Trincheras anacrónicas y resistentes

En Los Reinos de papel. Bibliotecas de escritores (Siruela), Jesús Marchamalo ha querido dejar testimonio —una vez más—. Me pregunto con insistencia si no será ése, finalmente, nuestro papel como escritores. Y como periodistas. Periodistas culturales. Si como escritores que somos periodistas culturales —y Jesús Marchamalo lo es como pocos—, no espera de nosotros el improbable lector futuro —que no obstante siempre llega— que dejemos un testimonio, lo más fiel posible, de cómo era la relación de la gente de letras de este cambio de siglo con el papel impreso, con los libros, en esta época de progresiva pixelación y social media. En ese sentido, el libro deja clara su posición desde el título: las bibliotecas de ciertos escritores españoles contemporáneos son reinos de papel, son espacios monárquicos, son trincheras anacrónicas y resistentes, son tradicionales —y a mucha honra—.

Esa voluntad testimonial se manifiesta continuamente en el libro gracias a su doble dimensión: la textual y la gráfica. La prosa de Marchamalo, siempre tan seductora, refleja sobre todo su mirada, haciendo énfasis en la atmósfera que se respira en la biblioteca de Marta Sanz o Bernardo Atxaga o Luis Goytisolo; en los detalles que va observando, como un viajero que recorre una topografía y da cuenta del paisaje; al tiempo que resume las conversaciones que tiene con los dueños de esos libros mientras juntos los recorren y hojean. Sus fotografías ilustran esas descripciones y las documentan, para que los espacios de Lorenzo Silva, Miguel Delibes o Félix de Azúa queden registrados en un álbum, configuren un imaginario.

Porque ese lector futuro querrá ver para creer —supongo—. Y los artículos y libros que Marchamalo ha ido publicando con tesón de coleccionista (de pasiones propias y ajenas) le ayudarán a entender nuestra fe. 

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Autor: Jesús Marchamalo Título: Los Reinos de papel. Bibliotecas de escritores. Editorial: Siruela. Venta: Amazon