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Esquileo I, un cuento de William Faulkner - Zenda
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Esquileo I, un cuento de William Faulkner

Con la intención de que la lana de sus ovejas crezca más rápido, un hombre comienza a sumergirlas en las aguas del río, siguiendo la lógica de que las plantas crecen más rápido si se las riega con frecuencia. Sin embargo, las ovejas comienzan poco a poco a transformarse en otra cosa. Esquileo I, un...

Con la intención de que la lana de sus ovejas crezca más rápido, un hombre comienza a sumergirlas en las aguas del río, siguiendo la lógica de que las plantas crecen más rápido si se las riega con frecuencia. Sin embargo, las ovejas comienzan poco a poco a transformarse en otra cosa.

Esquileo I, un cuento de William Faulkner

El viejo Jackson era tenedor de libros o algo así, y ganaba un pequeño salario con el que debía mantener una numerosa familia; quería mejorarse con un mínimo esfuerzo, como buen descendiente de una vieja familia sureña, y entonces se le ocurrió la idea de arrendar una porción de estas tierras pantanosas de Louisiana y criar ovejas en ella. Había notado que la vegetación crece mucho más deprisa en las tierras pantanosas, y entonces pensó que la lana debía crecer también más en una oveja criada en zona de pantano. Así fue como abandonó su teneduría de libros, arrendó unos centenares de acres en la ciénaga del río Tchufuncta y la pobló de ovejas, usando el dinero del tío de su mujer, que era miembro de una vieja familia aristocrática de Tennessee. Pero los animales empezaron inmediatamente a ahogarse y para evitarlo les hizo cinturones salvavidas con toneles de madera, parte de la herencia del tío de Tennessee, de modo que cuando las ovejas llegaban a aguas profundas flotaran hasta que la corriente las volviera a tierra firme. Esto resultó muy bien, aunque las ovejas siguiesen desapareciendo.

Entonces descubrió que los cocodrilos estaban devorándolas. Hizo una imitación de cuernos de venado con madera, y le puso un par a cada ovejita que nacía. Esto redujo sus pérdidas a un mínimo casi absoluto. Porque parece que la carne de venado no le gusta a los cocodrilos. Después de cierto tiempo se rompieron los salvavidas, pero por entonces las ovejas ya nadaban bastante bien, de modo que el viejo Jackson decidió que no valía la pena ponerles nuevos salvavidas. De verdad que las ovejas habían llegado a gustar del agua: la primera generación de ovejas solo salía del agua a la hora de comer… Cuando llegó la hora de la esquila, él y sus muchachos tuvieron que hacer el rodeo con botes; para la próxima esquila estas ovejas ya no salían del agua ni para comer; entonces él y sus muchachos andaban con los botes y ponían comederos flotantes para que se alimentaran.

La nueva generación de ovejas sabía incluso zambullirse. Ya no veían ni una en tierra; solo sus cabezas nadando entre los riachos. Finalmente llegó otra esquila. El viejo Jackson trató de agarrar una oveja, pero el animal nadaba más deprisa de lo que él podía remar, y las más jóvenes se zambullían bajo el agua y desaparecían. Así que finalmente tuvieron que pedir prestada una lancha de motor, y cuando por fin consiguieron fatigar a una de las ovejas y la agarraron y la sacaron del agua, observaron que solo en la parte superior del lomo tenía lana: el resto del cuerpo tenía escamas como el de un pez. Cuando sacaron a un corderito con un gancho de cazar caimanes, descubrieron que su cola se había ensanchado y aplastado como la de un castor y que ya no tenía patas.

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Laura di Verso

Leo poesía, con o sin rima. Y me gusta que me cuenten cuentos. Frecuento las redes, poco, desde marzo de 2020, como @lauradiverso.

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