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Legionarios, dos vidas: civil y militar - Ramón Villa García - Zenda
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Legionarios, dos vidas: civil y militar

“La construcción de su imperio se basó en crear un poder autócrata con un sistema de leyes dictadas desde un órgano, como era el Senado, en donde se encontraba la clase dominante y cuyo brazo armado era su poderoso y disciplinado ejército”. Hoy me han llegado dos libros diferentes, aunque complementarios, y por esa razón...

Roma, la ciudad dominante durante más de cinco siglos de todos los territorios a lo largo del Mediterráneo, ha provocado una gran fascinación, por llegar a construir una civilización más avanzada, en todos los aspectos, que la de sus vecinos.

“La construcción de su imperio se basó en crear un poder autócrata con un sistema de leyes dictadas desde un órgano, como era el Senado, en donde se encontraba la clase dominante y cuyo brazo armado era su poderoso y disciplinado ejército”.

Hoy me han llegado dos libros diferentes, aunque complementarios, y por esa razón me parece atractivo reunirlos en un solo comentario. El primer de ellos narra la vida de los legionarios romanos en el ejército. El segundo describe qué siente un héroe de las legiones cuando se licencia y retorna a la vida civil.

"Es indudable que la ciudad de Roma sometió a los pueblos de su área de influencia gracias a las virtudes de su ejército"

En el primero Guy de la Bédoyère, con su ensayo titulado Gladius: Vivir, luchar y morir en el ejército romano, nos presenta un análisis de magnitud enciclopédica para examinar detenidamente lo que fue el ejército del SPQR —Senatus Populusque Romanus—. Las descripciones recogidas en este libro proceden de testimonios sacados de multitud de fuentes: inscripciones funerarias, placas conmemorativas, cartas entre particulares, documentos privados, informes oficiales y escritos de los historiadores que fueron testigos directos de los acontecimientos…

Gladius hace referencia a la espada, de origen hispano, que fue adoptada por las legiones en tiempos de la II Guerra Púnica y que desde entonces se convirtió en un elemento imprescindible de su equipo.

Es indudable que la ciudad de Roma sometió a los pueblos de su área de influencia gracias a las virtudes de su ejército. El adiestramiento sistemático en el uso de las armas, combinado con la disciplina del campamento, más la forma de combatir en unidades como si se tratase de un solo hombre, añadiendo que sus generales demostraron ser estrategas natos, fue suficiente para hacer superior al ejército de Roma. El soldado romano es el protagonista de este libro, y hay que considerarlo el “primer soldado universal”, capaz de hacer de la guerra una profesión. En esa época, los soldados romanos eran uno de los colectivos más alfabetizados de Roma. Muchos debían saber leer, escribir y hablar varias lenguas, ya que el ejército era la mayor burocracia del mundo mediterráneo.

El ejército estaba compuesto por legiones con tropas de infantería, caballería, auxiliares e irregulares. El término «legión» deriva de leguntur, que significa “son reunidos”, y se refiere a la manera en que se agrupaban los soldados cuando se enrolaban en el ejército. Todas las legiones tenían una estructura similar, con un sistema de mando parecido: los soldados estaban agrupados por su veteranía, y todo en el ejército estaba reglado. Los veteranos tenían incluso un texto legal, dado por el emperador Augusto, que enumeraba sus derechos y obligaciones, así como sus recompensas.

"La prioridad del ejército era la disciplina, característica básica que permitía a las legiones hacer hombres con mentes y cuerpos resistentes"

Siguiendo esta magna enciclopedia sobre la vida cotidiana en las legiones podemos ver cómo fueron evolucionando los métodos de incorporación y qué condiciones eran precisas reunir para poder alistarse. Los soldados, al incorporarse, juraban lealtad a la República o al Emperador, dependiendo del régimen imperante, pero la realidad era que siempre eran fieles a sus mandos directos.

Un capítulo destacado es la descripción de honores y condecoraciones que recibían los legionarios por sobresalir en hechos heroicos. Los premios eran “coronas” que daban prestigio a quienes las recibían y conferían un aura de respetabilidad reverenciada por el resto de la sociedad. Todos los componentes de la legión tenían derecho a una parte del botín que se obtenía con el saqueo de las ciudades derrotadas. Esta era una forma para que los legionarios, durante su estancia en el ejército y al licenciarse, pudieran hacer fortuna.

La prioridad del ejército era la disciplina, característica básica que permitía a las legiones hacer hombres con mentes y cuerpos resistentes, basados en el ejercicio, el entrenamiento y la obediencia  ciega. Los oficiales se valían de un código de castigo para poder mantener la disciplina que exigían, castigos que llegaban hasta la pena de muerte por desertar o desobedecer, teniendo el jefe de la unidad discrecionalidad para aplicar los que permitiesen mantener el orden.

A lo largo del ensayo se describe cómo era la vida en los campamentos, cómo los soldados se especializaban en multitud de trabajos técnicos: arquitectura, topografía, ingeniería, construcción, obra civil, etc. Tal era la burocracia que incluso existía la figura del cuestor, funcionario público que se ocupaba de llevar las cuentas de gastos de las legiones y de vigilar la buena administración por parte de los legados senatoriales al frente del ejército.

En su detallado análisis, Guy de la Bédoyère también recorre las armas e impedimenta que forman el equipo de los legionarios y que llegan a costearse ellos mismos. Detalla cuáles son los sistemas de remuneración y salario. También revisa las derrotas y momentos de ignominia protagonizados por las legiones, como fueron los episodios de Varo, Tresimeno, Cannas, la sublevación de Espartaco y la derrota de Craso en Carras. Las derrotas y fracasos son momentos que permanecen en la memoria de las legiones que los sufrieron y que obligarán a que en un futuro más o menos próximo busquen luchar para recuperar el honor perdido y borrar la vergüenza que pesa sobre su unidad. El autor no se olvida de explicar que el lema “Llegué, vi, y vencí” se debe no solo a Julio César, sino también a éxitos como los conseguidos por las legiones en Zama, Britania y Armenia, triunfos que se debieron a una meticulosa planificación estratégica, con multitud de acciones heroicas que dieron a las legiones  aclamados héroes.

"Como no podía faltar, el autor dedica especial atención a cómo eran las relaciones con esposas, amantes, esclavas y prostitutas"

Merece especial atención el ejército romano del mar. En tiempos de la República no les quedó más remedio que crear una armada y construir grandes flotas dotadas de poderosas quinquirremes y trirremes con las que dominar el mar y luchar contra sus rivales. La armada tenía como misión conseguir que el mar Mediterráneo terminase siendo el Mare Nostrum, para poder transportar sin problemas las legiones y moverse a cualquier sitio del territorio dominado. Uno de los muchos  objetivos de la armada era combatir a los piratas y potencias marítimas rivales. En Accio se produjo la más importante batalla naval, enfrentamiento que resultó el más decisivo de la historia de Roma.

Es de tal profundidad el estudio que incluso describe los motines y rebeliones que protagonizaron los soldados durante la República, la Guerra Civil y el Imperio. Los soldados eran muy disciplinados en campaña, pero cuando permanecían acuartelados eran volubles y pendencieros; tanto que sus mandos, para evitar rebeliones, los mantenían ocupados realizando muchos trabajos: vigilaban a los esclavos en las minas, se ocupaban del transporte de oro y metales preciosos; los legionarios trabajaban (tanto con fines militares como civiles) en mastodónticas obras públicas, se ocupaban de apagar incendios como bomberos, se ocupaban de la vigilancia nocturna para asegurar la paz y tranquilidad… y en todo momento realizaban instrucción militar para estar listos para la guerra. Sus jefes se ocupaban de que recibiesen la soldada con puntualidad y se les respetasen las condiciones del servicio. No toda su vida en la legión era guerrear: también se desarrollaba una actividad lúdica y festiva que permitía disponer de permisos de diversos tipos, disfrutar de actividades culturales, juegos deportivos y carreras en el circo. El ejército incluso se preocupaba por la salud y recuperación de los enfermos construyendo balnearios y sanatorios para su tratamiento. Como no podía faltar, el autor dedica especial atención a cómo eran las relaciones con esposas, amantes, esclavas y prostitutas. Describe cómo era la vida en la frontera.

Los legionarios, en sus contactos con diferentes civilizaciones, fueron conociendo diversas creencias y religiones que, en su movilidad, se ocuparon de ir extendiendo a lo largo del imperio. Los veteranos, al regresar a la vida civil, debían superar muchas de las rutinas que habían adquirido al permanecer décadas en las legiones. Hubo quien no era capaz de vivir fuera de los códigos legionarios y optaron por reengancharse; otros se adaptaron, sin dificultades, a la vida civil.

La razón que me lleva a tratar en el mismo comentario dos libros está motivada porque en el segundo libro el protagonista describe su vida en la legión, cómo se produce su licencia del ejército y cómo es su reincorporación a la vida civil. Estos son los nexos que unen a ambos libros y que hacen que omita, en el segundo, todos los detalles ya comentados sobre las legiones.

"Esta obra es un thriller histórico que se fundamenta en lo que cuenta Cicerón en su tratado titulado Bruto"

La obra escrita por el británico Harry Sidebottom El regreso del centurión es un thriller histórico que se fundamenta en lo que cuenta Cicerón en su tratado titulado Bruto. En este tratado se describe una serie de asesinatos en el bosque de La Sila. En las proximidades de ese paraje tiene el protagonista, Cayo Furio Paulo, su finca familiar. Cuando Paulo regresa a su casa como laureado héroe, ganador de una “corona cívica” en la conquista de Corinto, nota que sus vecinos y amigos no le miran del mismo modo que cuando partió, debido a las muchas sombras y complejos que le hacen vivir atormentado. En la novela, Paulo rememora su vida y su lucha contra sus fantasmas, y a pesar de ser un héroe siente cómo su paso por el ejército le estigmatiza, así que cuando conocen unos asesinatos en los alrededores del bosque de La Sila sabe que debe tomar las riendas de la investigación, puesto que los prejuicios de sus vecinos le apuntan como el principal sospechoso de los crímenes  que van sucediendo.

Harry Sidebottom retrata la vida de Paulo urdiendo una trama de thriller, en plena Edad Antigua, a la que únicamente un hombre con la fortaleza, el prestigio y la formación militar de Paulo es capaz de enfrentarse. Otro ciudadano que siempre hubiese vivido en la vida civil de un ambiente rural no habría sido capaz de encarar la complicada situación en que los complejos intereses, venganzas y prejuicios le hacen verse atrapado y luchar con los peligros que le acechan. “Para todos, Paulo es un héroe. Para la muerte, uno más”.

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Autor: Guy de la Bédoyère. Título: Gladius: Vivir, luchar y morir en el ejército romano. Editorial: Pasado & Presente. Venta: Todostuslibros y Amazon

Autor: Harry Sidebottom. Título: El regreso del centurión. Editorial: Espasa. Venta: Todostuslibros y Amazon

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Ramón Villa García

Ramón Villa García (Oviedo, 1958), es, además de avezado y empedernido lector, Ingeniero T. de Minas y Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales. Entre 2004 y 2007  ha sido Decano-Presidente del Colegio de Ingenieros T. de Minas del Principado de Asturias. Colaborado en la revista Y Latina de AEN (Asociación de Escritores Noveles) y pertenece al equipo de administración de NOVELA HISTÓRICA (Facebook) y NOVELA HISTÓRICA EL GRUPO (canal de YouTube e Instagram).

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