María Oruña: «El mal con mayúsculas es un mal indiscriminado»

Esta vez, María ha tomado una vía que contrasta con las anteriores entregas de la serie como ella misma explica: “No es un caso imposible, como esos con los que empiezan otras de mis novelas, que hay que resolverlo utilizando el sentido común, la ciencia o la historia; sino que es un suceso que podrías encontrar en cualquier periódico un fin de semana con la noticia de un atentado. Solo que, en este caso, además del lugar elegido cuya paz contrasta con la fuerza del incidente, no hay un grupo que reivindique la autoría o el porqué”. Cambia de este modo el foco de interés del lector “impulsado a seguir leyendo movido por la incertidumbre ante los motivos que puede tener una persona para seguir esta línea del mal”.

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Este es un enfoque diferente que la autora afirma: “Me parece interesante ya que no es solo un cambio de perspectiva ante un caso. Además, me ha dado la oportunidad de seguir ofreciendo al lector otras posibilidades narrativas, algo que me ha gustado hacer desde la primera novela”. Y no son solo esas alternativas narrativas las que explora María Oruña en Los Inocentes, también investiga las posibilidades del mal: “En efecto sigo explorando el mal, y en esta ocasión es un Mal con mayúsculas porque es indiscriminado, sabes que te vas a cargar a alguien que a lo mejor no te ha hecho nada. Aparentemente, tal y como comienza la novela, es imposible que odies tanto a tanta gente de distintas empresas que no están vinculadas entre sí más que por una cadena de favores. ¿Por qué esta aniquilación en masa? Me parecía interesante abordar este punto y, sobre todo, que el lector supiera que todo esto está basado en un hecho real. Un crimen que yo conocí por casualidad, investigando para mi anterior novela, y que me hizo preguntarme hasta dónde puede llegar el ser humano, cuánto te puede morder esa negrura y hasta dónde te puede llevar”.

Si miramos atrás hacia las novelas de Oruña es inevitable observar como esa negrura de la que habla se va haciendo cada vez más densa en su obra, sus novelas se han ido oscureciendo porque tal y como ella dice “es posible que seamos, no cada vez peores, pero sí cada vez más retorcidos. Tenemos acceso a más información, a más posibilidades gracias a las redes, al cine o a la propia literatura”. En este momento, la escritora se ríe porque ella misma da ideas con cada una de sus historias, aunque añade que sus crímenes son tan peculiares que difícilmente puedan ser usados. María Oruña termina afirmando: “Ahora los malos parece que tienen más fácil delinquir porque acceden con más facilidad a mucha información para evitar ser atrapados por la justicia”.

Durante la presentación a los medios de comunicación, en la que Emili Rosales ratificó las cifras de lectores que aparecen en la portada, la escritora dedicó un tiempo a agradecer a la editorial la libertad creativa que le ha dejado siempre, y también a la prensa y a los lectores el tiempo que invierten, y que ella considera un preciado regalo, en cada una de sus novelas.

No me gustaría terminar la crónica sin una pequeña anécdota: nos contaron en el hotel que tras escuchar en medios el nombre del Balneario asociado a un ataque con un agente biológico habían recibido llamadas preguntando por el suceso. Y es que como le gusta decir a la propia autora: “Lo que cuento en mis novelas es algo que perfectamente podría suceder. Y, si sucediera, lo haría de una forma muy similar a como yo lo relato”.

Con Los inocentes, sexto título de la serie “Los libros del Puerto Escondido”, María Oruña ha afirmado que cierra un ciclo sin confirmar si esta será o no la última entrega.

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Autora: María Oruña. Título: Los inocentes. Editorial: Destino. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.