EL 10 de marzo pasado, en estas páginas de Zenda, se publicó mi comentario sobre los cuatro primeros títulos impresos de la colección La España del siglo XX en siete días, coordinada por Jordi Canal (Olot, 1964), compuesta por las siete fechas que han marcado el devenir histórico de España a lo largo de algo más de cien años:
- 3 julio 1898. El fin del Imperio español.
- 17 diciembre 1927. El triunfo de la literatura.
- 18 julio 1936. El día que empezó La Guerra Civil.
- 20 diciembre 1973. El día que ETA puso en jaque al régimen franquista.
- 23 febrero 1981. El Golpe que acabó con todos los golpes.
- 25 julio 1992. La vuelta al mundo de España.
- 11 marzo 2004. El día del mayor atentado de la historia de España.
Esta colección de libros proporciona multitud de detalles al lector, que le permite conocer lo ocurrido durante esos días concretos.
He tenido la oportunidad de leer y disfrutar el quinto libro publicado: 18 de julio de 1936: El día que empezó la Guerra Civil.
El planteamiento, dada la importancia y complejidad de los hechos, no puede ser explicado y analizado, como en el caso de otros títulos de la colección, ciñéndose a un corto periodo de tiempo. Pilar Mera Costas (Vigo, 1978), doctora en Ciencias Políticas, se ve en la necesidad de retrotraerse al 14 de abril de 1931, dos días después de la fecha de las elecciones municipales que la oposición republicana abordó como un plebiscito popular sobre la monarquía, y cuyo resultado provocó que el rey Alfonso XIII partiera al exilio. Ante la marcha del jefe del Estado se proclamó la II República Española.
Partiendo de esa fecha, Pilar Mera analiza los hechos y situaciones que llevaron desde ese 14 de abril —que la prensa denominó como “un día de júbilo popular”—, a que, en el corto periodo de tres años, se sucedieran tal cúmulo de despropósitos, tanto por parte de políticos, organizaciones sociales y sindicales, estamentos militares y ciudadanos, que “por su culpa, cayó España en el abismo del 18 de julio de 1936”.
Pilar Mera describe cómo se plantearon y cómo fracasaron, una tras otra, las reformas de calado planteadas desde el gobierno de la República, sin importar el color político de quien las impulsara. El Gobierno siempre resultaba derrotado: o eran los movimientos proletarios, o era la Iglesia que no quería perder su influencia, o eran los aristócratas, grandes latifundistas, que no estaban dispuestos a perder sus posesiones, o eran los sindicatos que se oponían a la “modosita república burguesa”, o bien era una parte de los militares que no querían perder su posición de poder, o los carlistas, etc., etc. Siempre había alguien en contra que se ocupaba de hacer descarrilar la iniciativa. La incapacidad de gobierno de no poder cumplir sus promesas acarreó mucha desilusión, y los primeros decepcionados fueron los campesinos, que vieron que nada cambiaba.
Ya a lo largo del primer capítulo analiza multitud de situaciones provocadas por un sinfín de desórdenes públicos, que se convirtieron en mitos para ambos bandos de la vida política. Afirma Mera: “Con el tiempo los revolucionarios y contrarrevolucionarios imponen la movilización, apelando a los mitos de terror con los que caracterizan a los rivales”.
Esta actitud sirvió para generar odio y polarizar todos los aspectos de la vida política y social. La sinrazón lo invadió todo. No se puede gobernar con continuas amenazas de sublevación, y cuando llegó la definitiva nadie alcanzó a verla. El Gobierno, cuando se enteró del Alzamiento, quiso salvar la República, y se planteó sofocar la rebelión empleando la prudencia. Esta actitud de desdén por parte de Azaña y Casares Quiroga los llevó a fracasar de manera estrepitosa. Pilar Mera demuestra que nadie quiso ver que la República estaba condenada y sin salvación. O bien acababan con ella los militares, o acababan los propios movimientos que querían una República revolucionaria, anarquista y obrera. Los adversarios políticos se convirtieron en enemigos de guerra y se desató una violencia contra todo y contra todos, con una combinación de odio y miedo que dio un resultado atroz. Solo había un objetivo: “Se buscaba eliminar al contrario de manera masiva y ejemplarizante, con la intención de limpiar, aterrorizar, paralizar…”.
Que los militares no lograsen los objetivos fijados en su golpe, y el Gobierno y las fuerzas constitucionales no lograsen abortarlo y anularlo, llevó a partir España en dos con una guerra fratricida que desgarró al pueblo.
Como resumen de la declaración de intenciones de los sublevados, Pilar Mera destaca del discurso de Emilio Mola de fecha 15 de agosto de 1936, lo siguiente: “Ni concesiones para la tibieza: o con nosotros o contra nosotros. ¿Parlamentar? ¡Jamás! Esta guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España”.
En su certero análisis final, Pilar Mera afirma: “Esta mentalidad de exterminio se aplicó de manera especial a todos los hombres y mujeres que habían tenido algún tipo de participación política. La militancia en el partido equivocado de un territorio controlado por el bando contrario podría ser causa de tortura y muerte” (…). “El triunfo en medio país implicaba que la insurrección había fracasado en la otra mitad, en una guerra que tiene que terminar sin parlamentos y con el enemigo exterminado”.
Pilar Mera Costas trata el 18 de julio de 1936 con la ecuanimidad necesaria para considerar su libro El día que empezó la Guerra Civil una lectura recomendable por varios motivos. Primero, por su imparcialidad, ya que narra los hechos sin posicionarse ni hacer revisiones presentistas en sus descripciones y análisis. Demuestra el gran conocimiento que como investigadora e historiadora tiene de la época. Segundo, en todo momento utiliza un lenguaje elegante, se aleja de los tópicos y estereotipos, evitando caer en muchos de los defectos que abundan últimamente cuando se trata este tema.
Me reafirmo en lo que en su día resumí de la colección La España del Siglo XX en siete días: con los diversos análisis efectuados y vistas las implicaciones de los distintos acontecimientos desarrollados en cada fecha propuesta, se pueden entender muchas de las razones que nos han llevado al momento histórico actual. Son siete fechas imprescindibles para entender que no son hitos aislados, sino que se entrelazan y definen el devenir de la Historia desde 1898 hasta hoy en día.
Autora: Pilar Mera Costas. Título: 18 julio 1936. El día que empezó la Guerra Civil. Editorial: Taurus.
Colección: La España del Siglo XX en siete días. Coordinador: Jordi Canal. Editorial: Taurus.
Autor: Tomás Pérez Viejo. Título: 3 julio 1898. El fin del Imperio español. Editorial: Taurus.
Autor: José C. Mainer. Título: 17 diciembre 1927. El triunfo de la literatura. Editorial: Taurus.
Autor: Antonio Rivera. Título: 20 diciembre 1973. El día que ETA puso en jaque al régimen franquista. Editorial: Taurus.
Autor: Juan F. Fuentes. Título: 23 febrero 1981. El Golpe que acabó con todos los golpes. Editorial: Taurus.
Autor: Jordi Canal. Título: 25 julio 1992. La vuelta al mundo de España. Editorial: Taurus.
Autor: Mercedes Cabrera. Título: 11 marzo 2004. El día del mayor atentado de la historia de España. Editorial: Taurus.
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