Alicia a través del espejo es la nueva entrega del polifacético y personalísimo James Bobin respaldado por la todopoderosa Walt Disney. No es, desde luego, la Alicia de Lewis Carroll, sino una interpretación a partir de la lectura del texto de aquel loco matemático inglés.
Pero el cine es siempre una buena excusa para abrir un libro y en este caso, Alicia a través del Espejo es mucho más que eso. Porque Lewis Carroll demostró con esta historia que las matemáticas se podían narrar en forma de cuento, tomando como arquitectura argumental el ajedrez.
Alicia en el País de las Maravillas había sido el proyecto tímido de un matemático enamorado para atraer la atención legítima de su ilegítima pasión, pero para sorpresa del propio autor, la obra desbordó la imaginación, la literatura y las expectativas trascendiendo la (aparentemente) programada cabeza de su autor para convertirse de manera absolutamente inocente, en un mundo paralelo con sus leyes, sus ciudadanos y su propia historia condenada a no envejecer jamás.
Alicia a través del Espejo, sin embargo, no es inocente en absoluto. Es la historia de un regreso; el intento desesperado de retener a una niña en el amor desbordado e imaginativo de una mente adulta singular accediendo, para ello, a todos sus caprichos; a la esclavitud amorosa que Lewis canaliza en fantasía alocada casi sin sentido en el esfuerzo pasional por recuperar un lenguaje críptico infantiloide o atemporal como único intento de prolongar la niñez de una niña que ya empezaba a dejar de serlo.
Por eso Alicia a través del espejo es el recorrido de una muchachita mimada y temeraria por un mundo ya conocido, donde se erige como reina de la partida que sabe de antemano que va a ganar. La mano que mueve las piezas, por tanto, no es la de Lewis Carroll (¡pobrecillo!), ni siquiera la del narrador; es la propia Alicia la que domina el juego, cambia las reglas, recrea los paisajes, arrastra, caprichosa, su voluntad surrealista por el tablero de escaques blancos y negros para, finalmente, desdeñosa, pagar todo el esfuerzo; toda la pasión; todo el deseo, con una sonrisa burlona de mujer sabia y hermosa tan antigua como el propio juego de ajedrez.
Carroll contesta a Borges a través del tiempo y los libros:
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza…?
…La Mujer con mayúsculas. Elemental.
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Autor: Lewis Carroll. Título: Alicia en el País de las Maravillas. Editorial: Debolsillo. Edición: Papel y kindle
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