Imagen de portada: Blas de Lezo.
Los cuadros de historia de Augusto Ferrer-Dalmau son ampliamente conocidos por los aficionados a la historia militar y el público en general, dentro y fuera de nuestras fronteras. Sus creaciones están en muchos museos e instituciones y sus imágenes ilustran portadas e interiores de libros. Realmente puede decirse que ya han pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo.
Precisamente por eso, por su rareza y exclusividad, resulta tan interesante y atractivo que un numeroso grupo de ellos se haya puesto de acuerdo y manos a la obra para realizar una asombrosa producción plástica colectiva.
Tomando como punto de partida nada menos que la prolífica obra pictórica de Ferrer-Dalmau, han creado un universo en tres dimensiones donde jinetes, caballos, soldados o héroes medievales se escapan de los cuadros y se transforman en figuras casi reales. Eso sí, en pequeño formato, pero sin faltarles hasta el más mínimo detalle.
Detrás de estas pequeñas maravillas, se esconde no solo la inspiración artística que emana de la obra del pintor, si no la interpretación individual de cada artesano. En muchos casos la obra es fruto de la colaboración de dos o tres miniaturistas, que realizan o bien el modelado, o bien la pintura.
Todo ello requiere además de una amplia investigación histórica previa, ya que son muchos los detalles que no se aprecian en la dimensión pictórica, pero que es necesario conocer para poder ser recreados en relieve.
Después de estudiar el cuadro pertinente, comienza un tiempo para organizar volúmenes y componer las figuras, al que sigue el proceso de modelado y escultura, por lo que cada figura humana o animal es una creación original y única. Algún modelista ha empleado experimentalmente la moderna técnica de impresión tridimensional, que por supuesto precisa la creación de un archivo digital, basado a su vez en el cuadro original.
Terminada esta fase comienza el trabajo de pintura. Nuestros miniaturistas son maestros, tanto en las técnicas del óleo, como en las del acrílico. El montaje de cada elemento individual y los pequeños detalles —correajes, bridas, cordonería, armas— se van añadiendo en fases sucesivas durante el proceso de la pintura, o bien, una vez finalizado éste.
Como si hubieran abandonado el lienzo para colocarse delante de nuestros ojos, podemos contemplar una exhibición de talento artístico y de cariño por la historia, de la mano de los mejores miniaturistas españoles y algunos extranjeros, que activa la imaginación y hace las delicias del público de todas las edades.
Todo ello puede verse en la exposición «Arte, historia y miniatura, Ferrer-Dalmau en 3D» en el Ateneo de Madrid, del 10 de marzo al 9 de abril de 2023. Un recorrido que, a través de estas pequeñas miniaturas nos incita a saber más de nuestro pasado.
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