Creo que el género más difícil de la literatura puede ser el relato corto. En este, el autor se enfrenta al reto de despertar el interés a través de un número limitado de palabras. Debe lograr que el título despierte interés, conseguir que la descripción llame la atención del lector para que continúe leyendo, y que además contenga la emoción, el sentimiento y la intriga necesarios para lograr que se asombre con el desarrollo y el desenlace, objetivos que son algo harto difíciles de conseguir para un autor cuando se dispone a referir narraciones breves. Si para un solo relato es difícil lograrlo, hay que imaginar las dificultades que tuvo que superar el escritor y periodista asturiano José Rodil Lombardía (Los Oscos) para escribir su reciente publicación titulada Sutiles presencias, en la que narra diez cuentos cortos.
Sutiles presencias es una obra en la que aparecen una serie de personas fantasmagóricas que no son conscientes de que su lugar ya no es de este mundo y que se resisten a abandonarlo. Estas presencias juegan con el ánimo del lector, logrando despertar la carga emocional y el temor que provoca lo desconocido.
En estas narraciones cortas, Rodil Lombardía logra ambientar los relatos en una nebulosa sutil, en donde esas presencias, de alguna manera, se unen y acompañan a los protagonistas vivos de manera espectral, generando confusiones propiciadas por sus recuerdos. En este espacio todo parece cierto, cuando en realidad lo que ocurre es producto de fantasías que se plasman en un mundo aparentemente verdadero, un mundo en el que se desarrollan situaciones llenas de sentimientos, en el que la consciencia tiene poca importancia, permitiendo que la conciencia y la intuición sientan esas presencias mágicas. Rodil Lombardía hace que nos recreemos con la lectura de historias que podrían ser cotidianas en nuestra vida pero que sin embargo, por suerte tanto para los protagonistas reales como para los supuestos protagonistas etéreos, son prácticamente imposibles que ocurran en el mundo real. Una vez más, Lombardía ha vuelto a hacer que el lector sienta que está ante una obra que le obligará a leer de manera sosegada, para así poder disfrutar de la misma.
Los personajes, tanto reales como espectrales, que habitan en estos diez relatos poseen las características de ser seres normales con sus peculiaridades personales y parece que están acompañados por un sentimiento de soledad.
Por poner un ejemplo, de algunos de los protagonistas reales y de los etéreos presentes en estos diez cuentos me gustaría citar a:
- Un maestro que, incluso después de muerto, demuestra que es capaz, utilizando su propio esqueleto, de impartir su última clase de anatomía a dos de sus antiguos alumnos.
- Una tendera que, después de fallecer, es capaz de conseguir que uno de esos niños a los que les ilusionaba disfrutar con su escaparate navideño, cuando regrese, ya de mayor al pueblo, encuentre la posibilidad de seguir contemplando el escaparate con el mismo esplendor de sus mejores tiempos. Su fascinación es tan intensa que, a pesar de las telarañas y del vacío que ahora lo rodean, incluso llega a ver a la tendera sentada en su silla.
- Un artista que, según la opinión de su progenitor, no estaba especialmente dotado para el dibujo y la pintura. Tras la muerte de su padre, decide emprender el estudio y aprendizaje de la pintura, descubriendo que, contrario a las afirmaciones repetitivas de su progenitor, posee un talento innato para las bellas artes. Con el tiempo termina convirtiéndose en la “quintaesencia de lo que su padre anhelaba”, alcanzando el triunfo que este no pudo lograr en vida.
Podría seguir describiendo esos veinte protagonistas reales y fantasmales, pero prefiero que sea el lector quien los descubra y disfrute de estos sobresalientes relatos.
Este es un libro en el que Rodil Lombardía me ha hecho “recordar” que esta palabra tiene origen latino, cuyo significado va mucho más allá de “tener presente en la memoria”; implica “volver a pasar por el corazón”. Creo que hay personas que, en su memoria, marcada con tinta indeleble, experimentaron momentos en los que sintieron la sutil presencia de alguien etéreo, y cuando vuelven a rememorar, su corazón se estremece de la misma manera que sintió la primera vez.
Sutiles presencias es un libro muy recomendable por diversos motivos, destacando especialmente por su originalidad, su excelente literatura, la profunda emoción que destila y la narración de vivencias que ningún lector está libre de experimentar. Con el tiempo, estas experiencias pueden evocar recuerdos marcados con una impronta personal adquirida a través de la templanza de la experiencia propia.
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Autor: José Francisco Rodil Lombardía. Título: Sutiles presencias. Editorial: Velasco Editores. Venta: Todos tus libros.
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