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La isla de Coral - RM Ballantyne - Zenda
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La isla de coral

"Si hay algún niño u hombre al que le encanta ser melancólico y malhumorado, y que no puede entrar con amable simpatía en las regiones de la diversión, permítame aconsejarle seriamente que cierre mi libro y lo guarde. No es para él". Así comienza la nueva aventura de Zenda-Edhasa, La isla de coral, escrita por...

Ilustración de portada: Augusto Ferrer-Dalmau

«Si hay algún niño u hombre al que le encanta ser melancólico y malhumorado, y que no puede entrar con amable simpatía en las regiones de la diversión, permítame aconsejarle seriamente que cierre mi libro y lo guarde. No es para él».

Así comienza La isla de coral, esta aventura escrita por R. M. Ballantyne y publicada en 1856, en plena época victoriana.

Todas las novelas de Ballantyne (y escribió más de cien) son, en sus propias palabras, «historias de aventuras para jóvenes», y esta no es una excepción. Inspirada en Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe, es una novela “fundacional”, considerada una de las primeras obras de ficción juvenil en presentar héroes exclusivamente juveniles. Pionera en el tema, La isla de coral inspiró a Robert Louis Stevenson para su Isla del tesoro, escrita en 1882. El propio autor reconocía admirar a Ballantyne por sus «mejores cualidades», al igual que J. M. Barrie, cuyo personaje de Peter Pan está claramente inspirado en el aventurero Ralph. Tanto Stevenson como Barrie habían sido «fervientes niños soñadores de aventuras», como lo serán, a la manera “ballantyniana”, los muchachos de sus historias.

Por su parte, la novela de William Golding de 1954 El señor de las moscas fue escrita como un contrapunto (o incluso una parodia) de La isla de coral, y Golding hace referencias explícitas a ella. Al final de la novela, por ejemplo, uno de los oficiales navales que rescata a los niños menciona el libro y comenta sobre la búsqueda de uno de ellos, Ralph, como un «espectáculo muy bueno. Como La isla de coral«. De hecho, los tres personajes centrales de Golding, Ralph, Piggy y Jack, son caricaturas de los héroes de Ballantyne. El propio Golding reconocerá también que, a pesar de haber disfrutado con esta novela muchas veces cuando era niño, discrepaba fuertemente de los planteamientos didácticos victorianos que propugnaba y, en contraste, El señor de las moscas está poblada de niños ingleses a los que concibe como «salvajes que olvidan más de lo que aprenden». Golding describió la relación entre los dos libros diciendo que La isla de coral «se pudrió hasta convertirse en abono» en mi mente, y en el abono «echó raíces un nuevo mito».

La novela:

Enmarcada en la historia de tres jóvenes, Jack, Ralph y Peterkin, abocados, después de sufrir un naufragio, a intentar sobrevivir en una lejana isla del Pacífico Sur, esta aventura reúne los elementos imprescindibles para lograr una historia inolvidable: el viaje geográfico a un lugar desconocido que permitirá a los muchachos construir un mundo a su medida, luchando con las adversidades más reales, pero siempre desde la óptica aventurera e inocente de la juventud. El descubrimiento de la naturaleza y su crueldad y el desafío de enfrentarse a ella forjarán la personalidad singular de los protagonistas y también de los lectores, invitados, con la sagacidad del gran escritor que fue Ballantyne, a ser el cuarto náufrago de esta aventura.

Tan importante como aquel es el otro viaje que subyace en esta novela: un viaje emocional por los sueños de la adolescencia. El autor construye con ayuda de cada uno de los personajes, referentes modélicos claramente encarnados en los protagonistas: Jack el líder, Ralph el soñador, Peterkin el divertido, para los que el mundo de los adultos, imperfecto e injusto, queda catapultado en la lejanía del continente civilizado.

Liderazgo, camaradería, lealtad y amistad son los valores que impregnan esta aventura y que irán siendo descubiertos por el lector a medida que los propios protagonistas vayan desarrollándolos para poder sobrevivir.

El autor 

R. M. Ballantyne nació en Edimburgo, hijo de Anne Randall Scott Grant y Alexander Ballantyne. Su padre era el hermano menor de James Ballantyne, impresor de las novelas de Sir Walter Scott. Cuando Scott quebró inesperadamente en enero de 1826, Alexander Ballantyne, que había invertido en la firma de su hermano, acabó arruinado. El joven Ballantyne, educado en la exclusiva Academia de Edimburgo, se vio obligado a dejar los estudios a los 16 años y marchar a Canadá como empleado en la Compañía de la Bahía de Hudson, principalmente manteniendo inventarios de pieles. El trabajo lo puso en contacto con los indios y esquimales locales y con el mundo de los exploradores, pero añoraba su casa y a su familia, así que comenzó a escribir largas cartas a su madre. Más tarde, en su autobiografía, reconocería en aquellas cartas el germen creativo de su primera escritura.

R. M. Ballantyne

Molesto por un error en la documentación de La isla de coral, su segunda novela, Ballantyne viajó mucho para obtener conocimiento de primera mano e investigar los antecedentes de sus historias: vivió en Bell Rock para escribir The Lighthouse (1865), y durante un corto tiempo fue bombero de Londres para documentar su Fighting the Flames, 1867. Para su novela Deep Down (1868) vivió con los hojalateros de St. Just durante más de tres meses, y su experiencia como bombero a bordo del ténder del London-Edinburgh Express, así como las semanas pasadas en el Gull Lightship, el segundo buque faro más antiguo de Europa, fueron el material de primera mano con el que consiguió la veracidad e inspiración necesarias para lograr el éxito como escritor de novelas de aventuras juveniles.

En 1866 se casó con Jane Dickson Grant, con la que formó una familia de cuatro hijos y dos hijas. Ballantyne murió el 8 de febrero de 1894 en Roma tras sufrir una dolencia misteriosa que más tarde fue diagnosticada como enfermedad de Ménière. Fue enterrado en el cementerio Acatólico de Roma bajo la misma tierra donde ya descansaban los poetas John Keats y Percy Shelley. A su muerte, miles de escolares ingleses recaudaron dinero para conmemorarlo. Siguiendo el consejo de R. L. Stevenson, una parte del dinero se usó para pagar la lápida y el resto se destinó a la viuda de Ballantyne y sus hijos.

Las novelas de Ballantyne abrieron ventanas a un mundo exótico, desconocido y singular poblado de valientes exploradores y adversidades que lo convirtieron en el héroe de la juventud victoriana. Sus historias contribuyeron al conocimiento popular de misioneros, soldados, marineros, pioneros y aventureros de la era del imperialismo y le otorgaron la inmortalidad.

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Título: La isla de coral. Autor: R. M. Ballantyne. Prólogo: Arturo Pérez-Reverte. Ilustración: Augusto Ferrer-Dalmau. Precio: 16 € / 7,99 € (ebook). ISBN: 978-84-350-5571-0. Rústica 576 pp 13 x 21 cm. Publicación: 1 de junio de 2022. Venta: Edhasa / Amazon / Todostuslibros

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Javier Lema
Javier Lema
2 años hace

Estimado Señor Pérez-Reverte.
No podría estar más de acuerdo con su prólogo. Leí El Enigma de las arenas hace algunos años. Si no recuerdo mal lo hice luego de leer algún comentario suyo en una Patente de corso. Desde entonces ocupa un sitio preferente en mi biblioteca de temática náutica. Gracias.
Hermosa la ilustración de Ferrer-Dalmau para la portada. Su imaginación del Dulcibella me recordó al Spray.
Gracias por las innumerables horas de disfrute que me ha proporcionado con sus libros y los que me ha recomendado.

Ricarrob
Ricarrob
2 años hace

«Lealtad, nobleza, audacia, patriotismo». Los viejos héroes nunca morirán a pesar del resabio y el maleamiento. Mi refugio más habitable, no tengo la suerte de usted, es a cinco segundos del libro más próximo. Hay quienes ante las amenazas de covides, apagones, putines y putones, acaparan alimentos, papel del ano y el móvil. ¿Qué mejor refugio, ante tales males, que una buena biblioteca? ¿Qué harán con su tiempo cuando las redes dejen de existir y sin una sola línea que leer?
Excelente y elegante reseña la de este libro y preciosas y sugerentes imágenes las de los veleros. A algunos solo nos queda navegar con la imaginación: ¡adujemos el ancla y soltemos amarras!

Bixen
Bixen
2 años hace

Todo faro tiene su atalaya, aunque no siempre lo es al revés. Gracias por escribir.

Mirta Rosa Vazquez de Teitelbaum
Mirta Rosa Vazquez de Teitelbaum
2 años hace

Comentario: cada vez más me interesan l

Ram Samot
Ram Samot
2 años hace

Ummm…interesantísimo

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