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Douglas Stuart: "Al igual que Shuggie, fui un niño gay en Glasgow, hijo de madre soltera y alcohólica" - Zenda
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Douglas Stuart: «Al igual que Shuggie, fui un niño gay en Glasgow, hijo de madre soltera y alcohólica»

Invitado por la Setmana del Llibre en Català y antes de viajar a Madrid y al Hay Segovia, Stuart ha ofrecido este jueves en Barcelona una rueda de prensa en la que ha querido dejar claro que, a pesar de que en esta novela sin concesiones bebe de su propia experiencia personal, se trata de...

Hasta en 44 ocasiones le rechazaron a Douglas Stuart el manuscrito de Historia de Shuggie Bain, con la que ganó el premio Booker 2020 y donde describe el devastado Glasgow obrero de los años ochenta, que conoció bien, narrando la historia de amor filial entre una madre alcohólica, Agnes, y su hijo Shuggie.

Invitado por la Setmana del Llibre en Català y antes de viajar a Madrid y al Hay Segovia, Stuart ha ofrecido este jueves en Barcelona una rueda de prensa en la que ha querido dejar claro que, a pesar de que en esta novela sin concesiones bebe de su propia experiencia personal, se trata de una ficción en la que muestra a unos personajes poco presentes en la literatura anglosajona, tanto por su estatus social como por su condición sexual. Publicado en castellano por Sexto Piso y en catalán por Edicions de 1984, Stuart, que lleva más de dos décadas residiendo en Nueva York ejerciendo como diseñador de moda, retrata en el libro una sociedad que lucha por la supervivencia, con un niño homosexual que intenta salvar a su madre del abismo en el que se encuentra debido a su adicción al alcohol.

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A su juicio, hay muchas obras de ficción tanto literarias como cinematográficas que se centran en la experiencia masculina heterosexual, pero en esta extensa novela ahonda en la peripecia vital de una madre y su hijo pequeño, «empujando a los hombres a un segundo plano porque soy muy consciente de que la fortaleza de una ciudad recae en las mujeres en los momentos de altibajos políticos».

«Son las mujeres —ha argumentado— las que en estos momentos acaban aguantando a la comunidad, pero son los hombres los que conforman la historia de una manera pública, y este enfoque que aparece en mi obra creo que es nuevo». A pesar de reiterar en diversas ocasiones que la historia que cuenta en la novela es una creación literaria, no ha obviado que él, igual que Shuggie, fue un niño gay, criado por una madre soltera, que tuvo otros hijos, adicta, pero también mujer glamurosa, guapa y generosa.

Esta historia, en la que ha trabajado durante diez años, es la de la familia de Agnes Bain, «con orgullo de clase, de una ciudad como Glasgow, que en la época de Margaret Thatcher tenía una comunidad de clase trabajadora muy potente, aunque con más de un 26% de paro o una esperanza de vida reducida«. Agnes «va de capa caída, con tres hijos, y el más pequeño, Shuggie, es quien más intenta salvarla de su adición a la bebida y sortear los problemas, siendo, además, un niño muy afeminado y precoz». En su caso, según ha desvelado, su madre murió sola en casa cuando él contaba dieciséis años y se encontraba en el instituto, echándola en falta desde entonces. «Cuando eres niño y creces en un mundo de adicción, lo que aprendes es que tu padre o tu madre interactúen contigo, desarrollas una intuición para ver lo que necesitan primero. Con siete u ocho años lo que descubrí es que mi madre necesitaba atención, porque estaba muy sola«, ha precisado.

Además, como el alcoholismo «hace bajar barreras, ella me explicaba historias muy adultas, lo que era fascinante, porque podía conocer el mundo de mi madre como persona. Lo que ha sido peor es que al morir hace treinta años no hayamos podido tener una relación como adultos».

En esta estrecha relación con su progenitora, también había lugar para que ella le dictara una suerte de memorias, que él apuntaba con un bolígrafo en un bloc, aunque nunca pasaron mucho más allá de la dedicatoria inicial, en la que citaba a la actriz Elizabeth Taylor, con quien «creía tener muchas cosas en común».

La novela, que también ha ganado el British Book Award y el Sue Kaufman Prize y ha sido libro del año para The New York Times o The Washington Post, busca, asimismo, mostrar «el espíritu de una ciudad como Glasgow, con unos habitantes que son conocidos por su sentido del humor». Traducida a una treintena de idiomas, precisamente de una de las cosas de las que más satisfecho está Stuart, neoyorquino de adopción, es de que en su ciudad natal haya actualmente un mural enorme protagonizado por Shuggie Bain, lo que cree que es debido a que en el lugar hayan visto que lo ha escrito «como una carta de amor a Glasgow». «Ver escenas de mi libro reflejadas en mi ciudad ha sido lo más impactante del libro» que le ha cambiado la vida, según ha reconocido el escritor.

Respecto al futuro, ha indicado que después del shock que supuso que le fuera otorgado el Booker, en plena pandemia, a través de una pantalla, quiere dedicarse a escribir nuevas historias, y ha avanzado que en abril saldrá su segunda novela, que escribió antes de recibir el premio, protagonizada por dos jóvenes de Glasgow de clase trabajadora, que se enamoran, en los años noventa, en un entorno de violencia y guerra entre bandas.

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Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

Las historias de clase trabajadora son materia prima muy difícil para hacer ficción procesada y empaquetada para el consumo de un nicho de mercado, que eso son las novelas modernas. Los trabajadores somos prosaicos, prácticos y convencionales, y a menudo de convicciones y gustos conservadores. Un horror, vamos. Por eso hay que introducir situaciones o personajes extremos y desconocidos para los lectores, o una portada rompedora como la de este libro, por la misma razón que otros las ambientan en África o por la que en ciertos bares ponen una camarera con grandes pechos.

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