Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; GDLR_Import has a deprecated constructor in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/goodlayers-importer/goodlayers-importer.php on line 28
Murray & Stamford y Watson - Zenda
Warning: is_dir(): open_basedir restriction in effect. File(/usr/share/nginx/html/wp-content/plugins/wpdiscuz/themes/default) is not within the allowed path(s): (/var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/:/tmp/) in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/wpdiscuz/forms/wpdFormAttr/Form.php on line 157

Murray & Stamford y Watson

Para dar un adecuado comienzo a esta sección, que espero se prolongue a través del tiempo si los mandatos de la edad no lo impiden, opino, de una forma personal, que existen dos personajes injustamente olvidados a lo largo de todas las historias del Canon holmesiano. Digamos que ambos hicieron una función esencial para que...

Para dar un adecuado comienzo a esta sección, que espero se prolongue a través del tiempo si los mandatos de la edad no lo impiden, opino, de una forma personal, que existen dos personajes injustamente olvidados a lo largo de todas las historias del Canon holmesiano. Digamos que ambos hicieron una función esencial para que existiera la pareja de detectives y luego fueron desechados de una manera algo injusta o desagradecida por Doyle (o por quién demonios fuera el que llegó a escribir las historias que llevamos leyendo y admirando desde nuestra lejana infancia) una vez que cumplieron el cometido para el que fueron creados. Y hago esta aclaración para dejar bien sentado que para algunos miembros ¿fanáticos? de todos los Círculos Holmes que en el mundo han sido, las historias del Canon se supone que fueron escritas por  Watson, mientras que Doyle se limitó a ser un mero agente literario.

"La memoria de Watson nunca fue buena ni para las fechas ni para otros sucesos..."

Parece necesario recordar que cuando Watson resultó herido de gravedad en el hombro izquierdo en la batalla de Maiwand, por una bala «jezail» que le destrozó el hueso rozándole la arteria subclavia, fue su asistente Murray quien lo puso a salvo de una muerte segura trasladándolo a lomos de un caballo de carga hasta las líneas británicas. Este personaje fue nuestro primer valedor. Aunque quiero añadir que esta herida ha sido objeto de serias controversias entre todos los estudiosos del Canon, la mayoría de ellos sujetos de eminente prestigio y serios conocimientos históricos, de los que analizan las historias pertrechados con lupa de entomólogo.

La memoria de Watson nunca fue buena ni para las fechas ni para otros sucesos que pasan desapercibidos para la mayoría de los lectores. Es evidente que a veces se queja de su lesión en la pierna lo cual nos lleva a pensar que fue herido dos veces o acaso no se acuerda bien de aquel suceso. Hay otra teoría más peregrina, pero no por ello digna de tenerse en cuenta, que afirma, sin excesiva rotundidad, que acaso Watson murió en esa batalla y su asistente robó su identidad, lo cual nos explicaría la falta de memoria en determinadas aventuras del Canon.

El segundo fue Stamford, uno de sus antiguos ayudantes en el hospital de San Bartolomé en Smithfield (coloquialmente llamado «Barts» por sus empleados), quien se tropezó casualmente con él en Londres y al escuchar comentarle a Watson que estaba buscando un alojamiento que se ajustara mejor a sus posibilidades económicas, Stamford le dijo que era la segunda persona que aquella misma mañana le había hecho la misma pregunta, por lo tanto era preciso que ambos se conocieran y comprobaran si sus caracteres eran compatibles, y si llegaban a un acuerdo el precio de las habitaciones se convertiría en bastante razonable para los bolsillos de los dos.

Frente al número 224 de Piccadilly, en el mismo corazón de Londres, existe un bar restaurante cuyo nombre es Criterion y en su fachada hay fijada una reluciente placa de latón sobre una base de madera de caoba que poco más o menos viene a decir «Aquí, en el día de año nuevo de 1881 coincidieron en el interior del local Watson y Stamford».

"... me permití el capricho de casarlo con Sarah, una mujer de cuarenta y pocos años con unos ojos y un cabello preciosos."

Lo cierto es que a lo largo de mi vida fui almacenando una creciente admiración por los dos personajes tan injustamente olvidados, y cuando tuve ocasión de manejar sus destinos de una forma literaria (La prisionera de Abington Manor) le otorgué a Stamford el cargo de jefe adjunto del Laboratorio de Química en el «Barts» y a Murray le puse una confortable posada a medio camino entre Windsor y Eton, en cuya puerta colgaba con suave balanceo un cartel muy sugerente para mí que rezaba: «Las armas del 5º de Fusileros». ¡Ah…!, y también me permití el capricho de casarlo con Sarah, una mujer de cuarenta y pocos años con unos ojos y un cabello preciosos. Hay cosas que no cuesta arreglar gran cosa y con ellas hacemos a los personajes felices.

4.8/5 (6 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)

Javier Casis

Javier Casis nació en Logroño (La Rioja en 1941). Ha desempeñado diversos cargos en la Administración, la empresa pública y la privada. Es un apasionado de las librerías de viejo y de la literatura fantástica, sobre todo de la británica. Ha escrito cinco libros de relatos y cinco novelas, cuatro de ellas relacionadas con el mundo de Sherlock Holmes. javiercasis.hostei.com

Ver más publicaciones

Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:

  • Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
  • No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Notificar por email
Notificar de
guest

2 Comentarios
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Ricarrob
Ricarrob
1 año hace

Deseando leerla. No sé por qué la reseña me ha recordado «La tabla de Flandes», esa novela detectivesca, insuperable, que he leído incontables veces. Quizás don Arturo ha vuelto, si es que volver es posible, a esa senda.

Ecaminemosnos pues a navegar en esta nueva aventura.

Juan Manuel Santos González
Juan Manuel Santos González
1 año hace

¿Y no se podría haber evitado el anglicismo calcado del título del artículo? Es que no se trata de un tributo, sino de un homenaje, creo yo. No esperaba que la página de Zenda cayese también en esta contaminación.

suscríbete a nuestra newsletter

Recibe cada semana una selección de los mejores contenidos de la web, ¡No te lo pierdas!

[contact-form-7 id="6d737e1" title="Formulario de newsletter"]