No fue bueno, pero fue

En Nino y Marta, su relación, su infancia y su adolescencia, se apoya un texto que sigue a estos dos amigos en esos momentos en los que la duda que más pesa es ¿quién soy? Estos adolescentes están destinados a entenderse en una sociedad compleja: la de los primeros años de este siglo, en los que la orientación y la identidad sexual (ella es una mujer transexual) todavía eran más cuestionadas que ahora, donde ser uno mismo, cuando iba más allá de lo «establecido», estaba castigado con la broma, con la separación, con el miedo y el rechazo.

Estos dos jóvenes crecen en paralelo. A veces están cerca, otras tan lejos que apenas pueden recordar sus rostros. Y la huella que uno deja en la otra y viceversa va más allá de sus propias vidas y afecta al entorno de ambos. Porque que Acerete meta a uno en la casa de la otra los hace uno más de la familia, con un objetivo: mostrar la complejidad de quien se siente en guerra contra todo, de quien acepta una parte de sí y a la vez la niega, de quien huye antes de enfrentarse, de quien se deja engañar a sabiendas por la ilusión de una felicidad que no es tal. Para, también, con el deseo de pensar en qué ocurre con aquellos padres que aceptan, con los que responden con la violencia, con los que apoyan y son felices, con los que callan y no lo son.

Podría ser peor es una píldora de vida cotidiana. Compleja, sí —qué vida no lo es, qué joven LGBT no lo ha sentido así—, pero con escenarios similares a los que se dan todas las ciudades, en casi todos los pueblos. Ahora mismo, incluso cuando han pasado unos años de las fechas en las que está ambientado el relato. Y ese es el valor de un relato que no parece buscar nada, pero que consigue generar una reflexión en la que se parta del lugar del que se parta, hay ideas sobre las que dar alguna vuelta.

Conocemos el crecimiento y la vida de Nino y Marta, y de la familia que crean juntos, a partir de la voz del primero. Este, a través de la narración en primera persona o utilizando el género epistolar, repasa su vida desde un futuro en el que, se intuye, ha aprendido a estar en paz con todo: la aceptación de su homosexualidad, el proceso de Marta, su compleja relación, los celos…

Acerete utiliza su narrativa para acompañar al lector a través de los recuerdos de un Nino que se decide a aprender lecciones a través de su propio relato, que quiere entender mejor esa década en la que, pese al manojo de sufrimientos que se le pegaron a la biografía, todo podría haber sido peor.

El autor de la novela construye a un protagonista que, precisamente por la complejidad de lo que ha vivido, parece haber «mascado» una y otra vez la historia que ahora pone sobre el papel. Esto hace que la novela corra en las manos de un lector que está atrapado nada menos que en una década, la más convulsa, la que marca el paso de la niñez hasta la edad adulta, con todo lo que conlleva en este caso.

Así, poniendo la vida en ese escaparate casi propio del psicoanálisis, Acerete deja que el lector reflexione sobre todos los asuntos que la vida de sus personajes pone sobre la mesa. Y no se trata solo del proceso de aceptación de la transexualidad en Marta: el valor de la amistad, el respeto a los tiempos del otro, la importancia de saber escuchar, de hablar cuando es el momento son los verdaderos asuntos que preocupan al autor en este Podría ser peor.

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Autor: Alberto Acerete. Título: Podría ser peor. Editorial: Cántico. Venta: Todostuslibros