Reunión de padres en el colegio. Tema: el menú del comedor. Se me ocurre preguntar si la merluza es fresca, de la ría. Los asistentes, en su mayor parte madres, estallan en una sonora carcajada. Joder, ya la he vuelto a fastidiar. Se nota que hace tiempo que no me paso por el mercado, quizás toda la vida. «Yo realmente lo preguntaba por el anisakis», intento arreglarlo como puedo. Pero ya es tarde. Ya me han tomado por tonto. Me siento como el expresidente Rajoy, cuando lo que salía por su boca no reflejaba su pensamiento y todo el mundo se le echaba a la yugular. Ahora que lo pienso, Feijóo también dice cosas parecidas, y a Fraga y a Beiras no se les entendía. ¿Será que los varones gallegos tenemos en el rostro tantas bocas como rías tiene nuestra tierra, y que al hablar no siempre elegimos la garganta correcta, como quien al acelerar mete segunda en lugar de cuarta? La reunión termina, salgo a toda prisa del colegio y entro en un bar. Pido una cerveza, pago y me gasto la vuelta en la tragaperras. Discuto con un cliente sobre la última encuesta del CIS. Le compro a un vendedor ambulante un mechero y una pulsera para mi hija. Luego le cuento al camarero lo de la merluza y el tipo se descojona. Me dice que cómo se me ocurre preguntar eso, que cómo va a ser fresca, que en qué mundo vivo. Le pido que baje la voz, y otra cerveza. Me escondo en el móvil. Salgo a la calle a fumar. Un puesto de testigos de Jehová atrapa a un turista del crucero que atracó esta mañana. Ahora el turista regresará al buque y durante la travesía morderá a una sajona con andador, como en las películas de zombis. El crucero llegará a Dover y los testigos se desparramarán por Inglaterra. Mi mujer me llama al móvil. Quiere saber cómo ha ido la reunión. Le cuento lo de la merluza y se parte de risa. No me deja ni hablar, de tanto que ríe. «Sabela, para ya», le ruego. «A quién se le ocurre», me suelta, y yo me enfado y le cuelgo porque ya estoy hasta las pelotas. Ni que la merluza fresca fuese buey de Kobe, joder. Hay días que es mejor no despertar.
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