Ricarrob
Ricarrob
11 meses hace

Los puntos de vista pueden diferir y, de hecho, difieren. El mío es que, acercándose mucho la opinión a la de usted, sr. Barrero, me refiero al insigne Lorca, lo único que ha hecho el sr. Margallo es cargar la munición contra la derecha (que conste que yo no lo soy, no me considero de ningún partido político existente en España). ¡Qué estúpido! Llega a un nivel de cretinismo solo parangonable con el zapaterismo. ¡Todo un artista al echar piedras contra su propio tejado!

Apate de la munición que usted ha disparado, sr. Barrero, no deja de ser la opinión o las expresiones de una sola persona. No achaque usted dicha opinión particular a todo un colectivo. Dejemos que en España pueda haber una derecha civilizada ya que no existe una izquierda civilizada. Es como querer ampliar las acciones del sr, Koldo a todo el colectivo de izquierda. ¡Claro que la derecha tiene sus puntos negros y sus estúpidos! La izquierda también. Como decían antes los antiguos: y en mi casa a calderadas.

Gente como usted, sr. Barrero, contribuyen cada vez más en España a una polarización extrema que nos perjudica a todos. Su artículo es lícito siempre que achaque la opinión vertida solamente a una persona, a un cretino.

Felix Arellano
Felix Arellano
11 meses hace

Uno no sabe si Lorca fue partidario de una dictadura militar, lo que parece claro es que era anticomunista. Dentro del contexto de polarización extrema que nos rodea, que Margallo subrayara algo que es poco conocido (que Lorca no era de izquierdas, pese a que su figura haya sido secuestrada por la izquierda), es un hecho a apoyar. La vida intelectual de la España de los años 30 no era una de rojos y azules, buenos y malos. Se conocían entre ellos independientemente de sus ideas y hubo héroes y canallas en ambos bandos

Josey Wales
Josey Wales
11 meses hace

La legitimidad republicana se la cargó el PSOE y el PCE cuando se alzaron en armas en 1934 y cuando alcanzaron el poder en 1936 con pucherazo, secuestros de actas, amenazas y piquetes en los colegios electorales, y con un resultado invalidado por el Tribunal de Garantías Constitucionales (equivalente a nuestro Tribunal Supremo). La legitimidad republicana se la cargó la izquierda revolucionaria con cientos de huelgas, asesinatos, quema de iglesias y colegios religiosos, descarrilamiento de trenes, robos, palizas y bombas desde 1931 a 1936. La legitimidad republicana se la habían cargado los pistoleros de Indalecio Prieto cuando fueron a sacar de su casa, para matarlo, a Gil Robles; y al no encontrarlo, se cargaron a Calvo Sotelo. Las checas que montaron el 19 de julio y las listas de personas a eliminar no fueron una improvisación.

Mi gratitud a los alzados, a los caídos por Dios y por España, contra los criminales rojos. Mi gratitud a Franco por haber puesto las bases del desarrollo español, por la Seguridad Social, por la sanidad y educación universal y gratuita, por el seguro de paro y de invalidez, por la pensión de jubilación, por las universidades públicas, por la electrificación y alcantarillado a las zonas rurales, por las becas, por las viviendas de protección oficial, por las pagas extra, por la industrialización, por la elevación del nivel de vida, por la erradicación del analfabetismo, la extensión de la vacunación, por la seguridad y la libertad que conocí de niño (y hoy no tienen mis hijos) cuando podía andar sin temor por cualquier lugar y dejábamos las puertas de la casa abiertas de par en par todo el día, por las cajas de ahorro y el crédito barato con el que mis padres compraron su primera vivienda y su primer coche, etc. Gracias, Franco, de parte de un nieto de republicanos.

suscríbete a nuestra newsletter

Recibe cada semana una selección de los mejores contenidos de la web, ¡No te lo pierdas!

[contact-form-7 id="6d737e1" title="Formulario de newsletter"]