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La Vecina Rubia: "Que una mujer pueda ser escritora e influencer sigue siendo una batalla de la que intento salir airosa" - Zenda
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La Vecina Rubia: «Que una mujer pueda ser escritora e influencer sigue siendo una batalla de la que intento salir airosa»

La Vecina Rubia era, hasta hace poco más de un año, un fenómeno de las redes sociales. Ahora, además de eso, también triunfa en librerías. Tras el rotundo éxito de su primera novela, 'La cuenta atrás para el verano', Silvia @Mientrasleo la entrevista con motivo del lanzamiento de la segunda, 'Contando atardeceres'.

En el momento en el que se realiza esta entrevista, la primera novela de la Vecina Rubia va por la decimocuarta edición y su segunda novela, Contando atardeceres, por la sexta, algo que, para el momento en el que se publique, puede perfectamente haber cambiado. Ambas fueron publicadas en el mes de octubre con un año de diferencia, 2021 y 2022, lo que convierte a La cuenta atrás para el verano en el fenómeno editorial de nuestro país el año pasado.

Con un perfil altísimo en redes sociales, la Vecina Rubia es una de las influencers más seguidas en dichas plataformas, en las que muestra consejos, tendencias, pide ayuda para distintas organizaciones y va, poco a poco, desgranando una historia que dejaba de forma más o menos velada para quien quisiera recogerla. Finalmente prestó su voz a la narradora de su novela, y esta vio la luz bajo un seudónimo con el que dice proteger su intimidad y su vida cotidiana. A partir de ese momento, la novela estalla, las ventas se disparan y las opiniones de los lectores se multiplican, primero día tras día y luego mes a mes, provocando un efecto llamada que se mantiene con su segunda novela ya en el mercado.

Sabiendo que hay teorías para todos los gustos sobre su identidad, y frente a quienes decían que estaba esperando el momento adecuado para mostrar su rostro, la Vecina Rubia optó por publicar bajo seudónimo dejando que las voces y apuestas sobre “quién está detrás” importaran menos que aquellas que dicen saber «quién es» porque, a través de sus letras, les parece conocerla sin importarles realmente el nombre de la persona.

Con esta carta de presentación y unas cifras de vértigo, hoy nos sentamos (cada una en su casa) para hablar de libros.

***

—Dicen que todo escritor tiene un momento en el que siente que tiene algo que contar, donde nace su primera novela. ¿Podrías contarnos cuál fue el tuyo?

"Sentí lo mismo que lleva a escribir a cualquier otra persona, ya sea anónimo o de renombre, novel o con varios superventas a sus espaldas: tenía mucho que decir y un estilo propio para hacerlo"

—No solo los escritores, en el fondo creo que todas las personas tienen una historia que contar. No importa tu trabajo o vocación, las historias y las grandes escritoras en muchas ocasiones no nacen de la propia literatura en sí misma, sino de la vida cotidiana. Seguramente la diferencia está en el modo en que la cuentan. Por mi parte, siempre he tenido, desde muy pequeña, la necesidad de escribir, porque además fui siempre una gran lectora; es algo en parte vocacional y en parte muy emocional, ya que mi padre me inculcó el gusto por la lectura desde que era una niña. Es verdad que puede parecer un tópico muy manido ese concepto de: «Tenía la necesidad de contar una historia», pero en mi caso es tan real como transparente. Al final, sentí lo mismo que lleva a escribir a cualquier otra persona, ya sea anónimo o de renombre, novel o con varios súperventas a sus espaldas: tenía mucho que decir y un estilo propio para hacerlo.

En ese proceso parece que por estar vinculada o haber nacido en el ámbito de las redes sociales se te exige estar pidiendo perdón por ser mujer, además influencer y haber escrito dos novelas de éxito, pero en mi caso llevo mucho tiempo preparando este acercamiento a la literatura que, obviamente, siempre me ha dado vértigo.

Es algo que estuvo latente muchos años, hasta que sentí que estaba realmente preparada para presentar un manuscrito con una historia sólida. Más allá del contenido que hay en mi perfil, que por otro lado me encanta, poco a poco fui demostrándome a mí misma que esos textos, que fueron el motor de arranque de esta historia, identificaban a miles de personas y les hacía revivir partes de su propia vida. Entendí la conexión que existía en mi manera de escribir, más limpia, directa y emocional con aquellas personas que tienen el placer de dedicarte su tiempo. Fue en ese momento cuando supe que debía comenzar con el oficio de escritora que se necesita para dar forma a una novela. Y llegó el momento de contar mi historia, que también puede ser la tuya y la de muchas personas.

—Tras un éxito como el que ha tenido, y sigue teniendo, La cuenta atrás para el verano, ¿no te da miedo que Contando atardeceres no esté a la altura? ¿Te esperabas de algún modo el éxito de La cuenta atrás para el verano

"Cuando escribes, esperas en cierto modo que el máximo número de personas te lea, porque así es como concibo la escritura: como una ventana a través de la que expones tus sentimientos para que otros puedan verlos"

—Creo que fue Saramago el que dijo que no tenía miedo al fracaso porque nunca había buscado el éxito. Para mí, tener la oportunidad de escribir una segunda novela ya es un privilegio. La cuenta atrás para el verano llegó a la undécima edición en tan solo siete meses y vamos por la décimocuarta con más de 215.000 ejemplares vendidos. Esto es una barbaridad por la que estoy enormemente agradecida y, sinceramente, no me lo esperaba, aunque siendo más sincera todavía, más que por el éxito de los números, estaba preocupada porque mi primer acercamiento al mundo literario cumpliera las expectativas. Ver cómo las novelas han conseguido conectar con las lectoras, ya no solo aquí, sino en otros países como Argentina, Chile, Perú, Ecuador… es un sueño que se amplía con una noticia muy reciente y es que La cuenta atrás para el verano va a traducirse al italiano para su publicación allí.

Esta primera novela fue el punto de partida para conocerme a mí misma como escritora, con mis aciertos y mis errores. Contando atardeceres camina por la sexta edición en poco más de un mes y creo que con ella he empezado a sacar más el oficio.

Ciertamente, cuando escribes, esperas en cierto modo que el máximo número de personas te lea, porque así es como concibo la escritura: como una ventana a través de la que expones tus sentimientos para que otros puedan verlos. Solo con pensar que tanta gente me ha regalado su tiempo leyendo la novela y haciendo suya la historia ya me siento muy afortunada, siento que ya de por sí se ha creado una relación que nos une. No importa si son cien lectoras, mil o cien mil, al final, lo importante es que tú estés orgullosa de tu trabajo, y yo lo estoy.

—Del uno al diez dime cuánto vértigo te da la frase «la Vecina Rubia es el seudónimo de una escritora».

—Once, aunque en ocasiones el seudónimo viene asociado más a la palabra influencer, como si esta llevara una connotación negativa cuando se habla de una escritora. Parece imposible relacionar ambos conceptos sin que nos explote el cerebro. Que una mujer pueda ser escritora e influencer, o influencer y escritora —no creo que alternar los factores aquí altere el producto—, sigue siendo una batalla de la que afortunadamente intento salir airosa. Las novelas pueden tener mucho de la primera (escritora) y algo de la segunda (influencer), pero no son incompatibles. La historia de una escritora influencer es compatible con la que hay detrás de una buena novela.

—Tus dos novelas tienen una parte potente de auto-ficción, pero también parece que despiertan ese mismo sentimiento en tus lectores, ¿existe entonces la auto-ficción colmena?

—Quiero pensar que en mis novelas trabajo con esos conceptos generales tan importantes y reconocibles en la vida cotidiana, y a veces tan olvidados, que todas las personas los identifican claramente, y no solo con un momento actual de sus vidas, sino con alguno en concreto del pasado, lo cual hace esa experiencia de auto-ficción mucho más agradable. Acabas con la sensación de no querer soltar los personajes por ser parte de ti o por ser tú parte del grupo.

La amistad, el honor, la lealtad, la rabia, el dolor, el amor o la ira son sentimientos reconocibles por todos, solo hay que saber qué situaciones son las más propicias para hacerlas tuyas. Creo que, más que sentimientos compartidos, ambas novelas transfieren experiencias compartidas de una manera que, aunque no las hayas vivido en primera persona, sin duda tienes las sensación de estar allí en ese momento concreto que aparece en el libro.

—¿Cómo es tu rutina de escritura y —esto te lo pregunto porque algo sé— de corrección?

"Reescribo, no una vez, sino varias, hasta encontrar la situación perfecta que en muchas ocasiones ya viene de fábrica al ser una experiencia real de mi vida"

—Soy una persona, ya sea como escritora o como influencer, según el gusto, a la que le gusta ser ordenada, concisa y vincularse a cualquier proyecto de mi vida al cien por cien. Esto implica que a la hora de escribir siempre busco organizarme bajo una estructura general de desarrollo de la historia y a partir de ahí, improvisar. Siempre pienso: «Vale, este capítulo cuenta lo que debe de contar para que avance la historia, pero ¿y si en vez de ser así, llegáramos al mismo punto final desde otro camino?» Entonces reescribo, no una vez, sino varias, hasta encontrar la situación perfecta que en muchas ocasiones ya viene de fábrica al ser una experiencia real de mi vida. No mentiría si algunas veces la primera de todas las elecciones fue la correcta después de varias reescrituras, pero esto es algo que disfruto igualmente.

En el proceso de corrección, no sé si hay muchos escritores que suelan estar tan implicados con esta tarea, pero, en mi caso, de mi pasión por la ortografía saco el uniforme de trabajo con el que codearme con otras correctoras en un aprendizaje continuo por dejar el libro impoluto. No suele conseguirse, ya que siempre se escapa alguna pequeña errata, pero yo al menos disfruto de no soltar esa hija, que es la novela, y acompañarla hasta su publicación durante unos meses más.

—La cuenta atrás para el verano fue porque siempre estamos esperando que llegue algo, “cuando llegue… voy a…”, ¿por qué contamos ahora atardeceres?

—Porque sigue siendo parte de la misma cuenta que es la vida, pero en otro momento vital completamente diferente. La cuenta atrás para el verano suponía ese camino enrevesado que es el paso de la adolescencia hasta la madurez. Todo era un continuo «cuando cumplas los veinte», «cuando apruebes todas las asignaturas», «cuando encuentres trabajo»… Todos esos tiempos que te va marcando la vida hasta que llegas a los treinta y empiezas a tomar el control. Los atardeceres son un símbolo de haber llegado a esa madurez, al ocaso del día y, como tal, la historia de Contando atardeceres se muestra mucho más pausada, áspera por momentos y profunda. Abundan las risas, por supuesto, por encima del todo, y el amor y la amistad continúan, pero con un ritmo diferente, ni mejor ni peor, diferente. Dejando de contar el tiempo que queda hasta el verano, el momento más feliz para una niña, y pasar a contar atardeceres, un acto en sí mismo mucho más maduro y reflexivo.

—¿Qué se siente al levantarse cada día con decenas de opiniones sobre tu novela?

—Es una sensación extraña, pero muy reconfortante, porque significa que la novela ha calado lo suficiente no solo para que decidas invertir tu tiempo en leerla, sino además en dejar una reseña, del calado que sea. Esto es además muy generoso porque ayuda a otras lectoras a decidirse.

—¿Y con las malas opiniones qué haces? Porque no solo hay que gestionar las buenas y evitar que se suban a la cabeza, también están las malas.

"El tiempo es lo más preciado que tenemos y que alguien haya decidido invertirlo en leer mis novelas y luego comentarlas o recomendarlas es auténtico un lujo para mí"

—No me importan las malas opiniones, de hecho creo que son importantes para no perder la perspectiva. Las críticas son constructivas porque, lejos de escribir la historia que quiero, soy consciente también de lo que la historia en sí misma me pide y de lo que pueda desear la lectora, y en la toma de esas decisiones dentro de ese universo en la construcción de la novela, estoy segura de que habrá algunas personas a las que mis experiencias les alcance de pleno y otras a las que no tanto. En cualquier caso, que tomen parte de su tiempo en escribir una reseña positiva o no tan positiva es lo más importante del proceso. El tiempo es lo más preciado que tenemos y que alguien haya decidido invertirlo en leer mis novelas y luego comentarlas o recomendarlas es auténtico un lujo para mí.

También hay quien comenta que llegó a la novela con los prejuicios propios de pensar en un libro de influencer y entonces volvemos de lleno a la respuesta anterior, como si fuera incompatible, y finalmente acaban sorprendiéndose y abrazando las novelas. Soy consciente de que el hecho de convertirme en escritora va a ser un largo camino, que va a costar el aparecer en las listas, aunque las de los números no las puedan obviar, el que no pregunten por el anonimato, algo que no me importa en absoluto porque yo lo tengo normalizadísimo, o el fenómeno que hay detrás de la Vecina Rubia, pero estoy segura de que el camino va a ser precioso y lo voy a seguir disfrutando.

—Tu historia ha nacido con vocación de serie, y esto quien haya leído tus novelas lo entenderá perfectamente, ¿qué pasará cuando tu personaje llegue a la edad de la Vecina Rubia?

—Creo que esta pregunta es muy parecida a la que le hicieron a los guionistas de la serie Cuéntame cuando se acercaban peligrosamente al tiempo presente. He intentado que mis novelas fueran lo más visuales posibles, que cada párrafo pudiera reproducirse con todo lujo de detalles en la cabeza de la lectora. Este es un aspecto que habitualmente me comentan: «Es como si estuviera en aquella habitación», «Me lo he imaginado completamente» y eso favorece, sin duda, el proceso de identificación y ese componente audiovisual que hace que sean unas novelas tan cinematográficas.

De momento, aún quedan unos años para que la protagonista alcance la edad real de la Vecina Rubia, de hecho, habría que plantearse incluso si será finalmente la Vecina Rubia. Contando atardeceres ha dejado un planting abierto que estoy segura de que en la tercera novela va a cumplirse con una respuesta a la altura.

—Comparando tus dos novelas, hay una clara evolución en la forma de escribir y de tratar a tus personajes, y en tus chicas hay una defensa del valor de la mujer que no por no ser obvia es menos palpable en los pequeños momentos, y es que una de las labores de la literatura siempre ha sido la denuncia social, el reflejo de lo que vivimos o de lo que se vivió. En ese sentido, ¿cuál es la parte importante que crees que hay que destacar en tu obra y qué temas consideras necesarios?

—Por supuesto y obviamente como mujer, soy una fiel defensora de los valores de las mujeres y eso queda patente en mis novelas. Pero no solo de la mujer a nivel individual en la libertad de esta para la toma de sus propias decisiones, sino de la mujer en su conjunto, en grupo, con lo que la amistad sana entre ellas representa.

Por otro lado, soy una fiel defensora de la naturalidad, y no creo que extrapolar, convencer, exagerar o forzar las situaciones en este sentido vaya hacer que ese mensaje positivo sobre la mujer vaya a calar más fuertemente. Se trata de integrarlo con la naturalidad que lo haría cualquier persona en su día a día, en la toma de las pequeñas decisiones que nos hacen ser más libres y más fuertes sea cual sea nuestra decisión.

"Contando atardeceres también está escrita desde lo más profundo, porque es algo inherente a mí como autora, pero que en este caso se ajusta más a la solidez literaria de la obra"

Siempre he pensado que los temas más generales, si se tratan con originalidad, sinceridad y transparencia, acaban tocando el corazón. La lealtad en la amistad, el dolor de la perdida, la decepción, la confianza… son temas universales y por tanto necesarios para reconocerlos en las novelas y en tu vida. Lo extraordinario de lo cotidiano. Busco que la historia no sea «ese cuento lleno ruido y que no dice nada…» y en ese proceso la segunda novela, Contando atardeceres, tiene ese salto en el oficio de escritora que la primera novela, La cuenta atrás para el verano, quizás no tenga tan presente, que existe por supuesto, pero que sin embargo goza de la inocencia de quien escribe desde el corazón por primera vez. Contando atardeceres también está escrita desde lo más profundo, porque es algo inherente a mí como autora, pero que en este caso se ajusta más a la solidez literaria de la obra.

—Si a los lectores se les pregunta por sus libros favoritos, a los escritores habrá que preguntaros, más que por vuestros autores favoritos, por vuestras influencias: ¿quiénes son y con qué libros te iniciaste como lectora?

—Mi padre siempre fue un gran lector y siempre me inculcó ese maravilloso placer por la lectura cuando era muy niña. Recuerdo los cómics de Astérix y Obélix en las colecciones que venían con el suplemento como mis primeras lecturas, al ver a mi padre reírse a pleno pulmón con ellos. Siempre me sorprendió que pudiera reírse a carcajadas con un libro y creo que es un valor que he querido potenciar en las dos novelas. Leer cómo las personas que me leen son capaces de reír a carcajadas con las dos novelas es un reto conseguido que me hace sentirme muy orgullosa.

"Sinceramente miro mucho en mi interior, más que en el bagaje que te da toda la experiencia leída hasta este momento. Busco mi propia experiencia"

No soy una lectora exigente ni una crítica literaria encantada de conocerse a sí misma, simplemente me gusta leer por el placer de leer. He sido una apasionada de la novela romántica de Marian Keyes o Sophie Kinsella, he disfrutado de la ficción histórica de El Médico, me encanta sumergirme en la crudeza de las novelas de Almudena Grandes y reflexionar con los ensayos de Saramago y aun así, te podría decir que mi título favorito probablemente sea La sombra del viento. Dicho esto, no sé si todos estos ejemplos, y otros más o menos elocuentes, me han servido de fuente de inspiración, porque sinceramente miro mucho en mi interior, más que en el bagaje que te da toda la experiencia leída hasta este momento. Busco mi propia experiencia.

—Este año viviste Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid como lectora, ¿no te dieron ganas de coger una silla y sentarte a firmar?

—Muchas veces. Soy de las que siente la necesidad de compartir este éxito con todas las personas que son parte de él, nuestra comunidad, y que también son parte de las novelas. Son mías tanto como son suyas, y no tener ese feedback directo a veces me «presiona» el corazón. Pero sinceramente creo que más que la persona que hay detrás de la Vecina Rubia, lo importante es el mensaje que transmite, y en este sentido la Vecina puedo ser yo o puede ser cualquiera, todas pueden ser ella en un aspecto u otro. Podrás identificarte con sus bromas o hacerlo por su parte solidaria, por la afición, casi obsesiva, por la ortografía, o simplemente y no por ello menos importante por la parte más superficial. Creo que ese mensaje transciende más y es más importante. Obviamente, en esta faceta de escritora se pierde el calor del contacto directo, pero creo que he conseguido compensarlo con creces y trasmitir el cariño de manera diaria a través de mis redes.

—Como ves, hay muchas preguntas que me gustaría hacerte, pero por no extenderme termino con la más sencilla: ¿has empezado ya a escribir tu tercera novela?

—La más sencilla y la más complicada, aunque la respuesta sea la más corta en este caso. Sí… y hasta aquí puedo leer, porque ahora toca escribir.

—————————————

Autora: La Vecina Rubia. Título: Contando atardeceres. Editorial: Libros Cúpula. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Silvia @MientrasleoS

Administradora de Entremontonesdelibros. Colaboradora en publicaciones literarias. Lectora editorial multilingüe. @MientrasleoS

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Cristina
Cristina
1 año hace

Es una maravilla leer tanto la primera como la segunda novela de esta mujer. En «La cuenta atrás para el verano» te teletransportas a la adolescencia. Es precioso verte sonreir mientras lees porque haces tuyos momentos que describe. Recordar personas y situaciones que te han pasado durante este periodo de tiempo es algo maravilloso que, personalmente, me ha animado a escribirlos para no olvidarlos jamás.
«Contando atardeceres» es una segunda novela que ha superado mis expectativas. De pronto te ves enfrascada en los 30, sorteando obstáculos y madurando con cada situación que acontece, canalizando y siendo consciente de cada momento. Para mí es un 10.
La vecina rubia hace que pares. Que respires. Que seas consciente del paso del tiempo y lo importante que es vivir cada instante. Que de todo se saca un aprendizaje. Y sobre todo, que estemos atentos a las señales. Porque no hay nada más bonito que tener la certeza que a quién ya no puedes ver, todavía lo puedes sentir.

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace

Bueno, esto es un ejemplo de que siempre tenemos que estar cambiando nuestros paradigmas, algunos por lo menos. Influencer y anónima, no me lo podría haber imaginado. Es como decir, futbolista e inteligente o gusano que anda erguido o político y honrado. Admitamos la posibilidad de las incongruencias, como que seas influencer y fea refea como la Victoria, si, esa, la de Samotracia. Está claro que, para mí, esta nueva profesión, fruto de las inseguridades de esta sociedad con gente infantiloide que debe ser guiada y consecuencia de la decadencia y la falta de ideas del sector publicitario, no es santo de mi devoción.

Aunque no sea lectora, sino lector, buscaré este libro que me ha despertado curiosidad. Sobre todo por el título, en alguien que acumula muchos atardeceres vividos y muy vívidos, sin contarlos, y parte de ellos con mi particular vecina rubia. Y, entre las ganas de leerlo y la fortísima añoranza, deseo que no me defraude su lectura.

De un lector que podrá o no dar su opinión, siempre sincera.

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