El 24 de octubre de 1648 se firmó el Tratado de Westfalia, que terminó con la Guerra de los Treinta Años, que tuvo lugar en Europa entre los años 1618 y 1648, y enfrentó a la mayoría de las potencias de la época. Su final significó un cambio importante en el tablero político, España empezó a perder influencia y Francia a ganarla.
¿Quiénes lucharon en la Guerra de los Treinta Años?
En 1914, en Sarajevo, el grupo revolucionario de la Joven Bosnia acabó con la vida del heredero de los Habsburgo, Francisco Fernando. Este hecho fue la chispa que encendió la mecha de la Primera Guerra Mundial. En mayo de 1618 ocurrió algo parecido. La sucesión del trono de Bohemia provocó que los príncipes —protestantes— de este país se enfrentaran al emperador Fernando II —católico—, quien mandó a sus emisarios a Praga para preparar su visita. Los rebeldes los tiraron por la ventana, en la que fue conocida como la Tercera Defenestración de Praga. Este hecho impulsó un efecto dominó que convirtió un conflicto, en principio limitado a la Europa central, en una guerra que asoló todo el continente y en la que participaron todas las naciones.
"La Guerra de los Treinta Años fue especialmente sangrienta, más de 8 millones de personas perdieron la vida, de los cuales un buen número fueron civiles"
Los Habsburgo recuperaron pronto el control de la situación al vencer —aplastar— a los amotinados en la Batalla de la montaña blanca. Pero Francia también entró en escena, con Suecia y Dinamarca como aliadas, posicionada contra España y el Sacro Imperio. Más naciones se fueron sumando a la contienda, como Inglaterra, Escocia, Prusia, las repúblicas italianas, Portugal y Países Bajos, entre otras. Aunque siempre se ha interpretado esta guerra como una lucha entre religiones, entre protestantes y católicos, en realidad fue un conflicto entre países, muchos de los cuales tenían todavía sus fronteras por definir y que albergaban territorios que aspiraban a ser independientes. La Guerra de los Treinta Años fue especialmente sangrienta: más de 8 millones de personas perdieron la vida, de los cuales un buen número fueron civiles. Hubo matanzas indiscriminadas, como la de Magdeburgo, en la que fueron asesinados 20.000 de sus habitantes. Sus secuelas —hambrunas, peste y miseria— se vivieron en todo el continente durante los siguientes años. La incorporación de armas de fuego causó numerosas bajas y multitud de heridos entre los diferentes ejércitos. Esta fue también la primera guerra que se contó desde las imprentas.
¿Qué consecuencias tuvo el Tratado de Westfalia?
"Con la Paz de Westfalia terminaron las guerra de religión y comenzó un nuevo periodo político, el absolutismo"
La Guerra de los Treinta años terminó sin ganadores claros. El Tratado de Westfalia sirvió para reordenar Europa después del conflicto, aunque Francia y España todavía siguieron peleando durante unos años hasta que firmaron el Tratado de los Pirineos. Sí que hubo un gran perdedor en este conflicto, Alemania, que sufrió importantes bajas y además fue debilitada en Renania y perdió territorios en Alsacia. Además, el Sacro Imperio empezaba a resquebrajarse con la libertad religiosa que permitió a los protestantes hacerse con el poder. El poder de los Habsburgo se conservó a partir de ese momento en Austria.
Suecia consiguió la Pomerania y el control de las desembocaduras del Elba y el Oder, Suiza obtuvo su independencia, al igual que Portugal, y en los Países Bajos se dio por finalizado el enfrentamiento entre las Provincias Unidas y la monarquía española. Francia confirmó su papel de gran potencia del continente y España perdió su papel protagonista. Con la Paz de Westfalia terminaron las guerras de religión y comenzó un nuevo periodo político, el absolutismo, y se establecieron las bases de la Europa de los siglos posteriores.
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