La primera vez que vi a Marina Perezagua fue durante el mágico HAY Festival de Arequipa, le hice fotos aladas en los techos del Monasterio de Santa Catalina. Leyendo Zenda, descubrí su pasión por la natación. A las pocas semanas volvimos a coincidir en el mejor Festival literario de Portugal: “Correntes d’Escritas”. Escuchando el mar recordé que Marina había cruzado a nado el Estrecho de Gibraltar. El editor portugués Manuel Valente me ayudó a conseguir el bote, la escritora y directora del Festival, Manuela Ribeiro, organizó el transporte, y las toallas nos las robamos del hotel. En Póvoa de Varzim todo es posible, las sirenas también. El agua estaba a 8 grados… Yo tiritaba de frío, ella nadaba y narraba mi fotografía.
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