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Las películas que no vi con mi padre, de Alberto Moreno, una reflexión en negativo

«Habría sido genial poder escribir el título del libro en afirmativo pero no es la realidad que me tocó vivir, así que hago lo que puedo con lo que tengo, y menos mal que cuento con mis obsesiones, mis extravagancias y todos esos cuadernos donde anoté carencias que ahora son muletas», explica el escritor en...

Alberto Moreno (Madrid, 1981), periodista y director de la revista Vanity Fair desde 2017, acaba de publicar en Círculo de Tiza su primera obra literaria, un libro-ensayo donde habla de su padre, de su hijo, del cine y de él mismo. Una extraña reflexión en negativo que ha titulado Las películas que no vi con mi padre.

«Habría sido genial poder escribir el título del libro en afirmativo pero no es la realidad que me tocó vivir, así que hago lo que puedo con lo que tengo, y menos mal que cuento con mis obsesiones, mis extravagancias y todos esos cuadernos donde anoté carencias que ahora son muletas», explica el escritor en este ensayo, que no es más que un «diario premium», como él mismo lo define en una entrevista con Efe.

«Es una especie de catálogo pop de los 80 y 90 que quizá no sea la época más erudita del cine, pero sí probablemente la que más adhesiones emocionales ha generado», señala Moreno, consciente de que es raro vender un libro sobre cine donde no se analizan películas sino que se utilizan como «medium» —la palabra la elige el propio escritor— para sentirse cerca de su padre, fallecido en 2013 a los 60 años.

Puede ayudar a entender el texto el hecho de que Moreno es un gran coleccionista, extremadamente ordenado, con una memoria prodigiosa y muchas manías —el libro se abre con una frase de su madre: «¿Qué película estás viendo? Ah, la misma», refiriéndose a El apartamento, de Billy Wilder, que reconoce haber visto más de 30 veces—.

También guarda un cuaderno con notas de las 6.100 películas que ha visto (las últimas cien, después de terminar el libro) en sus cuarenta años de vida. A pesar de ello, Moreno insiste en que el cine «no es» lo que más le mueve, ni este escrito es —ni pretende ser— una guía o un análisis de películas. Es «el retrato de una ausencia», la de un padre que se fue muy pronto.

«He tenido la suerte de escribir mi vida, y como tiene elementos que son universales, ha habido una editora que ha considerado que le puede valer a más gente», apunta con un toque de humildad.

Moreno confiesa que después de pasar la covid dos veces y empezar a notar «pérdidas de memoria», vio más claro hacer este «vaciado», dice, «para cuando ya no tenga memoria y para que le sirva a mi hijo».

Fue un proceso «precioso», aunque aún le quedan muchas «tomas falsas», escenas y anécdotas con el padre que recupera a veces en esas columnas dominicales. Moreno disfruta subirse «a la ola denostada de la nostalgia» y ponerse en contacto con las épocas en las que estuvo «más seguro y más feliz, pues me ha dado mucho cobijo».

Porque el libro va del padre fallecido y de los recuerdos sobre su convivencia con ese hombre «eminentemente bueno», a su hijo que, a sus cuatro años, aún no sabe que está siendo depositario de un montón de secretos que su padre lleva atesorando desde los siete, desde la primera película que vio con su padre treintañero —por cierto, no recomendada para menores—, Depredador (1987), de John McTiernan.

Esta es la primera incursión del periodista, que comenzó su carrera como becario en la Agencia Efe, en el mundo de la literatura, y no será la última, bromea: «Podría hacer este mismo libro dentro de 20 años para demostrar que todas las hipótesis estaban equivocadas»

Y él, que es un experto en listas —las hace continuamente, y para todo— tiene que conformarse con enumerar en su ensayo las películas que le habría gustado ver con su padre, o las que elegiría para explicarle la vida a su hijo. También están, por orden cronológico, las 94 cintas que sí vio con él y que «no son las mejores películas de la historia del cine, pero sí buenas películas de aventuras o de ciencia ficción».

«Las que a mí más me han marcado, las películas de mi vida, no son estas; éstas son refugio y han corrido en paralelo. Es un cine un poco más popular», explica. Y ahí están Indiana Jones y la última cruzada, El padrino —la preferida de su padre— o Doctor Zhivago, y dos españolas, El abuelo, de Garci, y La niña de tus ojos, de Trueba.

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