“La alegría de la vida y de la voluptuosidad consiste en tres cosas: ¡comer carne, montar carne y meter carne en carne!”
Vicente Blasco Ibáñez, Las mil y una noches, referido en Las palabras y la cosa
La picha, el coño, el follar y sus circunstancias (lingüísticas)
Una de las herencias que los padres transmiten a sus hijos son los eufemismos. No vaya a ser que salgan solos a la calle y los viole un tabú. Y, en especial, los referidos al sexo: no vaya a ser, igualmente, que el infante abra la puerta del dormitorio en un momento inadecuado. “Nene, es que papá y mamá estaban jugando a los médicos”. “Nene, es que papá y mamá estaban tratando de hacer tres carreras sin bajar la bandera”. O, siendo cervantinos, “nene, es que papá y mamá estaban practicando la séptima danza”. En la edición española de Las palabras y la cosa (Blackie Books, 2016), Jean-Claude Carriére transita por los eufemismos, los sinónimos, los símiles, las metáforas o las comparaciones, transita, vamos, por el lenguaje que rodea al sexo. Planteado como una serie de cartas que una joven dobladora de porno le envía con sus consultas a un viejo filólogo, en el libro se recorre la enorme combinatoria de expresiones que nos sirve para referirnos a un acto tan mecánico (en apariencia) y tan maravilloso como follar.
Hay que dejar constancia de la importancia que tienen en esta edición el traductor Ricard Borrás y el epiloguista Alberto Blecua porque el manejo de semejante número de expresiones y (a)traerlas hacia el castellano es propio de gente muy valiente. Y sobrevolando el artefacto está Carriére, que no solo es un guionista, dramaturgo, biógrafo o novelista excepcional, sino que también es un compilador de tesón e inteligencia notables. Por ejemplo, en El círculo de los mentirosos, publicado por Lumen en 2000, el francés se dedicaba a arrejuntar al calor de un volumen una serie de cuentos e historias antiguas (chinas, sufíes, americanas, europeas, africanas…) que, vistas en un tomo único, adquirían una perspectiva global y moral imposible de valorar como lecturas separadas.
El título de Las palabras y la cosa viene de un guiño a la literatura libertina del siglo XVIII francés, “Señora, pasadme la palabra/ ¡y yo os pasaré la cosa!” (Gabriel-Charles de Lattaignant), pero, realmente, aquí se habla de una cosa hecha de muchas cosas y de palabras que multiplican estas cosas. Traigo el verso de Ángel González : “A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una/ mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos”. Pues, hablando de re-cubrir, ¡vamos al follar! Carriére nos propone: “meterla en caliente”, “ponerla al abrigo de los mosquitos” o “hacer el salto del tigre”; para el pene: “el instrumento”, “la flauta de un solo agujero” o “la anguila de los gayumbos”; para el coño: “la gruta del papa”, “la chirla” o “la torta con manteca” de Luis de Góngora; o para sus múltiples circunstancias: “hacer perforaciones fuera borda”, “hacerse una silenciosa” o, durante el orgasmo, el grito “¡Ay, Díos mío, qué aventura!”.
Un universo que, como sabía Blasco Ibáñez, resume en poco espacio gran parte de lo importante de la vida. Recientemente se ha abierto en Madrid una asociación de asexuales a la que me gustaría regalarles este libro para que disfruten en inacción lo que otros disfrutamos en acción. Porque me lo paso muy bien con este estupendo trabajo, que me ayuda a entender las complejidades del lenguaje y me hace reír, pero siempre sin llegar al máximo disfrute. Me ocurre lo mismo que a Woody Allen: el cerebro siempre ha sido mi segundo órgano favorito.
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Autor: Jean-Claude Carriére. Título: Las palabras y la cosa. Editorial: Blackie Books. 110 páginas. Edición: Papel.
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