La intervención de Ezra Pound fue crucial para la publicación de Ulises, de James Joyce, una de las obras más revolucionarias de la literatura universal, pero aquello fue algo más que un acto de generosidad o de buen olfato literario, como revela la publicación de las cartas y los ensayos del poeta sobre el narrador.
Especialista en la obra de Ezra Pound, el profesor norteamericano Forrest Read, que publicó esta obra en Estados Unidos en 1971, agrupó también en este volumen otras cartas que el poeta norteamericano envió a editores, censores, críticos y protectores de Joyce, así como todos los artículos y ensayos que escribió sobre Ulises y su autor, todos ellos contextualizados en el momento histórico y biográfico de los dos autores. Entre los textos más curiosos están algunas de las alocuciones que Pound le dedicó a Joyce en su espacio radiofónico Aquí la voz de Roma y el artículo en el que pidió el Premio Nobel para el autor de Ulises, el cual se publicó el mismo año de la concesión del Nobel a Yeats, por lo que la petición de Pound levantó la consiguiente polvareda.
En ese mismo artículo Pound escribe que «una voz maliciosa» le recordaba que ese premio —entonces— nunca se había concedido a un estadounidense, o sea a un compatriota suyo, a lo que el poeta responde que «sólo ha habido un estadounidense de magnitud apropiada desde que se creara el premio», pero que quién podía imaginarse a Henry James «percatándose de la existencia de Suecia».
Siguiendo las notas del profesor Read, se comprende la energía, la generosidad y el ingenio que puso Pound en demostrar, cuando nadie creía en Joyce, que el irlandés era el mejor escritor de su generación. De ahí que se batiera en mil batallas para buscarle editor y para desbrozar el camino a la modernidad literaria en la jungla de «la necedad contemporánea».
El editor Francisco Javier Torres, director de EDA Libros, ha dicho a Efe que «Sobre Joyce es una obra importantísima —ahora en traducción de Alicia García Ferreras y David Alcaraz Millán— porque permite a los lectores asistir en primera fila a los avatares de la elaboración y la puesta en valor ante el público de Ulises. Resulta conmovedor comprobar cómo Pound antepone la defensa de la obra de otros grandes escritores —no sólo Joyce sino también Eliot, Frost, Hemingway, Cocteau o Louis Aragon—, de los que además hoy sabemos que lo son también gracias a él». También ha recordado que antepuso cuando fue preciso los intereses económicos de estos autores a los suyos propios. «Le enviaba dinero a Joyce de su bolsillo, le buscaba ayudas oficiales y particulares, le enviaba ropa, calzado, le daba consejos económicos, incluso médicos. Y no menos consejos literarios que han hecho que Ulises sea lo que es, debido en gran parte a los comentarios y a las correcciones que sugería Pound a medida que Joyce iba mandándole los capítulos de su obra».
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