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Pesimismo contra el catastrofismo, de Sergio del Molino - Zenda
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Pesimismo contra el catastrofismo, de Sergio del Molino

La España actual y la España de los próximos años conviven en Cartas a una reina, un libro colectivo que reúne las misivas que 35 autores, de diversos ámbitos y sensibilidades (tanto monárquicos como republicanos y nacionalistas), han escrito a la princesa Leonor. Esta obra de Zenda, patrocinada por Iberdrola, es una edición no venal que se puede descargar de...

La España actual y la España de los próximos años conviven en Cartas a una reinaun libro colectivo que reúne las misivas que 35 autores, de diversos ámbitos y sensibilidades (tanto monárquicos como republicanos y nacionalistas), han escrito a la princesa Leonor. Esta obra de Zenda, patrocinada por Iberdrola, es una edición no venal que se puede descargar de forma gratuita en esta página. 

A continuación reproducimos la carta escrita por Sergio del Molino, que lleva por título «Pesimismo contra el catastrofismo».

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No voy a esconder que en mis sueños de futuro nunca hubo reyes ni reinas, y que nada me gustaría más que leyese esta carta en una España que no fuera más que una división administrativa de los Estados Unidos de Europa. En mi futuro ideal, Leonor de Borbón sería una ciudadana igual y libre en un continente próspero gobernado por los principios de la democracia y la razón, y ese sería un horizonte deseable para todos, también para una princesa que tendría la oportunidad de decidir su destino, algo impracticable en la monarquía de hoy. Pero como mis sueños suenan hoy tan ingenuos como los viajes de Star Trek (que también me gustaría ver cumplidos), voy a apostar por que Leonor será, dentro de unos años, la primera reina de su nombre en España. Si mi apuesta gana, significará que sigue existiendo España, lo cual no es poco alivio. Y no digo esto porque me inflame el pecho ningún ardor patriótico, que yo no sé qué es eso, sino porque cualquier otra alternativa sería una catástrofe. Y yo seré pesimista, pero nunca catastrofista.

Pinta mal el futuro y está feo el presente. No tanto por las querellas y escandaleras con las que nos entretenemos los españoles en esta política provinciana y gritona, sino por todo lo que tiembla bajo tierra y acecha a lo lejos, y que puede convertir nuestros debates pasionales en cháchara. Hablo del rumor de los pozos secos. Hablo de las aves migratorias que ya no cruzan la península porque no encuentran lagunas en las que abrevar. Hablo de los deltas del Ebro y del Guadalquivir, estragados por pantanos y canales e incapaces de arrastrar el lodo al mar. Hablo del desierto que se nos come, de las carestías que ya vienen y de los alimentos que pronto no podremos cultivar ni comer.

"Usted misma es parte de una generación extraordinaria que se ha beneficiado de cuarenta años de democracia y fomento de la igualdad"

Hablo también de los tambores de guerra, ansiosos por convertir esta época de pax europea en una excepción histórica. Si las cuitas de dos enamorados en París no le importaban a este loco mundo, según el guión de Casablanca, ¿qué pueden importarle al mundo las cuitas de unos españoles encaramados a una balsa de piedra que a duras penas se mantiene unida a Europa y que nunca ha dejado de ser su salvaje oeste?

No subrayo nuestra irrelevancia —o la irrelevancia de las disputas que nos entretienen hoy en los periódicos— para quitarle hierro a su reinado futuro o para contarle que su desempeño será fácil, porque nada importará al lado de tantas cosas importantes como se nos vienen encima. Lo cuento por lo contrario: ocupar una jefatura de Estado en los tiempos recios que vienen requerirá de talentos mayúsculos y quintales de sensatez. España puede elegir entre ser barrida por los vientos del siglo o convertirse en un faro y un refugio contra huracanes. No nos faltan recursos, aunque la gresca cotidiana los oculte. Usted misma es parte de una generación extraordinaria que se ha beneficiado de cuarenta años de democracia y fomento de la igualdad. Nunca ha habido tanto talento en tantos ámbitos. Es curioso que sigamos hablando de siglos de oro y edades de plata cuando ambas épocas son raquíticas y miserables en comparación con la cantidad de cerebros que destacan hoy y que lo hacen porque nunca ha habido tantos universitarios ni tantos españoles capaces de alcanzar la excelencia.

"La fragilidad y la distancia son solo aparentes, pero hay que encontrar la fortaleza y sacarla a relucir"

Fíjese, Leonor: cuando su abuelo fue coronado, en España aún había un porrón de analfabetos. Millones de compatriotas se buscaban el pan en el extranjero, de la misma forma que lo buscan ahora muchos extranjeros en España. Otros compartían el pan del exilio. Muchísimos españoles no conocían más horizonte que el de su pueblo. Un grifo de agua corriente y un teleclub eran logros mayúsculos en muchas zonas. Cuando usted sea coronada, lo hará en un país en el que todos los ciudadanos tienen una escuela y una biblioteca pública al lado de su casa. Reinará en una nación que exporta ingenieros, científicos, médicos y todo tipo de talento. El país en el que usted fue nombrada princesa de Asturias es muy diferente de aquel en el que fue nombrado príncipe su padre.

No enumero esto por chovinismo, sino porque estoy convencido de que el capital humano acumulado en estas décadas hace de España un territorio fuerte y capaz de enfrentarse con imaginación a todos los huracanes que vienen. La fragilidad y la distancia son solo aparentes, pero hay que encontrar la fortaleza y sacarla a relucir. Y eso solo puede hacerse en silencio y calma, lejos del ruido de los días.

Ojalá mi pesimismo siga siendo sólo pesimismo y nunca degenere en catastrofismo.

Un cordial saludo,

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Cartas a una reina es la octava colaboración entre nuestra web literaria e Iberdrola, después del gran recibimiento de los anteriores volúmenes: Bajo dos banderas (2018), Hombres (y algunas mujeres) (2019), Heroínas (2020), 2030 (2021), Historias del camino (2022), Europa, ¿otoño o primavera? (2023) y Las luces de la memoria (2023).

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Sergio del Molino

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es autor de La hora violeta, novela por la que recibió el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2013 y el Premio Tigre Juan 2013, entre otros, y que ha sido traducida a varios idiomas. Desde su debut literario, en 2009, ha publicado la colección de relatos Malas influencias (2009), el ensayo literario Soldados en el jardín de la paz (2009), una antología de sus textos periodísticos más personales, El restaurante favorito de Nina Hagen (2011), la que fue su primera novela No habrá más enemigo (2012) y Lo que a nadie le importa (2014), que anticipa en clave narrativa algunos temas que aparecen en La España vacía (2016), su primer gran ensayo, que ha recibido una gran acogida por público y crítica y ha ganado el premio libro del año del Gremio de Libreros de Madrid. @sergiodelmolino

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Ricarrob
Ricarrob
4 meses hace

Bien el artículo pero quizás adolece de cierto idealismo utópico. Pero, bueno, en general estoy de acuerdo con él. Es evidente que don Eduardo es ideológicamente monárquico, cosa que es muy de respetar.

La verdad es que del conjunto de estas misivas a la futura reina se podría hacer todo un estudio sociológico de la sociedad española. Tambien varios estudios psicológicos o psiquiàtricos sobre varios de los personajillos que han escrito.

Hay casos extremos, muy curiosos y dignos de ser calificados de esperpénticos, como es el caso rufianesco, el caso coletas y el caso simoníaco obrerista (la sra. Simón). Pero, en general, predomina la cantención, la moderación y el raciocinio incluso en posturas alejadas; los hay republicanos, los hay monárquicos y los hay simplemente constitucionalistas.

Con ello, quizás se pueda sacar la conclusión de que, a pesar de todo, predomina en este país la moderación y el buen juicio. A pesar de todo y a pesar de los grupúsculos extremistas que lo emponzoñan todo y que hacen tantísimo ruido pero que se quieren imponer a todos los demás. Totalitarismo, que se dice.

Un acierto estas cartas. Espejo de país.

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