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Kerri Maher: "Leí Mujercitas con 9 años y El Gran Gatsby con trece" - Zenda
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Kerri Maher: «Leí Mujercitas con 9 años y El Gran Gatsby con trece»

Accidente fortuito, serendipia, magia, comunidad de lectores de Sylvia Beach y de su mejor creación, las memorias de su librería Shakespeare and company… Todo eso confluyó hace unos días cuando Laura Riñón Sirera, escritora y librera de Amapolas en octubre, en la calle Pelayo, 6o de Madrid, organiza la presentación de la novela de Kerri...

Accidente fortuito, serendipia, magia, comunidad de lectores de Sylvia Beach y de su mejor creación, las memorias de su librería Shakespeare and Company… Todo eso confluyó hace unos días cuando Laura Riñón Sirera, escritora y librera de Amapolas en Octubre, en la calle Pelayo, 60 de Madrid, organiza la presentación de la novela de Kerri Maher La librera de París (Navona). La indudable influencia de Laura en el barrio hace que conozcamos a esta escritora norteamericana que ha novelado la vida de Sylvia y su famosa librería para deleite de propios y extraños. Tal y como se cuenta en la entrevista, he acudido raudo y veloz a su llamada y he recordado a George Antheil, que solía trepar por la fachada de la librería para subir a su casa. Eran tiempos muy diferentes, con personajes que inventaban el mundo cada día. Sylvia Beach, una joven de Nueva Jersey, abrió en 1919 una librería americana en París, un espacio de cultura y amistad; un lugar al que durante 20 años convirtió en un centro de reunión de brillantes escritores que acudían con asiduidad a comprar, o a solicitar en préstamo, los libros de la Shakespeare and Company, y que fue también el cuartel general de casi todos los escritores norteamericanos exilados y el lugar de reunión para Gide, Valéry, Hemingway… y James Joyce, a quien el 7 de diciembre de 1921 Sylvia invitó a una lectura pública del Ulises y un año después se convertiría en su editora porque ningún otro lo quería publicar. Laura Riñón me ayudó a mantener esta amable charla con Kerri Maher, y no solo ofició de traductora sino también de periodista y transcriptora. Esta librera de Madrid y su librería, Amapolas en Octubre, se han convertido ya en una referencia ineludible.

Miguel: Deberíamos empezar dándole las gracias por este libro. Es muy importante para nosotros leer de nuevo algo sobre Sylvia Beach y sobre la aventura de su maravillosa librería, Shakespeare and Company, y contarlo como una novela. Cuando yo compro el libro de Sylvia (Shakespeare and Company, ediciones de Nuevo Arte Thor, 1984), mi vida da un vuelco; a partir de entonces, Shakespeare and Company y Sylvia Beach son una referencia constante en mi vida.

—¿Qué es lo que te influyó tanto acerca de su historia?

M: Cómo trataba los libros y a los autores, de una manera tan diferente… cómo se involucraba en sus vidas personales…

Laura: De hecho, nosotras hablamos acerca de esto en la presentación de anoche, de cómo Sylvia era más una anfitriona que una librera.

—Sí, sin duda.

M: Yo creo que debemos empezar contando cómo se ha gestado esta entrevista. Cómo tú, Laura, me has llamado esta mañana para preguntarme si podía hablar con Kerri Maher y yo he bajado rápidamente las escaleras de casa [estamos muy cerca] y antes de llegar aquí he recordado que George Antheil trepaba por la fachada del edificio en el que estaba ubicada la librería en la rue de lOdéon.

—(Risas)

M: ¿Cómo ha sido su experiencia al escribir este libro? Ha tenido que leer mucho acerca de la librería. ¿Cómo ha sido el proceso de escritura?

"De pronto, mientras estoy documentándome y leyendo, empiezan a aparecer imágenes en mi cabeza y entiendo que ese es el momento de empezar a escribir la historia"

—Este es un libro para el que podría haber estado documentándome durante años y nunca terminar. El proceso de documentación es interminable, así que tuve que tomar algunas decisiones acerca de lo que leer y releer y lo que no. Antes de empezar a documentarme yo había leído la obra de muchos de los escritores que luego se convierten en protagonistas de esta novela, Hemingway, Fitzgerald o Stein, así como las memorias de Sylvia y las cartas, lo que fue algo realmente especial para mí, porque verdaderamente sentí que conocía a los protagonistas desde otro lugar. De pronto, mientras estoy documentándome y leyendo, empiezan a aparecer imágenes en mi cabeza y entiendo que ese es el momento de empezar a escribir la historia.

M: Lo que a mí me llamó la atención de Sylvia al leer sus memorias es que relata un episodio luminoso y feliz; sin embargo, fue una época históricamente dura y difícil, ya que sucedió en el período de entreguerras.

—Cierto. Una de las cosas que más me gustó descubrir fue que, según se lee en sus memorias, ella siempre tuvo una actitud positiva ante la vida. Escribió sus memorias en los años 50, y el hecho de leer el optimismo y el entusiasmo con el que describía su pasado me ayudó a desvelar su carácter y su actitud.

L: Es verdad. De hecho, una de las cosas que más me han gustado acerca de cómo has contado la historia es que has dejado de lado los momentos menos alegres de su vida, o al menos no te has recreado en el drama.

—Bueno, algunos de ellos no podía obviarlos, como el suicidio de su madre o el hecho de que solo viajara a Nueva York una vez a ver a su familia, pero ni siquiera Sylvia se quedó estancada en esos instantes de oscuridad más de la cuenta, y he descubierto que en parte esto forjó su caracter gracias a su tendencia a ver el lado positivo de las cosas que le sucedían.

M: En la librería tuvo experiencias interesantes con muchos autores, pero quizá la más importante de ellas fue cuando conoció a James Joyce y el momento en el que recibió el primer ejemplar del Ulises, que se empeñó en publicar y cuya fecha de publicación coincide 100 años después con la de su novela, La librera de París.

"Cuando hablé con mi editora a ella le pareció sensacional que el libro estuviera listo para el 2022, y así lo haríamos coincidir con la conmemoración del centenario de Ulises"

—Sí, en realidad fue algo así como un accidente fortuito que el libro saliera justo en la fecha del centenario. Yo tuve la idea de escribir esta historia hacia el año 2018 y cuando hablé con mi editora a ella le pareció sensacional que el libro estuviera listo para el 2022, y así lo haríamos coincidir con la conmemoración del centenario de Ulises.

L: La verdad es que nosotros no creemos mucho en esos “accidentes”, solemos decir que la magia tiene mucho que ver con las cosas bonitas que pasan…

—Tienes razón, sin duda es mágico…

L: Miguel, ¿tú sabías que este libro salió en los Estados Unidos el día 11 de enero, que es el día de mi cumpleaños y el día en el que abrí la librería?

M: Pero eso es maravilloso para contarlo…

Serendipity… ¿Se dice así en español?

L: Sí, serendipia

M: Digo que hay que contarlo, porque para mí Laura es la Sylvia Beach española, y esta coincidencia es otra de las cosas que pone de manifiesto que no andaba yo muy equivocado… Y es muy interesante, porque estamos ahora celebrando la magia de los libros, la comunión entre lectores, y Sylvia es uno de esos personajes que nos une…

—Sin duda la magia que hay en torno al personaje de Sylvia es evidente, incluso cuando fue publicado el Ulises que Joyce quería que saliera antes del 2 de febrero, el día de su 40º cumpleaños, y cómo esto fue posible gracias a Sylvia, a pesar de todas las cosas que podrían haber ido mal durante el proceso de edición y escritura, resulta milagroso que lo lograra. Pasó lo que casi no podría haber ocurrido nunca…

M: Así es, ese momento en el que ella llega a la librería con los dos ejemplares que acaba de recoger en la estación de tren y le entrega uno a Joyce y el otro lo coloca en el escaparate de la librería y la gente casi se pega por conseguirlo, eso es algo extraordinario que puede haber sucedido con Harry Potter y poco más… ¿Sabe si hay alguna comunidad de lectores que celebre a Sylvia Beach?

"Sylvia es ese personaje secundario en muchas novelas, como una sombra, pero todo el que sabe acerca de este período conoce a Sylvia y parte de su historia"

—No, en realidad Sylvia es ese personaje secundario en muchas novelas, como una sombra, pero todo el que sabe acerca de este período conoce a Sylvia y parte de su historia. Pero recientemente se ha fundado algo llamado “Shakespeare Project” en la universidad de Princeton, y se han digitalizado muchos de los documentos rescatados de la época. Entre ellos están todas las tarjetas de préstamos de libros de la librería…

L: Sí, porque Shakespeare and co., fue más una biblioteca que una librería…

—Exacto, en ese momento, los escritores no tenían mucho dinero y recurrían al préstamo de libros, y las tarjetas están ahora a disposición de cualquier persona que quiera consultarlas, por lo que se puede ver qué libros leyeron Hemingway, Pound…

—M: Y Gertrude Stein… hasta que le devolvió su tarjeta de préstamo. ¿Por qué? ¿Por qué pasó esto?

—En realidad, Gertrude estaba enfadada porque Sylvia había publicado el Ulises.

L: ¿Puede que estuviera celosa?

—En parte sí, pero yo he visto la historia desde los dos lados, y puede ser que a Gertrude Stein le molestara que ayudara a Joyce por ser un hombre, porque a ella le había costado mucho hacerse un nombre por el hecho de ser mujer.

M: Claro, además Sylvia tenía ese lugar al que acudían todos los escritores, y en su librería se creaba un ambiente distendido y divertido que despertaría los celos de Gertrude.

—En parte es cierto, pero a los encuentros que organizaba Gertrude en su casa también acudían muchos nombres propios, aunque solo se podía acudir con invitación, y Joyce nunca estuvo invitado. La librería, tanto la de Sylvia Beach como la de Adrienne Monnier, que estaba al lado, eran más democráticas, y entre las dos formaban un todo por el que todos circulaban sin necesidad de ser invitados…

M: ¿Cómo fue su vida familiar, Kerri? ¿Sus padres eran lectores?

"Maher es el apellido de mi abuela materna, que murió antes de que yo naciera, aunque mi madre me contó que a ella le gustaba escribir en secreto"

—Empecé a leer muy joven, leí Mujercitas con 9 años y creo que tenía trece cuando leí El Gran Gatsby por primera vez. A mis padres también les gustaba viajar. De hecho, la primera vez que viajé a Europa vine con once años, y a partir de ahí he venido mucho… Se podría decir que dos de las cosas que más me gustan son leer y viajar. De hecho, hay algo interesante acerca de mi nombre, ya que Maher no es mi nombre legal, pero fue una decisión que tomamos con mi editora cuando publiqué mi primer libro. Es el apellido de mi abuela materna, que murió antes de que yo naciera, aunque mi madre me contó que a ella le gustaba escribir en secreto, pero destruyó todos sus escritos antes de morir…

L: Creo que ahí tienes una novela extraordinaria…

—Sí, sin duda la tengo, le doy vueltas de vez en cuando. Mi madre y mi tío me lo dicen a menudo; de hecho, somos muy parecidas físicamente.

L: Pensé que Maher era de origen holandés o alemán…

—En realidad es irlandés. Mi abuela materna era irlandesa y mi abuelo materno italiano. Mis abuelos paternos son la típica familia americana, y yo nací y me crié en California.

M: ¿Vive en California?

—No, vivo a las afueras de Boston, a quince minutos de la casa de Louisa May Alcott…

M: ¡Extraordinario! ¿Y se puede visitar?

—Sí, es un museo…

L: De hecho, en Concord (Massachusetts) hay muchas casas en las que vivieron escritores como Thoreau, Emerson… Esto es algo que hacen muy bien en los Estados Unidos, preservar la historia de los lugares habitados por nombres propios de la historia.

M: Es increíble… Yo conozco la lucha de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, Premio Nobel de Literatura, porque su casa se está cayendo al no concederle los poderes públicos la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) y por eso no se puede reconvertir la casa en un lugar para celebrar al poeta y la poesía.

—¿Por qué no? No lo entiendo… En Massachusetts tenemos muchos edificios históricos. A veces es un poco incómodo, porque tienes que pedir permiso hasta para rehacer la cocina, pero sí, se preserva mucho la historia de los edificios importantes.

M: Yo tengo curiosidad por saber si ha leído autores hispanos.

"He leído a Borges, a García Márquez, a Lorca… pero no es muy fácil acceder a traducciones"

—He leído a Borges, a García Márquez, a Lorca… pero no es muy fácil acceder a traducciones. De los últimos fenómenos traducidos está Elena Ferrante, aunque sea italiana, pero no es muy habitual llegar a una librería y ver una sección de libros traducidos… Cuando el libro de Laura Riñón (Amapolas en Octubre, editorial Tres Hermanas) sea traducido haremos algo juntas en los Estados Unidos…

L: Por supuesto, después de la presentación de ayer aquí, en la librería, creo que deberíamos hacer un tour juntas.

—Sin duda, el show de Kerri y Laura…

M: Me encanta. Ha sido un placer conversar con usted, ahora me gustaría que me firmara el libro…

—Por supuesto. Gracias, lo he pasado muy bien.

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Miguel Munárriz y Laura Riñón Sirera

Miguel Munárriz (Gijón, 1951). Ha coordinado “La Esfera”, suplemento cultural de El Mundo (Premio Nacional de Fomento de la Lectura). Dirigió la comunicación de Alfaguara, Taurus y Aguilar. Cofundador de revistas literarias, autor de los libros Vivir de milagro, Poesía para los que leen prosa, Los mejores poemas de amor y Va pensiero. Socio fundador de Dos Passos Agencia literaria y comunicación, en Zenda coordina el apartado de reseñas, escribe el blog “Ayer fue miércoles toda la mañana” y el Dietario "No quiero matar a nadie" . @miguel_munarriz / miguelmunarriz.com Laura Riñón Sirera es lectora desde que sus padres le regalaron un ejemplar de Mujercitas. Ha publicado un libro de relatos, Dueño de tu destino (Premio Éride Ediciones 2014), y las novelas Todo lo que fuimos (Éride Ediciones) y Amapolas en octubre (Tres hermanas). Hace un año dio vida a su propia novela y, sobre un ejemplar de la misma —literalmente—, edificó su librería, Amapolas en octubre, en la calle Pelayo de Madrid. Su última novela es El sonido de un tren en la noche. @LibreriAmapolas

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