Fue todo un acontecimiento. La reciente visita del escritor francés Pascal Quignard a México convocó multitudes como hacía mucho tiempo no se veían. La mayoría jóvenes. Jóvenes que, pacientes, hicieron durante horas largas colas para asistir a alguna de las cinco lecturas que realizó, confirmando que la juventud mexicana aprecia la buena literatura. «Estoy triste por envejecer, pero maravillado de ver todo lo que surge cuando la marea se retira», dijo una de esas noches mágicas. «Respecto a todos aquellos amigos y colegas que murieron muy pronto», lamentó, «¡cuánto se perdieron de la maravilla que surge de la repetición de las estaciones! Porque si todo se va, también todo aumenta el milagro y embellece. No hablo de la humanidad, hablo de la naturaleza, de los jardines, del mar…». Quignard había asistido a la FIL de Guadalajara y después estuvo en la Ciudad de México, donde habló de su más reciente novela, El amor el mar (publicada en México por Sexto Piso y en España por Galaxia Gutenberg), y en uno de esos eventos recordó que en 1968 había conocido a Paul Celan, que estaba roto, fragmentado emocionalmente por la posguerra, y que en esa misma época había realizado el hallazgo del Cuarto Cuaderno de la Música callada, del compositor Federico Mompou. De ellos, dijo, tomó la idea de fragmentar el mundo, las palabras, la vida, para volverlos a juntar. Así que su literatura es la sencilla reunión de palabras, mundo y vida. Pero en un giro inesperado, espontáneo, singular, Quignard quiso ir un paso más allá y animado por el ambiente único que respiran los creadores cuando visitan México, celebró una velada insólita en la galería Kurimanzuto, la cual se convirtió en una especie de misa pagana en la que, en lugar de leer, tocó el piano: “El amor el mar la música la muerte”, anunciaba el cartel. Y sí, como reseñaron los comentaristas, fue un evento editorial que presentó a un músico que no es músico en un concierto que no estaba previsto que lo fuera con una bailarina invitada que realizó una performance. Así, rescatando al músico catalán Federico Mompou para revivirlo en México, Pascal Quignard hizo realidad una frase suya: «La literatura son los ojos que se posan en el alma”. Amén.
TEMPORADA DE PREMIOS
"Es tiempo de premios en la tierra del volcán"
Es tiempo de premios en la tierra del volcán. Y el Premio Nacional de Lingüística y Literatura, el más importante que concede el Gobierno de México, fue para la escritora Beatriz Espejo (Veracruz, 1930) por una trayectoria de más de 60 años de aportaciones al panorama literario y académico y, en particular, «por ser un referente imprescindible del cuento contemporáneo en el mundo hispanohablante”, como puede comprobar el lector en obras como Marilyn en la cama o El ángel de mármol. Otro importante premio, el de Bellas Artes, fue concedido al dramaturgo y director escénico Claudio de Jesús Valdés Kuri, fundador y director de la compañía interdisciplinaria Teatro de Ciertos Habitantes, “en reconocimiento a su deslumbrante y multifacética trayectoria de incesante creatividad escénica, paradigmática por su enjundia, su empatía social, su integridad, su generosidad y su continua indagación en la esencia del ser humano». Por su parte, al sociólogo bajacaliforniano José Manuel Valenzuela Arce (Tecate, 1954), autor de obras como Juvenicidio o Welcome amigos to Tijuana y especialista en temas fronterizos y de la cultura popular, etnicidad y género, se le galardonó en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, “por la calidad, diversidad y pertinencia de su quehacer académico y de divulgación en el terreno de los estudios culturales, fronteras, violencia y migración”. A su vez, la escritora Gabriela Jáuregui (Ciudad de México, 1979) obtuvo el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima 2023 por su novela Feral, publicada por Sexto Piso, una obra que aborda con crudeza la ausencia y el deterioro de las normas sociales y que reflexiona sobre la amistad y el dolor. Finalmente, la escritora Gabriela Enríquez Ortiz ha resultado ganadora de la novena edición del Premio Mauricio Achar, un galardón que cada año cobra mayor relevancia, por su novela Amor al prójimo, una obra que explora “la relación entrañable entre dos hermanas, pero también la competencia por la luz, el cariño, la atención de los padres y el amor de un hombre”.
AUTOCRÍTICA EN LA CRÍTICA
A veces hace falta que la crítica literaria en México se haga un poco de autocrítica. Sucede que en estas fechas de resúmenes varios con lo «mejor» del año, algunos colegas cuelan publicidad pura y dura sin el menor sonrojo y te endosan novelas que por el simple hecho de llevar en su etiqueta un súper premio están más allá del bien y el mal. Y así, resulta que entre los diez mejores libros de ficción de 2023, una publicación mexicana seleccionó una obra de baratillo a la que le cayeron millones en España. Y se quedaron tan panchos. Un poco de decoro, amigos.
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