La RAE adelanta un cambio que ya ha generado polémica en las redes sociales y los medios de comunicación. Os reproducimos su nota íntegra sobre la nueva forma aceptada del imperativo del verbo ir.
Nota sobre la aceptación de iros como forma de imperativo de 2.a pers. plural
La forma más recomendable en la lengua culta para la 2.a persona del plural del imperativo de irse sigue siendo hoy idos. No obstante, dada la extensión de la variante iros incluso entre hablantes cultos, se puede considerar válido su uso.
Las formas de imperativo de la segunda persona del plural correspondientes al pronombre vosotros pierden la -d final cuando se añade el pronombre enclítico os: amad > amaos; comed > comeos; venid > veníos. Sin embargo, tal como se indica en el § 4.13i de la Nueva gramática de la lengua española (2009), el escaso cuerpo fónico de la forma esperable íos —empleada en español antiguo— explica que, frente a lo que ocurre en el resto de verbos, se haya mantenido la d de id en la forma con clítico, dando lugar a la forma idos, única normativamente aceptada hasta ahora en la lengua culta.
Por su parte, el predominio hoy de la forma iros en la lengua oral es el resultado de un proceso de rotacismo, que es como se denomina técnicamente la transformación en una consonante rótica, es decir, en /r/, de un fonema que no lo es. Este proceso de rotacismo ha podido verse influido por la tendencia general que se percibe en el español europeo a insertar una /ɾ/ en la 2.a persona del plural de los imperativos: marcharos por marchaos, callaros por callaos, etc.
En cualquier caso, es conveniente señalar que la aceptabilidad de iros no se debe extender a las formas de imperativo de los demás verbos, para las que lo más adecuado en la lengua culta sigue siendo prescindir de la r. Así, es preferible decir ¡marchaos! o ¡sentaos! a ¡marcharos! o ¡sentaros! El motivo de esta distinción es que muchos hablantes cultos que aceptan la forma iros rechazan, sin embargo, formas como marcharos.
Así se aprecia en el siguiente ejemplo, extraído de nuestros corpus, en el que, en la intervención de un mismo personaje, coaparece la variante imperativa iros con una forma de imperativo sin r correspondiente a otro verbo (retiraos):
«Pero cuidado con que nadie delate a nadie. Sé que ni vosotros quisierais ser lo que sois. Ea, retiraos. Iros retirando sin dejar de mirarlos. Nos vamos también a las serranías de Ronda» (José Martín Recuerda, Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipcíaca [España 1980]).
Es importante, además, no confundir la forma imperativa iros con la combinación del infinitivo y el pronombre os, que también es iros. En contextos en los que se deba usar el infinitivo (por ejemplo, en las llamadas «perífrasis de infinitivo», donde a un verbo auxiliar —como poder, tener seguido de que, deber, etc.— le sigue necesariamente un infinitivo), solo es correcta la forma iros, incluso cuando el sentido sea exhortativo:
«Pues ahí te quedas con tu Menéndez Pidal del alma. Podéis iros todos al infierno» (Max Aub, La calle de Valverde [España 1961]).
«¡Tenéis que iros ahora mismo!» (Rafael Mendizábal, Mala yerba [España 1989]).
«Vosotros deberíais iros a dormir» (Antonio Buero Vallejo, Diálogo secreto [España 1984]).
Por último, hay que saber que ni la forma idos ni la forma iros aparecen ni aparecerán en el diccionario académico, pues en los diccionarios generales solo se registran los verbos por su forma de infinitivo (en este caso, ir); tampoco aparecen en el cuadro de conjugación de ir, ya que en esos cuadros no se registran nunca las formas verbales con pronombres enclíticos, como es el caso de idos/iros.
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