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Making of de 'Lawrence de Arabia' - Zenda
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Making of de ‘Lawrence de Arabia’

Según Martin Scorsese, “Lawrence de Arabia es el primer filme realizado a una escala épica cuyo verdadero marco es la pasión íntima de un hombre angustiado”. Esta frase resulta reveladora, pues a través de ella el director de Taxi Driver o Uno de los nuestros aporta las claves de por qué este filme resultó inspirador...

Lawrence de Arabia es un título fundamental en la Historia del Cine. Al margen del reconocimiento crítico y del impacto popular que atesora el filme, fue un largometraje de referencia para buena parte de los cineastas norteamericanos que integraron la Generación de los 70 y que alumbraron el fenómeno del Nuevo Hollywood, donde las jerarquías del viejo sistema de estudios quedaron diluidas en beneficio de la mirada singular de ciertos directores. Dicho fenómeno estuvo representado por nombres como los de Francis Ford Coppola, Brian De Palma, George Lucas, Clint Eastwood, Woody Allen, Martin Scorsese o Steven Spielberg. Estos dos últimos cineastas, acaso los más cinéfilos de entre la camada de directores que debutaron por aquella época, se han venido mostrando dos de los principales valedores de Lawrence de Arabia, reconociendo que fue la película que más les influyó, quizá junto con Centauros del desierto, para acometer ese aggiornamento del canon de representación desde el que renovaron el mainstream hollywoodiense.

"En esta ocasión, somos cuatro autores los que glosamos, desde diferentes perspectivas, los distintos puntos de interés que encierra la película"

Según Martin Scorsese, “Lawrence de Arabia es el primer filme realizado a una escala épica cuyo verdadero marco es la pasión íntima de un hombre angustiado”. Esta frase resulta reveladora, pues a través de ella el director de Taxi Driver o Uno de los nuestros aporta las claves de por qué este filme resultó inspirador para los de su generación. Por un lado, estamos ante un largometraje realizado con los habituales mimbres de la gran superproducción hollywoodiense, pero, al mismo tiempo, con resultar una propuesta fastuosa desde el punto de vista formal, sorprende el modo en que David Lean estructura una narrativa compleja a la hora de abordar un conflicto de carácter íntimo, alejándose así de la superficialidad que solía ser norma en este tipo de epopeyas cinematográficas. Esa aparente contradicción entre forma y fondo, que confiere a Lawrence de Arabia una naturaleza paradójica, fue la que me sirvió de guía cuando recibí la propuesta de Notorious Ediciones para participar en este libro que celebra el 60º aniversario del estreno de una de las películas más importantes de la Historia.

Como suele ser habitual en estos volúmenes editados por Notorious, uno de los aspectos más destacables es la pluralidad de miradas y de análisis que concurren en sus páginas. En esta ocasión somos cuatro autores los que glosamos, desde diferentes perspectivas, los distintos puntos de interés que encierra la película, desde las circunstancias que rodearon su producción hasta el perfil de quienes intervinieron en la misma, pasando por el apunte sobre los personajes reales que inspiraron la historia, la reflexión sobre el desierto como espacio narrativo, el lugar que ocupa un filme como Lawrence de Arabia dentro de la tradición del cine colonial o su trascendencia como catalizador de los aires de ruptura que se produjeron en la sociedad británica a lo largo de los años 60 y que tuvieron su reflejo en la industria del entretenimiento con el auge de la cultura pop.

"En mi aproximación a la figura de Robert Bolt, la agudeza de Martin Scorsese a la hora de desentrañar la singularidad del filme me resultó aún más útil como punto de partida"

Son tantos los lugares desde los que abordar un filme como Lawrence de Arabia que uno no puede por menos que sentir un cierto vértigo al ser consciente de que está consagrando sus esfuerzos a analizar una obra insondable. De ahí que, en mi caso, a la hora de desentrañar la arrolladora personalidad de David Lean y su evolución como cineasta, y la no menos fascinante figura del dramaturgo y guionista Robert Bolt (a quien debemos buena parte de la complejidad narrativa que atesora el filme), el testimonio de Martin Scorsese enfatizando la naturaleza paradójica que atesora una película como la que nos ocupa constituyera un buen punto de partida. En este sentido, he intentado despejar algunos de los malentendidos que en su día condenaron a David Lean a la incomprensión de cierta crítica, que le reprochó haber claudicado frente al poder del dólar a la hora de enrolarse en el mundo de las superproducciones, tras unos primeros años consagrado a rodar, en su Inglaterra natal, pequeños filmes intimistas. Sobre esta base, y tomando como referencia la reflexión de Scorsese, me propuse demostrar que ese intimismo, esa aproximación a personalidades en crisis y a temperamentos atormentados que, con tanto acierto, explotó David Lean en sus primeros filmes, se perpetuó, bajo otro envoltorio, en obras como El puente sobre el río Kwai, Lawrence de Arabia o Doctor Zhivago, que, pese a su apariencia, difícilmente merecen ser catalogadas como epopeyas. Hay pues una coherencia indiscutible en el devenir profesional de David Lean.

En mi aproximación a la figura de Robert Bolt, la agudeza de Martin Scorsese a la hora de desentrañar la singularidad del filme me resultó aún más útil como punto de partida. A poco que uno analice las tensiones que guiaron la vida y la obra del dramaturgo británico, descubre que esa “pasión íntima de un hombre angustiado”, que para Scorsese constituye el argumento principal del filme, no es sino reflejo de la propia personalidad de Robert Bolt. La crisis de conciencia del protagonista de la película es un reflejo de aquella que padeció el propio escritor a la hora de gestionar su iniciativa individual en confrontación con las normas y convenciones que dispone el poder político a la hora de restringir nuestra libertad de acción. Bien podríamos decir que esas tensiones nutren toda la obra dramática de Robert Bolt y que están muy bien representadas en un texto como el de Un hombre para la eternidad (su obra de teatro más afamada, que él mismo se encargaría de adaptar al cine), pero acaso sea en su guion para Lawrence de Arabia donde esa crisis de conciencia definida por el conflicto entre nuestros ideales y nuestras posibilidades quede mejor definida.

"Lawrence es, simultáneamente, un idealista y un pragmático, generoso y déspota, arrogante y virtuoso, cualidades que terminan por definir una idea de masculinidad totalmente revolucionaria para los estándares de representación hollywoodienses"

Ese conflicto está encarnado por el protagonista del filme y en las relaciones que va manteniendo con el resto de personajes, unas relaciones donde la idea de masculinidad se va manifestando de diferente manera. Argumento recurrente en la obra de David Lean, esa exploración de “lo masculino” ya estaba presente el filmes precedentes como La barrera del sonido o El puente sobre el río Kwai, cuyos protagonistas denotaban un carácter autócrata en el empeño por materializar sus ambiciones. Personajes visionarios pero a la vez obcecados en la consecución de unos objetivos, los protagonistas de ambas películas denotan un talante despótico en su relación con sus semejantes, en quienes únicamente ven piezas de las que servirse a la hora de lograr un fin concreto. Ese perfil también define al protagonista de un filme como Lawrence de Arabia, cuya complejidad, no obstante, trasciende el arquetipo, enriqueciendo el concepto de “lo masculino” con nuevos matices que confieren una dimensión poliédrica al personaje. Lawrence es, simultáneamente, un idealista y un pragmático, generoso y déspota, arrogante y virtuoso, cualidades que terminan por definir una idea de masculinidad totalmente revolucionaria para los estándares de representación hollywoodienses que se estilaban hasta entonces y que, de paso, alimentan uno de los perfiles más fascinantes de toda la Historia del Cine.

Los otros dos capítulos en los que he tenido a bien colaborar versan sobre asuntos que, tangencialmente, tienen que ver con el filme pero que suponen dos gozosos desvíos hacia territorios más genéricos. De un lado, en el titulado “Por el Imperio hacia Dios” hago una cronología del cine colonial como subgénero dentro del cine de aventuras a partir del lugar que un filme como Lawrence de Arabia ocupa dentro de ese corpus de películas. Dicha cronología se funda sobre una nueva paradoja: el hecho de que fuera EEUU (país de naturaleza anticolonial) el que confiriese legitimidad al relato colonial inglés a través de una serie de películas que, apelando a una retórica bastante próxima a la del western, celebraban los denuedos del ejército británico a la hora de tutelar y someter a pueblos más “atrasados” en su empeño por exportar civilización. No obstante, del mismo modo que el discurso supremacista que definía el western en sus albores conoció, en décadas posteriores, una evolución hacia postulados menos maniqueos y más ajustados a la verdad histórica, el relato de aventuras colonial hizo un recorrido parecido abriendo la narración a una mirada más plural y más justa, un viraje que se consumó en los años 60 y sobre el que pongo el foco a la hora de establecer cómo el cine no es ajeno a las corrientes de pensamiento dominantes. Por último, en el capítulo titulado “Rule Britannia” me aventuro en un relato disperso (no podía ser de otro modo) sobre el efervescente panorama cultural de la Inglaterra de los 60, donde la consolidación de la industria del entretenimiento, vinculada a la sociedad de consumo, trajo consigo una renovación de los códigos de representación cinematográficos alumbrando nuevas narrativas, nuevos arquetipos masculinos y femeninos, así como un espíritu de rebeldía que se manifestó no solo en la gran pantalla sino también en otros ámbitos: en la música, en la moda, en el fútbol, en la televisión… ¿En qué medida un filme como Lawrence de Arabia puede ser interpretado como punta de lanza de todo ese fenómeno que cristalizó en el Swinging London y que tiene su reflejo en propuestas cinematográficas de distinto pelaje (del Free Cinema a los Monty Python pasando por James Bond y las películas de los Beatles)? Esa es la pregunta que me ha inspirado para evocar un tiempo y un país.

Como he apuntado más arriba, uno de los aspectos más interesantes de este libro (y por extensión de casi todos aquellos editados bajo el sello de Notorious) es el carácter plural de los textos que lo conforman. En este sentido, es un honor volver a compartir páginas con Luis Freijo, joven investigador cinematográfico de vasta cultura y mirada perspicaz con el que ya había coincidido en otros volúmenes publicados por Notorius como los dedicados a El apartamento, El hombre que mató a Liberty Valance o el consagrado a El universo de James Bond (estos dos últimos editados este mismo año). Asimismo en este libro de Lawrence de Arabia me acompañan también las firmas de Thomas Baumert y Pedro Galván, quienes derrochan un hábil manejo de las fuentes historiográficas para evocar los hechos y personajes que aparecen evocados en la película.

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Autores: Thomas Baumert, Luis Freijo, Pedro Galván y Jaime Iglesias. Título: Lawrence de Arabia: El libro del 60 aniversario. Editorial: Notorious. VentaTodos tus librosAmazon.

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Jaime Iglesias

Periodista especializado en cine, teatro y literatura, ha desarrollado su labor para diversos medios (“Muy interesante”, “Metrópoli”, “Secuencias: revista de Historia del Cine” o “GARA”, donde sigue colaborando). Durante diez años fue, asimismo, corresponsal en España de la revista mexicana CinePremiere. Poseedor del título de Estudios Avanzados en Historia del Cine y Máster en Televisión Educativa, Jaime Iglesias ha desarrollado, asimismo, una destacada trayectoria como escritor cinematográfico con obras como “Robert Aldrich” (Cátedra), “La risa oblicua: tangentes, paralelismos e intersecciones entre documental y humor” (Documenta Madrid) o los distintos libros de Ediciones Notorious en los que viene colaborando (“2001, una odisea en el espacio”, “Grupo salvaje”, “El planeta de los simios”, “El halcón maltés”, “El gran dictador”, “El apartamento”, “West Side Story”, “El hombre que mató a Liberty Valance”, “El universo de John Ford”, “El universo de Ernst Lubitsch”, “El universo de Federico Fellini”, “El universo de Luis García Berlanga”, “El universo de Fernando Fernán Gómez”, “El universo de José Luis López Vázquez”). En la actualidad forma parte del equipo de redactores del diario del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

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