“Después de tantas lluvias / y atardeceres lentos, / ahora es tiempo de paz, / de paz y de memoria”. En estos versos rotundos, que rezuman vigor y claridad, viene a resumirse el espíritu con el que configura su obra la poeta Mariluz Escribano Pueo (1935-2019). Granadina, hija de intelectuales, su obra está fuertemente marcada tanto por el asesinato de su padre en las tapias del cementerio de San José en 1936, director de la Escuela Normal de Maestros de Granada y amigo de Federico García Lorca; como por las represalias posteriores contra su madre, Luisa Pueo, trasladada forzosamente a Palencia. Hasta aquí podría tratarse de una historia más entre las tristemente tantas ocurridas en España durante tan funesta época, pero, en este caso, la excepcionalidad de su obra literaria parece destinada a guardar para la Historia esta voz de mujer valiente, poseedora de una alta sensibilidad ética y estética, que retrata con un verso exquisito las circunstancias de la Guerra Civil española, la posterior dictadura, y el sentimiento de una generación completa, que es nuestra responsabilidad no dejar caer en el olvido.
En esta Poesía completa, publicada por Cátedra en su colección ‘Letras Hispánicas’ en octubre de 2022 (y con segunda edición en enero de 2023), hemos descubierto, de la mano de la profesora y crítica literaria Remedios Sánchez, la trayectoria biográfico-literaria de una escritora definida por Sánchez como “una poeta silenciada”. Las razones de este silenciamiento las aclara la profesora en el estudio preliminar que encabeza el libro: “Mariluz es una niña de la guerra con todo lo que esto entraña para los perdedores, […] Buscaba revelar la realidad silenciada tal cual fue desde su posición de poeta-mujer-isla a la que se le negó durante décadas el pan y la sal. Convenía una literatura que no removiera el pasado y la suya es exactamente lo contrario: un golpe en el centro del pecho, un regreso al ideario de poetas como Antonio Machado. En una guerra pierde (casi) todo el mundo, pero evidentemente unos más que otros. Ella lo perdió todo menos la esperanza, la ambición de contar las vicisitudes que tuvo/tuvieron que soportar para hacernos conscientes de lo que supone un conflicto armado”. Y desde ese compromiso con la realidad de lo vivido erige Escribano Pueo una obra lírica que va dando sus frutos en Sonetos del alba (1991), Desde un mar de silencio (1993), Canciones de la tarde (1995), Umbrales de otoño (2013), El corazón de la gacela (2015) y Geografía de la memoria (2018), centrándonos únicamente en su faceta como poeta.
Como se puede observar, la publicación de su primera obra se produce cuando Escribano había cumplido ya 56 años, lo que la convierte en una poeta que desarrolla su planteamiento estético al margen de su generación temporal. Eso, a nuestro juicio, no le resta ni un ápice de frescura ni de actualidad, que son también dos de los rasgos que caracterizan su rumbo literario. Y de ahí a la sorpresa de los lectores hay un paso, que también la crítica parece estar dando. De hecho, sus tres primeros libros se agotaron poco después de aparecer sin apenas recensiones, desde una invisibilidad difícilmente explicable; la profesora Sánchez, que es quien se ha ocupado de la obra de Mariluz Escribano en los últimos 20 años, considera que es porque la granadina “siempre ha nadado a contracorriente, ejerciendo con libertad, su heterodoxia sin pretensiones de obtener el beneplácito de sus pares. Su prioridad son los lectores que buscan lo diferente, aquello que se aleja de los cauces temáticos de la lírica contemporánea”.
Divulgar sonetos, una elegía o canciones en los años 90 suponía rebelarse contra las modas de la época, pero basta leerlos y constatar el desarrollo poemático para comprender su eficacia. Así, en esta primera etapa de su obra encontramos sonetos majestuosos como el XV (léase el primer cuarteto como muestra: “Piel sobre piel está el amor naciendo, / como trigo sembrado que inaugura / en otoño los campos y madura, /hermoso y candeal, oros luciendo”), la elegía esencial a la figura materna donde empieza la evocación de la posguerra desde el punto de vista de los vencidos (“el amor fue mi casa, / quiero decir mi madre, / con sus andares lentos, / con su afanoso amor por ordenar la casa / y conservar la harina de los racionamientos, / los retales, / los hilos / y la esperanza intacta”) que completa el compromiso con su identidad de mujer de sus canciones (“Mentira es, que yo no tengo nombre, / pues reniego de aquel que me pusieron, / que yo soy yo: mi sombra y mi esqueleto, / limpio de letras y de acentos limpio”). Tras 18 años de silencio regresa con Umbrales de otoño, donde la clave poemática es ya la recuperación de lo no dicho sobre las consecuencias de una Guerra Civil y significa su reencuentro no sólo con los lectores, sino con los estudiosos, que le otorgaron el Premio Andalucía de la Crítica, seguramente apreciando poemas que ya forman parte de la educación literaria sentimental de muchos, como es el titulado “Los ojos de mi padre”. Tras Umbrales… se inicia la tercera etapa, ya convertida en la poeta de la memoria y la concordia civil española, la última de lo que Sánchez llama “la estirpe de las vencidas”.
En El corazón de la gacela y en Geografía de la memoria, Escribano ahonda en este relato de reivindicación de la realidad realizada desde una voz fresca, libre, auténtica y sonora, con un lenguaje donde lo simbólico y lo visual son de una contundencia que golpea las sensibilidades y las conciencias.
Estoy convencida, como se afirmaba recientemente en un reportaje de prensa, que Mariluz Escribano constituye efectivamente el gran descubrimiento de los últimos tiempos para una mayoría de lectores de poesía, una mujer que hizo de su trayectoria literaria un modo de preservar la verdad de la justicia social sin convertirla en arma arrojadiza, desde la inteligencia que supone pensar en el futuro colectivo. Esa actitud fortalece que su Poesía completa resuene limpia y clara, demostrando que el suyo es un legado ético de palabras precisas que nombran el dolor y la pérdida sin rencor, de palabras que sanan heridas y que nos ayudan a comprender un tiempo ido, porque su literatura es a la vez conocimiento y emoción. Es ese legado, pleno de sabiduría y originalidad formal, el que Mariluz Escribano ha sabido rescatar y nos regala en forma de versos, para hacernos sentir y reflexionar desde una poesía lúcida y profunda que logra trascender las infamias del tiempo.
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Autora: Mariluz Escribano Pueo. Título: Poesía completa. Editorial: Cátedra. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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