No queremos envejecer. Hacemos todo lo posible para aparentar menos años de los que muestra nuestro DNI. Pero ni el último método revolucionario de gimnasia, ni la dieta más mágica y maravillosa, ni las cremas y potingues más exclusivos pueden evitar que la vejez aparezca cuando le toca hacerlo. Y mientras solo lo haga en forma de patas de gallo y arrugas en el cuello, la cosa no va ni tan mal. El problema es cuando esa pila de lustros que llevamos a las espaldas afecta a nuestras funciones cognitivas. Ser un silver no solo significa tener descuentos especiales en los cruceros, también tiene consecuencias en nuestro cerebro de mediana edad. Pero no hay que alarmarse, la cosa tiene solución, al menos hasta que llegue la parca… Gema Climent, psicóloga forense y neuropsicóloga clínica, incluida en la lista de Forbes de las cincuenta mujeres más influyentes en tecnología en Europa y finalista del premio de la Unión Europea a la Mujer Innovadora, ha publicado un libro, Viaje a tu cerebro (Ediciones B), en el que explica las claves para una buena salud cerebral cuando las canas empiezan a ganar la partida y descubres que te pareces más al boomer del meme que a Peso Pluma.
—Su libro se centra en la salud cognitiva en la mediana edad. Con eso de que los 40 son los nuevos 30 y los 50 los nuevos 40, se hace necesario empezar la entrevista definiendo «mediana edad».
—En teoría, la mediana edad va desde los 36 hasta los 60 años largos. Pero eso es algo que va a ir cambiando. Hace un siglo era muy diferente. Según algunos artículos, ahora hay personas de sesenta y pico años que se pueden comportar como alguien de 50.
—¿Esa ansia por sentirse joven es consecuencia del miedo al edadismo?
—Sí. A mí el edadismo es algo que me preocupa. Actualmente podemos vivir bastantes años con calidad de vida, cada vez somos más longevos, hay más población mayor, pero persiste ese culto a la juventud.
—La gran pregunta de su libro es cuándo empieza el deterioro cognitivo causado por la edad. ¿Podemos cifrarlo?
—No. La mayoría de los estudios se basan en patologías. Además, lo hacen a partir de los 65 y de los 70 años, no en la mediana edad. Faltan informes que evalúen la mediana edad en un cerebro sano. No sé si debemos considerarlo un declive, pero sí que es cierto que la atención y la velocidad de procesamiento en esa época de nuestra vida son menores. También hay otras ventajas que vienen de la experiencia y de la metacognición. En muchos aspectos, un cerebro de mediana edad puede ser más efectivo, más eficiente.
—¿Pueden competir a nivel cognitivo una persona de mediana edad con una más joven?
—En algunas cosas sí, incluso puede superarla. No lo va a conseguir en velocidad de procesamiento y atención. Tampoco en funciones puras de función ejecutiva que incluyan esa velocidad de procesamiento y memoria de trabajo. El problema de la medición es el que comentábamos antes: todos los estudios están enfocados en lo patológico. No hay unas mediciones de cerebros sanos con grandes muestras. Necesitamos más herramientas para poder hacer comparaciones.
—¿Qué es y qué importancia tiene la función ejecutiva que ha mencionado?
—La función ejecutiva lo es todo. La función ejecutiva eres tú (Risas) Es lo que lo que gobierna el cerebro, la que regula y la que planifica. Todas las tareas necesitan una función ejecutiva. Sin la función ejecutiva, si hay un daño, si se «fastidia», la persona deja de ser la misma persona. Es la función cerebral clave.
—¿A que problemas cognitivos se enfrenta una persona en la mediana edad?
—Se puede enfrentar a problemas cognitivos si no hacemos metacognición y no hacemos proactividad. Tenemos que evaluar los límites de nuestra atención y de nuestra memoria de trabajo. Y utilizar esa información de forma proactiva. Con los años adquirimos patrones y sesgos que nos ayudan a estudiar nuestro entorno porque son situaciones que ya hemos vivido. Pero debemos ser flexibles porque esos patrones nos pueden hacer más rígidos. Hay que seguir adaptándose y continuar trabajando.
—Entonces, ¿de algún modo depende de nosotros nuestro estado cognitivo?
—Sí. Claro. Igual que ocurre con los hábitos saludables que afectan a nuestro estado físico. La proactividad va a hacer que todas esas capacidades puedan florecer en su esplendor. Y para lograrlo es necesario ser conscientes de esas funciones, conocernos más y mejor y trabajar sobre ello.
—Su especialidad es la construcción de test neuropsicológicos.
—Sí. En un momento de mi vida surgió un proyecto que me ha llevado a estar 15 años realizando test neuropsicológicos en realidad virtual. Esta es una buena forma de evaluar porque siempre lo haces igual. Aíslas a la persona y puedes juntar muchas funciones a la vez. Este método de evaluación es el futuro.
—¿Es posible comprender cómo procesa la información el cerebro humano?
—Yo creo que lo conseguiremos. No sé si yo lo veré. (Risas) Pero sí. Cada vez conocemos mejor el procesamiento del cerebro humano, aunque todavía nos queda mucho por saber. Y lo más importante, nos queda aplicarlo a la vida diaria, a la salud mental, a la educación, a la vida laboral… Aunque todavía no sepamos todo lo que queremos, el problema es que no usamos de forma práctica todos los conocimientos que tenemos.
—Vamos con las palabrejas, ¿qué son las praxias?
—¡Qué bonitas son las praxias! (Risas) Son las grandes olvidadas cuando hablamos del cerebro. Solo nos centramos en la atención, la memoria… Son las encargadas de poner en marcha las habilidades procesadas por el cerebro. Son una maravilla. Sobre todo, porque parece que no existen: lavarse, peinarse, cortar comida con un cuchillo y un tenedor… Te das cuenta de su importancia cuando hay un daño cerebral. Además, las praxias son una buena estimulación cognitiva, por su relación con todo lo que tiene que ver con el área motora. Y con las gnosias, las capacidades que hemos adquirido para reconocer objetos, pasa lo mismo.
—Por ellas te iba a preguntar ahora.
—Claro. Solo nos damos cuenta de que existen las gnosias cuando surgen las agnosias, como descubrió mucha gente en el libro de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks. Las gnosias solo se han explicado desde un punto de vista patológico —cuando surgen problemas—, pero son las que gobiernan nuestra vida en todos los sentidos.
—En su libro, cuando cita a personas a evitar mete en el mismo saco a tarotistas, adivinos y coachers. ¿Tan peligrosos son estos últimos?
—(Risas) A ver, cuando hablo de coachers me refiero a gente no especializada, a intrusos sin conocimientos que tratan de hacer valoraciones psicológicas y se postulan para ayudar. ¿Puedes ser un coacher sin una formación de psicología? Pues depende de hasta dónde llegues con ese trabajo. Yo soy neuropsicóloga, pero sé cuándo un paciente tiene que ir al neurólogo. No asumo funciones que no me tocan. Sin embargo, hay gente que sí que las asume. Y eso es un peligro.
—¿Cómo podemos reconocer que alguien de nuestro entorno empieza a tener problemas neuropsicológicos?
—Nosotros hemos hecho un cuestionario que está basado en quejas subjetivas, que pueden ser una señal de alarma o no. Si evaluamos un cerebro sano y normal de mediana edad, la mayoría de los problemas son problemas sin importancia, porque te cuesta organizarte, porque el móvil te quita demasiadas horas y te cuesta dividir la atención. La señal de alarma es que se produzca un episodio de desorientación. Esa es una señal de alarma grande. De todas formas, si tienes cualquier tipo de duda, si crees que hay algo que no va bien, hay que hacer una consulta médica.
—Según leo en su obra, las personas con depresión y ansiedad obtienen peores resultados en los test de atención. ¿Cuál es el motivo?
—En parte porque la ansiedad te limita a pensar solo en determinadas cosas y porque la depresión no te deja prestar atención al entorno. Son dos patologías que hacen que el paciente se centre en sí mismo, y en ambos casos sus niveles de atención y memoria son peores. Cuando esos cuadros se superan, los niveles de atención y memoria anteriores son recuperados.
—Terminamos. ¿Qué es envejecer con éxito?
—¡Uf! He intentado resumir algunos enfoques que hubiesen dado para un par de libros más: qué es el ciclo vital, qué son los modelos motivacionales, que es tener una finalidad equis… Hay muchas ópticas a la hora de hablar de envejecer con éxito. Cuando alguien se siente más joven —o «se siente bien», no vamos a usar términos edadistas— es porque su cerebro funciona como uno más joven. No es solo una sensación, porque esto se refleja en las pruebas cognitivas. El envejecimiento con éxito está basado en la estimulación, la curiosidad, las ganas de aprender siempre y la socialización.
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