La salita se inundó de inmediato. Las luces se apagaron y rápidamente decenas de jóvenes se expusieron a la intriga que les mantuvo atentos hasta el último movimiento. La fuerza interpretativa, resaltada por el crítico Joaquín Castillo, junto a la conmovedora historia y su producción, hicieron del monólogo de La voz humana, de Teatro Utopía, una verdadera exquisitez.
A propósito del Día Mundial de Teatro, actualmente se observan unas artes escénicas en expansión en República Dominicana. Unas que toman alas, las extienden y, de a poco, pero con especial pasión, se elevan, impulsadas por las iniciativas de entes privados y públicos que ponen el foco sobre ellas, como el reciente Festival Internacional de Teatro celebrado en el país, donde miles de espectadores de varias partes del mundo se reunieron para ser testigos de lo que tenía para ofrecer.
Para el gestor cultural y autor José Rafael Sosa, el teatro dominicano se levanta como un tronco: firme. Fortalecimiento motivado, principalmente, por la incidencia de nuevos directores, como Manuel Chapuseaux, y actores, como Pepe Sierra, Vicente Santos y Francis Cruz, quienes han sido fundamentales para acrecentar el impacto de la actividad escénica nacional.
Asimismo, de acuerdo con Giovanny Cruz, reconocido dramaturgo y viceministro de Creatividad y Participación Ciudadana del Ministerio de Cultura, un fenómeno atractivo que envuelve al mundo teatral es que la escritura se ha tornado cada día más profesional. “Ya no son cuatro y cinco los dramaturgos que tienen formación. No. Son muchos”, asegura. A lo que agregó que, al profesionalizarse cada día más el teatro criollo, los actores y actrices se hacen cada vez más exigentes y conscientes de su profesión, por ello la demanda tan sugestiva.
A modo de ejemplo, este promotor cultural destacó la importante aceptación del público hacia la última entrega del festival internacional, momento en que producciones locales como El panfleto, El último personaje de Cecilia B, El Principito y demás, estremecieron a multitudes. Allí las ofertas nacionales jamás palidecieron frente a las producciones foráneas.
El teatro dominicano ha generado una agitación social. Por ejemplo, en la tercera temporada de Teatro Banreservas, que concluyó el 24 de marzo de este año, faltaba algo más de una semana para determinadas funciones y ya todas las obras estaban sold out. Tremenda acogida para un proyecto relativamente joven.
También, en Utopía han sabido montar obras aplaudidas y disfrutadas por un público de jóvenes y adultos hasta en espacios públicos y con escenografías improvisadas, sirviéndose tan solo de unas telas colgadas, algunos enseres y su voluntad por hacer buen teatro. Ni siquiera los imperfectos de un montaje y una producción hecha con pocos recursos y de manera independiente han hecho que se dude de su calidad.
Y los medios se han hecho eco de este arte. Sobre ello, el viceministro se enorgullece: “Cada vez que me junto con artistas y productores teatrales extranjeros, me manifiestan su asombro ante la cantidad de reseñas que aparecen en los medios de comunicación masivos sobre la actividad teatral”.
No solo esto. Durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19, este se mantuvo en pie a pesar de las tormentas. Algunas iniciativas digitales y salas privadas no permitieron que rezagase.
“El mar que nos rodea no puede encerrarnos”, comentó Giovanny. Y así ha sido, pues sus alas le han hecho alcanzar lugares poco explorados.
Este observa un futuro muy alentador, consolidado por una cada vez más notoria exportación teatral del talento dominicano hacia el norte de América y ciudades de Europa. Inclusive, maestros nacionales en academias de países amigos.
Esto lo corrobora Rafael Sosa, al definir su futuro como “muy promisorio”. Esta promesa se afirma con las nuevas generaciones, de cuya formación depende mucho su visión, según el profesional en dirección e interpretación teatral, Haffe Serulle, quien invita a los protagonistas de este arte a acercarse más a sus raíces y fomentar la preparación dentro de él.
Además, como un modo de afirmar que su impacto social, económico y cultural no es de menos, sino de más, en el 2023 el diputado José Horacio Rodríguez depositó ante la Cámara de Diputados el primer proyecto de ley que busca dar un respaldo institucional a la actividad teatral. Esta actitud evidencia un interés por promoverlo e impulsarlo, abriendo una ventana para que en años próximos vuele tan alto como las alas le alcancen.
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