Un prestigioso catador acerca el jerez a sus labios y el público, atento, se queda perplejo ante su veredicto.
Sabe a mariposa, un cuento de Ramón Gómez de la Serna
Llegó a la gran bodega el supercatador, y cuando le dieron a probar el caldo rubio del jerez nuevo, dijo sin dubitación alguna:
—Sabe a mariposa.
Todos se quedaron perplejos porque el dictamen del supercatador era inapelable.
Por si hablaba en un sentido simbólico, le preguntaron:
—¿Y eso qué quiere decir?
—Nada, no se alarmen —repuso el genio en distinguir sabores—. Eso quiere decir que ha caído una mariposa en la tinaja.
Dudando de tanta sutileza, subieron en una escalera para ver si se veía la mariposa ahogada, y, en efecto, una mariposa blanca se había ahogado en el néctar rubio.
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