Zenda publica un poema inédito de Fernando Beltrán: “Lo escribí en la primavera pasada” —cuenta—, “puedo decir casi que es el último escrito, de un tirón, y desde las entrañas, tras ver una foto en El País Semanal del esqueleto de una ballena, y sentirme identificado desde la edad y el estado de ánimo de aquel día, claro…, no siempre”.
ESQUELETO DE BALLENA
Qué somos las ballenas si no es esto
que ahora ves, ahora soy, esto que queda
cuando no queda más, cuando ya has muerto
varado en cualquier playa, elegida, obligada,
qué más da, palabras muertas
cuando todo ya igual, todo acabado,
esqueleto gigante al que se comen
diminutas hormigas, esas cosas absurdas
que no pueden contarse y acabaron
con las grandes pasiones, casas, vidas, edades,
con la invencible proa de los días
que creímos eternos, y era el mar, no era el barco
el que llegaba a puerto, y aquí sigue
mojándome los huesos con sus olas
mientras muero de frío y me convierto en otra,
ballena sí, pero ballena no, criatura extraña
con enormes colmillos de elefante
sin más marfil que el blanco sucio y feo
de mi esqueleto entero tras la enorme
mirada de un buitre innecesario
haciendo más brutal mi calavera,
esta playa heladora a la que sólo alcanza
el canto de mí misma
quejándome por tanto inmenso océano
descansando ahora en paz tan esquelética
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