Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; GDLR_Import has a deprecated constructor in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/goodlayers-importer/goodlayers-importer.php on line 28
Llorar como hombres - Carlos Mayoral - Zenda
Warning: is_dir(): open_basedir restriction in effect. File(/usr/share/nginx/html/wp-content/plugins/wpdiscuz/themes/default) is not within the allowed path(s): (/var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/:/tmp/) in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/wpdiscuz/forms/wpdFormAttr/Form.php on line 157

Llorar como hombres

Días atrás se despidió de las pistas de tenis el grandioso Roger Federer, otro Aquiles, pero este con cocodrilo Lacoste en el pecho, talento aun en la última uña y carisma en el caminar, que diría mi abuela. Eligió para la despedida la compañía de su incomparable amigo por enconado enemigo Rafa Nadal, otra suerte...

Pese a que el mito intenta desmentir esta afirmación, pese a la famosa frase con la que Aixa, madre de Boabdil, quiso humillar a su hijo, pese a las películas de Clint Eastwood y a los discursos de El Fary, lo cierto es que ver a un hombre llorar es tan viejo como el llanto mismo. Desde que Homero le cantó al amor de Aquiles por Patroclo, abrazado aquél al cadáver de éste, incorrupto ya por la gracia de Tetis. O desde que Alejandro destrozó al enemigo persa en Gaugamela, cuando el caudillo discípulo de Aristóteles vio caer a Darío delante de un imperio en fase de derrumbe. O desde que Julio César se arrodilló frente a la estatua del propio Magno en Gades, nuestra Cádiz, comprendiendo el por entonces cuestor romano que, alcanzando la edad del general macedonio, apenas había probado las mieles del éxito militar. Escenas todas estas del hombre antiguo enjugándose las lágrimas, personajes que siempre exudaron masculinidad por los poros, pero que lloraron cuando la historia así se lo exigía, una imagen canónica, real, del verdadero ser humano.

"No tardaron en salir a comentar la escena nuestros políticos de guardia, ideologizando todo, as usual"

Días atrás se despidió de las pistas de tenis el grandioso Roger Federer, otro Aquiles, pero este con cocodrilo Lacoste en el pecho, talento aun en la última uña y carisma en el caminar, que diría mi abuela. Eligió para la despedida la compañía de su incomparable amigo por enconado enemigo Rafa Nadal, otra suerte de héroe griego. En un momento dado, ambos lloraron al cruzar por sus meninges recuerdos de viejas batallas, Gaugamelas inolvidables sobre la arena de la Philippe-Chatrier o el césped de Wimbledon. No tardaron en salir a comentar la escena nuestros políticos de guardia, ideologizando todo, as usual. «Este momento de dos deportistas varones de éxito, con millones de fans en todo el mundo, contribuye a combatir los estereotipos más tóxicos de la masculinidad», afirmó el ministro Garzón en Twitter, por ejemplo. «No sé si somos conscientes del poder de estas imágenes en la ruptura de ciertos estereotipos y en la deconstrucción de una masculinidad terriblemente tóxica», argumentó a su vez Rufián en la misma red social.

"Queridos gobernantes, Nadal y Federer lloran porque el ser humano se expresa cuando una imagen le calienta el alma"

En fin, qué se les puede decir a estos. Quizá valdrían con exigirles que saquen la ideología de donde sólo hay emoción. Queridos gobernantes, Nadal y Federer lloran porque el ser humano se expresa cuando una imagen le calienta el alma; cuando la nostalgia le recuerda que, como diría Cernuda, el tiempo nos alcanza; cuando le embarga una felicidad escondida o le sobreviene una tragedia inesperada. Así fue siempre y así será. Ahora bien, lo que también hay en este mundo que habitamos es disparidad de caracteres: hay quien no llora en público por vergüenza o por orgullo, como hay quien lo hace con cierta facilidad por un legítimo sentimentalismo. Ustedes pretenden hacer de todos los hombres el hombre, unificar criterios, teledirigir emociones. Ante eso, ante vuestra necesidad de imponer el dogma ideológico sobre la diferencia humana, hay una expresión tan vieja como las propias lágrimas: váyanse al carajo de una santa vez.

4.7/5 (114 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)

Carlos Mayoral

Juntapalabras. Mitad machadiano, mitad azorinista. Ha publicado, entre otras novelas, 'Empiezo a creer que es mentira' (2017, Círculo de Tiza, finalista premio Ojo Crítico de Narrativa) y 'Un episodio nacional' (2019, Espasa). @Carlos__Mayoral

Ver más publicaciones

Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/themes/zendalibros/single.php on line 108

Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:

  • Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
  • No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios

suscríbete a nuestra newsletter

Recibe cada semana una selección de los mejores contenidos de la web, ¡No te lo pierdas!

[contact-form-7 id="6d737e1" title="Formulario de newsletter"]