Otro doce de julio, el de 1962, hace hoy 61 años, fue jueves y la historia del siglo XX se detuvo en un club de jazz y rhythm & blues llamado The Marquee. Sito en el número 165 de la popular avenida londinense de Oxford Street, desde 1958 el establecimiento viene destacando en la escena de la música joven de la ciudad. Para los instrumentistas que empiezan constituye todo un hito subirse a aquel escenario. Es como dejar atrás el diletantismo en el que se han estado moviendo y dar un primer paso en la música profesional.
Fue aquel un momento estelar de la humanidad por ser todo un jalón en la historia del rock. Y el rock, más que una música —ese canto de batalla que acompañaría a la sedición juvenil de la segunda mitad del siglo XX—, fue un modo de vida que cambió radicalmente a la sociedad occidental.
Pero ese jueves de hace 61 años, el rock aún se expresa en una de sus formas arcaicas o precursoras —como el lector prefiera—: ese rhythm & blues que hace furor entre la juventud inglesa.
Si señor, gusta tanto este blues tocado con guitarras eléctricas —como, resumiendo y simplificando, definen al rhythm & blues algunos expertos— que en octubre de 1961, cuando Mick Jagger y Keith Richards se reencontraron casualmente en la estación de Datford, retomaron su amistad a raíz de los discos de Little Water, Muddy Waters y Chuck Berry que Jagger llevaba encima cuando la casualidad volvió a unir a quienes estaban llamados a integrar el futuro tándem del cancionero del pasado siglo. Una dupla sólo comparable a la integrada por Lennon y McCartney. Richards y Jagger eran vecinos de Richmond, en el extrarradio londinense. Habían nacido en el mismo hospital y jugaron juntos en la calle hasta que Richards abandonó el barrio a los once años. Con la alegría del reencuentro, Jagger comentó a Richards que no sólo amaba el rhythm & blues, sino que, además, lo cantaba en una banda que se hacía llamar Little Boy Blue y The Blue Boys. A Richards, quien se había matriculado en el Side Cup Art College sólo porque en el centro había un estudio donde poder tocar la guitarra, le faltó tiempo para empezar a trabajar junto a su antiguo vecino. Cuenta la leyenda que cuando la madre de Jagger fue consciente de que se había unido con Richards en una nueva formación, sintió miedo porque comprendió que su hijo había decidido dedicarse profesionalmente al rhythm & blues, entonces y ahora un oficio ominoso para la “gente decente”.
Con Brian Jones, el tercer pilar de los Rolling —y, hasta ser expulsado de la formación por su toxicomanía, más importante que Richards, la verdadera majestad satánica, el primer líder de los Stones—, entraron en contacto cuando aún se hacía llamar Elmo Lewis. Así pues, los Stones que se presentaron en The Marquee estaban integrados por Jones (guitarra), Richards (guitarra), Jagger (voz), Ian Stewart (piano), Dick Taylor (bajo) y Tony Chapman (batería). Estos tres últimos no tardarán en abandonar la banda, a medida que se incorporen Bill Wyman —que sustituirá a Taylor en el 63—; Charlie Watts, que hará lo mismo con Chapman el próximo mes de enero, y, siendo preciso, pianistas ocasionales.
De momento, Watts es el batería de la Alexis Korner’s Blues Incorporated, la formación de Alexis Korner, considerado por todos los aficionados el pionero de rhythm & blues británico. De hecho, era la Blues Incorporated la banda que debía de haber amenizado la velada de hoy. Pero la grabación de un espacio para la BBC ha primado en Korner y su gente, brindando así a los Stones la oportunidad que estaban esperando. A menudo, los caminos de la suerte son intrincados. Pero a partir de hoy el de los Rolling Stones será un paseo hacia la gloria.
De lo cerca que estaban el rhythm & blues y el rock & roll viene a darnos prueba la canción con que la nueva banda abre la velada: Kansas City. El tema en cuestión, escrito por Jerry Leiber y Mike Stoller en 1952, es un rock & roll clásico. Entre las 17 piezas que le sucederán —Bad Boy, Bright Lights, Big City, I Ain’t Got You— hay de todo. Pero al acabar su primer concierto, habida cuenta de la buena aceptación por parte del público, la banda sabe que ha de empezar a escribir sus propios temas.
La primera composición de Jagger y Richards —Tell Me (You’re Coming Back)— llegará con el primer álbum de la formación. Titulado con el nombre de la banda, se pondrá a la venta en abril de 1964. No tardarán en producirse los escándalos que, prolongándose casi hasta la conversión de Jagger a la jet set, jalonarán, como sus casi 50 giras internacionales, la carrera de los Rolling Stones. Porque, lo que también nació una tarde como la de hoy, fue una costumbre de actuar en directo más acusada que en ningún otro grupo. Habría de prolongarse hasta el año pasado. Fue entonces cuando, ya septuagenarios con muchas creces, su Sixty Tour volvió a llevar por media Europa a los Stones en conmemoración de sus 60 aniversario. Así se escribe la historia.
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