Entre la lluvia y las casetas de la Feria del Libro de Madrid concertamos un encuentro con Gregory Dolz, editor de Alrevés, para hablar de la trayectoria de una editorial intrépida que rescata autores españoles para lanzarlos a la edición internacional. Identificados como editores de novela negra, buscan siempre fórmulas literarias diferentes dentro del género. En su cantera empezaron Víctor del Arbol o Alexis Ravelo, pero también integra nombres con Andreu Martín o Fernando Marías…
—¿Cómo ves la Feria del Libro de Madrid?
—El modelo ideal de la Feria del Libro de Madrid sería mantener el Retiro, aunque limita, porque lo suyo sería que hubiera una supercarpa cerrada, grande, con diversas salas, donde hubiera encuentros con profesionales, con autores… Para nosotros la Feria es una oportunidad para ver a autores que están aquí, para conocer público. Es lo que hacemos en otros encuentros populares. Hay venta, claro, pero proporcional a nuestras aspiraciones.
—¿En qué entorno se venden más libros de Alrevés: en digital, Amazon, foros específicos, ferias…?
—A través de nuestra web puedes comprar libros, los enviamos directamente, pero el volumen de venta es mínimo: o el público no está acostumbrado o nosotros no hacemos un esfuerzo de comunicación importante al respecto. Tampoco queremos que nuestra web sea el punto de venta. Queremos que lo sea para aquel que no puede encontrar el libro por otra vía, porque está aislado… Aunque también lo puede comprar por Amazon, ahí están todos nuestros títulos a no ser que estén descatalogados. Amazon en 3 ó 4 años se ha convertido en nuestro tercer o cuarto cliente. El Corte Inglés, Casa del Libro, Elkar, Abacus, FNAC son puntos fuertes de venta, pero Amazon los supera. Por otro lado, participamos mucho en las Semanas Negras que se organizan por toda España. El 90% de nuestra producción es este género, pero allí se organiza un punto común de venta con otras editoriales a través del distribuidor.
—¿Cómo fue el origen de vuestro sello? ¿Teníais claro desde el principio la especialización en novela negra?
—No, en absoluto. De hecho, Alrevés no empezó como una editorial de novela negra. Cuando Alexis Ravelo ganó el premio Hammett de Novela Negra en 2014 nos dimos cuenta de que ahí teníamos un filón, además con autores españoles que escriben en castellano. No traducimos. Solo producimos autores en castellano. Buscaremos traducciones cuando estemos más afianzados.
—Cuéntanos, por favor, los orígenes de la editorial. ¿Por qué Alrevés?
—Mi experiencia editorial anterior fue en El Andén, un sello con muchísima ambición fundado por Juan Pascual; se hundió de una forma absolutamente estrepitosa por una falta de… digamos, coherencia. Se querían editar 250 títulos al año con un equipo de 12 personas. Ahí nos conocimos Josep Forment y yo, y nos planteamos fundar un sello que fuera todo lo contrario a la experiencia vivida. Quizá por ello salió el nombre de Alrevés. Queríamos hacer algo distinto.
—¿Qué línea editorial se planteó en un principio?
—La empresa se constituyó en marzo de 2009 y los primeros libros salieron a la calle en septiembre de 2009. Se constituyó una sociedad con diversos socios con una financiación asegurada para tres años. Josep Forment fue el director editorial. La idea inicial era crear la “anticolección”: queríamos que un individuo pudiera formar una biblioteca en casa pero solo con libros de Alrevés, y eso supone editar un poquito de todo: lo mejor de la poesía, lo mejor de la biografía, lo mejor del ensayo, lo mejor de la novela… Era reunir todos los géneros posibles en una única colección. Los primeros títulos fueron una biografía de Stefan Zweig, rescatada de la editorial Juventud, una novela negra de Julián Ibáñez, un ensayo de Rimbaud editado en formato de cuartillas como si fuera un juego de cartas (costó muchísimo la edición), y una pequeña novela gráfica, El libro blanco de lasociedad.net, viñetas cómicas… Intentábamos explicar esto a los libreros y nos miraban con cara de locos. La idea era original pero no funcionaba, la distribución era espantosa. Hasta que llegamos a UDL ése era nuestro punto débil.
—Casi todos los pequeños editores trabajan con UDL.
—UDL ha cambiado en este país el concepto de la distribución. Antes la norma del distribuidor era comunicar los menos datos posibles al editor. Eso ha cambiado con las nuevas tecnologías. UDL fue de las primeras que implementó una web con acceso directo del editor con mucha información. Es muy útil a la hora de tomar decisiones, mejorar acciones, ampliar puntos de venta… Ahora también hay más mecanismos como Libridata, donde tenemos acceso real a las ventas del 100% de los libros. A la hora de plantearse una reedición es muy importante contar con esta información.
—¿Os planteáis la impresión bajo demanda?
—No realmente. Antes teníamos los PDFs en Amazon con la posibilidad de la impresión, pero las tapas eran diferentes y realmente tampoco rentaba tanto esta opción. A día de hoy con la impresión digital las cosas han cambiado mucho. Nos está costando mucho la distribución en Latinoamérica, especialmente en México. Estamos trabajando en ello, pero de momento nos gustaría implantarnos por ahora en México y Colombia. No es fácil empezar un proyecto nuevo, menos en 2008 y 2009 en plena crisis. Aunque muchas pequeñas editoriales surgieron en ese momento.
—¿Cuándo surge la novela negra en vuestro catálogo?
—Surge cuando descubrimos a Víctor del Árbol, que publicó con nosotros La tristeza del samurái, obra que recibió en Francia el reconocimiento a la mejor novela negra europea del año. Vimos que la novela negra estaba empezando a funcionar y fichamos a diversos autores, en su totalidad españoles. Teníamos otras colecciones, de biografía, de crecimiento personal, una infantil con un ayuntamiento, y la de novela negra, eran muchas cosas. Al principio casi solo fichábamos autores catalanes, pero con Alexis Ravelo esto cambió y ampliamos el círculo. Teníamos diversas colecciones y muchos proyectos, pero al poco tiempo falleció Josep y tuvimos que replantearnos la línea editorial. Por entonces la novela negra ya estaba bastante afianzada en nuestro catálogo (justo Alexis acababa de recibir el premio Hammett), y vimos que las otras colecciones había que replantearlas. Nos definimos entonces como novela negra y como libros especiales.
—Vuestra sede está en Barcelona. ¿Os afecta de alguna manera la situación política de Cataluña?
—A nosotros particularmente no. Tenemos una colección de novela negra en catalán que tiene 36 títulos, y ahí sí traducimos autores extranjeros, porque hay más subvenciones para este tema. El 60-70% de nuestra colección son libros en castellano. Puede que haya algún autor que este año se venda menos, pero nosotros publicamos los libros en los idiomas que conocemos, que son el castellano y el catalán. Y estamos en Barcelona porque somos de allá. Nuestra actitud en relación a lo que publicamos no ha cambiado ni un ápice. Cada uno en el equipo tiene su forma de pensar, pero nos ceñimos al catálogo. Vendemos más en castellano que en catalán, publicamos más en castellano que en catalán, simplemente porque el mercado es mayor.
—Formáis parte de un grupo de editoriales independientes en catalán, “Llegir En Catalá”. ¿Qué os aporta, más fortaleza?
—En el ámbito del catalán las 9 o 10 editoriales que conforman el grupo publicamos cosas muy distintas, somos complementarias. Nos ayuda mucho de cara a la Setmana del Llibre en Catalá y otras acciones que hay por Cataluña. El origen de esta agrupación fue el modelo de Grupo Contexto; con este grupo la comunicación es más fácil. Ya sabemos todos que la labor de editor no es fácil: es un sector que es muy celoso de compartir información, y por eso anteriormente no habían progresado acciones como Libridata, porque las propias librerías no querían dar información de lo que vendían. Compartir siempre es positivo. En nuestro grupo compartimos información, hacemos acciones de venta conjunta en ferias y encuentros y esto ayuda a mejorar. También para la promoción ha sido importante.
—¿La edición independiente ha dado un giro a la forma de editar en España?
—Esta forma empresarial no solo ha surgido en el mundo del libro. Por poner un ejemplo, mira al mundo de la cerveza y las bodegas que han surgido en la elaboración artesanal. Esto se hace ahora porque se puede. Hace 20 años una tirada mínima de un libro para que fuera rentable debía ser de 2.000 o 3.000 ejemplares, pero hacia 2005-2006 ya no había espacio para tanto libro y se empezaron a reducir las tiradas. Cuando se introduce la imprenta digital cambian el concepto: una tirada de 1.000 ejemplares podía ser rentable. Sin embargo, también ocurre otro proceso negativo: que al ser más fácil montar un proyecto editorial se está desprofesionalizando todo. Indesign permite maquetar de forma muy sencilla, se externaliza todo el trabajo por mucho menos dinero: corrección, traducción… La desprofesionalización está hasta en las imprentas. La mayoría de los trabajadores no son técnicos, sino trabajadores temporales. ¿Por qué han surgido tantas editoriales independientes? Porque se puede, antes no se podía. Las tiradas reducidas ayudan mucho. Sí es cierto que se está cambiando un poco el panorama. A algunas les ha ido muy bien y han sabido encontrar un público de una forma espectacular. Por ejemplo, Blackie Books ha sabido encontrar un público que se identifica con la editorial, o Libros del Asteroide. Nosotros también hemos apostado por los autores españoles que escriben novela negra, y poco a poco vamos ampliando autores.
—¿Tenéis un público identificado?
—Nosotros tenemos un público identificado a través de los festivales a los que acudimos de novela negra. También tenemos nuestra base de datos. Pero en realidad cualquier persona a la que le guste la novela negra es nuestro público objetivo. Los miles de personas que acuden a los festivales son público objetivo. También trabajamos las redes sociales, pero todavía nos queda mucho recorrido. Somos un equipo muy pequeño, solo somos tres. Y además de la edición y la promoción también convocamos un premio literario que se da en el Festival de Tiana a la mejor novela negra, en conjunto con el Ayuntamiento. Cada uno ponemos 1.000€ de dotación económica, con lo cual son 2.000€, independientemente del anticipo de derechos.
—Vuestra producción es de unos 22 títulos al año. ¿Qué es lo que se cuida más en Alrevés a la hora de editar un libro?
—Como novela negra, evidentemente lo más importante es el contenido. Buscamos los diferentes aspectos de la novela negra, aunque siempre con un fondo de crítica social. La edición también. Desde hace 4 o 5 años ya hemos normalizado las portadas, las tipografías y todos los libros tienen la misma identidad. No hacemos en este género libros objeto, solo en contadas ocasiones, como Frankestein resuturado Para mí es más importante este aspecto de la edición que cómo vestirlo. Ojo, que no critico otras formas de editar. Lo que tenemos claro es que queremos fomentar la creación del género negro de autores españoles, como Juan Bas, que este año es finalista del Premio Hammett. Hemos trabajado mucho con los autores como editores. Soy más editor de contenidos que de mesa.
—¿Apostáis por el libro en digital?
—Siempre, aunque no lo editamos de forma simultánea, sino dos o tres meses después que el papel. Siempre a un precio razonable: 6,99€. También nos dedicamos mucho a la venta de derechos. Por ejemplo, las ediciones en formato bolsillo procuramos venderlas a otras editoriales. Nos gusta publicar autores españoles porque creemos en ellos, no solo para que publiquen en España sino para proyectarlos hacia otros países. Hemos vendido los derechos de Víctor del Árbol a 12 países. Alexis Ravelo también se ha vendido en Francia, igual que Jordi Ledesma y otros autores. Creemos que si un autor es bueno para nosotros también lo es para otros lectores de otros mercados.
—¿Qué aspiración tenéis como editorial, adónde queréis llegar?
—Siento que en el ámbito de la novela negra y en el del libro especial cada vez salen cosas más interesantes. Cada año tenemos algún libro especial que funciona muy bien y que nos ayuda a mantenernos. En novela negra creo que estamos afianzando una marca de autores consolidados por nosotros. Nosotros no trabajamos un libro, trabajamos a un autor. Yo no quiero publicar solo tu novela, quiero publicarte a ti. Queremos que los autores se encuentren cómodos en nuestra editorial y que quieran seguir con nosotros. Les mimamos mucho, estamos creando la “familia Alrevés”. Eso no quita que si vemos a un autor con mucha proyección, más de lo que nosotros podríamos asumir, le orientemos y le acompañemos hasta un gran grupo editorial que potencie más sus ventas y su proyección internacional. Los autores forman parte de nuestro proyecto editorial y su éxito es nuestro éxito también. En relación a la editorial, creo que hay que crecer un poco. Tenemos muchos proyectos, pero las economías de escala son las que son y hay que invertir con prudencia.
—¿Qué puede aportar Alrevés al panorama editorial y al lector?
—Hay algunos autores que se encuentran huérfanos de editor. Los autores españoles no se ayudan mucho entre ellos porque siempre tienen muchos recelos y sus referentes nunca son españoles. Nosotros siempre les decimos que vamos a trabajar con ellos como autor tres, cuatro novelas. Creemos en el autor, esa es nuestra aportación. Al lector le descubrimos autores españoles que ofrecen novelas negras con temáticas contemporáneas que les interesa. Hay algunos libros más canallas o más de humor, pero la temática que más nos gusta es la contemporánea, actual, cercana, o estructuras literarias diferentes. Son autores que siempre aportan algo a la literatura actual. Aportamos literatura que está arraigada con la actualidad de nuestro alrededor.
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