El cineasta chileno Patricio Guzmán, en respuesta a un lamentable episodio en el que la directora de un colegio censuró la proyección de uno de sus documentales en el centro, escribió una carta a Carolina Schmidt —entonces ministra de educación en Chile— cuyo contenido podría resumir el espíritu de cuantos libros, películas y leyes se hayan escrito, rodado o promulgado en torno al tema de la memoria histórica: «Yo creo que la memoria tiene una misteriosa fuerza de gravedad. Siempre nos seduce. Siempre nos atrae. Por eso, los que viven recordando pueden vivir en el frágil tiempo presente. En cambio, los que no tienen memoria no viven en ninguna parte». En este sentido, la primera novela de Francisco David Ruiz (Rute, 1987), Alma de cántaro, habita el hoy desde el ayer con una maestría impropia de una ópera prima, y da buena cuenta de cómo la memoria colectiva es capaz de impregnar, desde su indiscutible papel de portadora de sentido, hasta el más mínimo recoveco del futuro.
Alma de cántaro, en tanto que juego de espejos deformantes que dejan entrever el pasado en las entretelas del ahora, pero también por lo que tiene de novela colectiva o de novela de relatos, reserva un lugar privilegiado para las costuras: los pespuntes que dan los personajes en el taller clandestino de Asunción tejen, a la vez, el relato; y la estructura de la obra da cuenta del origen oral, fabulado y casi mágico del libro, un origen que el autor tiene la inteligencia de no ocultar. Así, y lejos de posicionarse como un panfleto de carácter ideológico, Alma de cántaro se perfila como una visión personal marcada por los inevitables filtros con los que el autor, nacido en 1987, se enfrenta a una realidad que no ha vivido, pero a la que ha accedido a través de uno de los conjuros contra la ignorancia más poderosos que se conocen: las percepciones aún vivas, pero tamizadas por los años, de quienes sí la recuerdan. Casi medio siglo después del culmen de la Transición, la vergüenza del silencio pactado se sigue resquebrajando gracias a los chamanes que, como Ruiz, llevan un catalizador dentro de las orejas. La memoria, como escribió Patricio Guzmán en aquella carta a la ministra de educación, permite vivir en el frágil tiempo presente a los pocos elegidos que todavía saben escuchar.
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Autor: Francisco David Ruiz. Título: Alma de cántaro. Editorial: Booket. Venta: Todostuslibros y Amazon
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