La escritora madrileña Sonia Fides acaba de publicar su novela El desorden de los héroes, en la que reflexiona a través de sus protagonistas sobre el paso del tiempo y la transición de la adolescencia a la edad adulta.
El desorden de los héroes (Paripé Books) transcurre entre el Madrid de los ochenta y la Roma de 2019, y en ese espacio temporal se mueven varios amigos, que recuerdan y tratan de reconstruir su lugar en el mundo sin ni siquiera imaginar que el mundo después de la adolescencia se ha de construir cada día.
Clara, Martín y Emma se remueven dentro de sus cuerpos adultos en busca de un milagro que debió producirse treinta años antes, si bien la vida les depara un destino que no habrían imaginado.
Sonia Fides (Madrid, 1969) comenzó a escribir en el verano de 2005 «por pura casualidad» y culminó su primer libro de poemas, Mirar y ser mirada, con el que ganó en 2006 el X Premio Nacional de Poesía Nicolás del Hierro.
De formación autodidacta, en 2007 escribió su segundo poemario, Electra se quita el luto, finalista en el Premio Internacional ciudad de Melilla, publicado un año después por Vitruvio.
En 2011, colaboró en dos antologías de relato, Viscerales (Ediciones del Viento) junto a autores como Enrique Vila-Matas o Montero Glez., y Narrando a contracorriente (Escalera).
En declaraciones a EFE, Fides señala que esta novela nació de la promesa que hizo a una amiga, «una historia que en parte también le pertenece a ella», pero también nació de una deuda consigo misma, «de esa deuda que nace en tu biografía cuando por razones ajenas a ti, te ves obligada a ser un personaje y te olvidas poco a poco de la persona que eres».
Aunque la autora ha escrito mucha poesía en su trayectoria, en la actualidad su creatividad se ha conducido más hacia la narrativa: «La poesía precisa de una musculatura emocional que choca de manera feroz con la vida real; y ahora me cuesta mucho abstraerme y encontrar esas imágenes capaces de construir un poema, porque en diez años el mundo se ha vuelto vulgar y caótico y me niego a mirarlo y me niego a poetizarlo».
En El desorden de los héroes la memoria vuelve ser uno de los temas centrales, pues como dice Fides, «sin memoria no somos nada, quien olvida de donde viene no sabrá jamás a donde va», y quizás por eso la memoria, y sus vicios y virtudes, son la columna vertebral de todo lo que imagina.
Justifica la madrileña la ubicación en Roma porque «en esta ciudad muchos de los jóvenes de finales de los ochenta aprendimos a ser libres, era la ciudad fetiche para escapar de la rutina durante los valiosos viajes de fin de curso de aquellos años».
Quiso construir un paralelismo entre la imaginación y la verdad de toda una generación; y admite que en las páginas de su novela resuenan los ecos pasolinianos, que «tienen que ver con la manera descarnada y a la vez luminosa en que mis protagonistas entran en una edad adulta que creían haber hollado antes».
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