Foto de portada: Carlos Ruiz.
Lunes, seis de la tarde, la noche en las calles y el sonido del agua como telón de fondo. Así comenzaba esta semana la andadura de Esperando al diluvio, la última novela de Dolores Redondo.
A punto de cumplirse diez años de El guardián invisible, la autora presenta esta semana su última novela, con la que “salda una deuda que tenía con Bilbao, una ciudad que junto con Barcelona siempre me ha acogido maravillosamente, y de la que dije hace ya nueve años que un día tendría su propia novela”. Elige para ello la historia de John Biblia, “un asesino en serie que tal vez aquí no conozcamos pero sobre el que, en su país, siguen emitiendo reportajes”, un hombre joven que mató a tres mujeres y cuyo nombre le vino dado por la hermana de su última víctima, que no solo fue testigo ocular, sino que pudo oírle incluso citar el Antiguo Testamento. Todas sus víctimas tenían la menstruación en el momento de morir, y los elementos para ver que era un asesino en serie estaban ahí, “pero en aquel momento las cosas no eran como ahora. La criminalística aún no había sufrido el cambio revolucionario que la llevaría hasta lo que es hoy, y este tipo de deducciones eran más complicadas de hacer, porque no resultaban inmediatas”. Los testigos dijeron que John Biblia era un hombre muy joven, pulcro y educado, y la gente comenzó a mirar con recelo a los jóvenes de las calles de Glasgow, hasta el punto de que se llegaron a emitir tarjetas en las que se decía que una persona no era él. Y entonces “John Biblia dejó de matar. Y de entre todas las teorías que se lanzaron e investigaron yo he elegido la que le trajo a la ciudad de Bilbao. ¿Por qué no iba a estar en Bilbao, una ciudad que, a fin de cuentas, no era tan diferente de Glasgow?”. Y es que, volviendo al lunes y con la prensa subida a un barco que recorría la ría de la ciudad, Dolores Redondo extendía un brazo y decía: “Era otro Bilbao: pensad que muchas de estas cosas no estaban aquí todavía”, y señalaba la imponente figura del museo Guggenheim. Redondo nos muestra una ciudad oscura, de calles sucias, ratas, drogas y conflictos, que se inunda de una forma casi bíblica y a la que llega su propio Noé en la figura del policía Noah Scott Sherrington, un hombre que dedica su vida a perseguir a Biblia mientras se asoma a su propio fin del mundo. Y es que la nueva novela de Dolores Redondo está construida a base de metáforas que el lector va recogiendo y que giran en torno a uno de los temas recurrentes de la autora, “el bien y el mal. Solo que esta vez la novela profundiza en ese mal, va un poco más allá”, añadía el martes en el imponente teatro Arriaga.
Dolores Redondo. ©Carlos Ruiz.
“Y es que yo creo que un escritor tiene que escribir sobre aquello que le conmueve, y a mí me mueve, me da rabia, la violencia cuando se produce ante los pequeños, los desfavorecidos, aquellos que ni siquiera pueden alzar una mano para protegerse: los ancianos, los niños… Ahora imagina que esa situación se produce en tu entorno más íntimo, en tu casa, en el único lugar en el que una persona debería sentirse siempre protegida, y en cómo te marca vivir algo así. No se puede salir indemne de una situación semejante, es imposible”. Dejaba con estas palabras un silencio en la rueda de prensa en el que todos recordábamos a Amaia Salazar, y que su creadora rompía con un “por supuesto que voy a volver a esos lugares”. En apenas veinticuatro horas habíamos pasado del frío y la noche en la ría a la luminosidad del Arriaga, algo parecido a lo que le pasó a la ciudad tras las inundaciones, que comenzó a transformarse “del patito feo al magnífico cisne que hoy visitan miles de turistas, pero en cuyas calles uno tampoco sabe a quién se cruza”, añadía con la sonrisa propia del escritor capaz de convertir en asesino a cualquier viandante.
Dolores Redondo se mostraba emocionada, no en vano su novela ha salido a la venta con la vertiginosa cifra de 330.000 ejemplares, de los cuales 250.000 se corresponden a este título en nuestro país y el resto se dividen entre 50.000 de fondo de autor y los que se distribuirán en Latinoamérica. 38 idiomas preparando su traducción y tres millones de lectores a las espaldas y, tal y como ella misma decía, “me siento hoy aquí, en un lugar que miraba al pasar por la calle y del que me decía: «Un día estarás allí presentando». Y siento el mismo vértigo que con El guardián invisible, los mismos nervios. Soy la misma persona que durante la escritura no piensa en nada más que en la historia y que ahora lleva dos semanas viviendo en una montaña rusa de emociones”.
Dolores Redondo. ©Carlos Ruiz.
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Autora: Dolores Redondo. Título: Esperando al diluvio. Editorial: Destino. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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