“Tras el pollo en pepitoria
Llegó el momento culminante
Ponerme la máscara mortuoria
Y salir con los pies por delante
Máscara mortuoria, máscara mortuoria
Qué bien me sienta mi
Máscara mortuoria, máscara mortuoria”
Canción: “Death Mask”
Álbum: “Danse Macabre” (1973)
La primera vez que el Heavy del Bigotón vio un muerto tenía 13 años… el heavy, no el muerto, porque Radomir, su bisabuelo, falleció con un siglo recién cumplido; de hecho su último suspiro coincidió con el soplar de las 100 velas, donde acababa de pedir un deseo que a la postre (nunca mejor dicho) fue el último: celebrar como mínimo otros 50 más para disfrutar del éxito de su bisnieto. El efímero centenario tenía claro que la del artista es una carrera de fondo.
—Quizás deberíamos hacer algo, ¿no?
—Espera, espera, a ver qué hace.
Al separar al difunto de la tarta sobre la que se había desplomado, el Heavy se encontró con una tragicómica imagen que años después le inspiraría para componer «Máscara mortuoria», single que resultó ser un fracaso en todo el mundo excepto, vaya usted a saber el porqué, en Albania, donde cada 1 de noviembre las familias se reúnen en torno a las tumbas de sus antepasados para cantar esta canción. Años después, y como muestra de agradecimiento al pueblo albano, el Heavy del Bigotón exhumó los restos de su bisabuelo para acomodarlos en un panteón del cementerio de Tirana. Sepultura donde, tras finalizar cada una de sus giras, aparece un misterioso ramo compuesto por una docena de flores cuyo tallo es una baqueta y sus pétalos púas de guitarra; y dicen que allí nuestro rockero pasa horas en conversación con el bueno de Radomir y que es el lugar donde ha compuesto “sus mejores R.I.P.S. [sic] de guitarra”.
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