En una nada inesperada sucesión de dichas para la plataforma Netflix, la cuarta temporada de Stranger Things se ha alzado con facilidad al primer puesto del podio de las series más vistas de la plataforma de streaming. 781 millones de horas en las tres semanas transcurridas desde su estreno, con las vistas puestas de cara a la venida al mundo de los dos últimos (y gigantescos) capítulos que cerrarán esta cuarta y penúltima temporada el 1 de julio, se suman a unas críticas mayoritariamente favorables y un evidente esfuerzo de producción (del que carecen, por cierto, apuestas punteras como Obi-Wan Kenobi de la rival Disney+) que certifica la eficacia del producto.
Naturalmente, este breve artículo es desde aquí un enorme y masivo spoiler, y si ustedes tienen la intención o la oportunidad de ponerse manos a la obra con Stranger Things 4 quizá debería evitarlo. Pero esa combinación de fantasía apocalíptica desatada, videoclip pop, redención y victimismo adolescente resume de fábula la particular aleación de emociones de la serie, que nació en 2016 para capitalizar de manera totalmente inesperada la nostalgia por la cultura pop de los 80 y 90 para, tras ciertas dudas e indecisiones, cobrar forma de un blockbuster contemporáneo capaz de gustar tanto a las nuevas generaciones como a aquellas a las que guiña el ojo con su inabarcable cóctel de referencias.
«Running Up That Hill», con su poética letra y esa marcada percusión ochentera, es la canción favorita de Max (Sadie Sink), la traumatizada hermana de uno de los personajes fallecidos de la anterior temporada y que aquí enfrenta un momento trascendental a ritmo de Kate Bush. La chica está a punto de perecer de manera injusta y dolorosa a manos del villano, que en ese momento ya lleva una ristra de víctimas y se revela todavía como una entidad invencible. Lo que sucede después es una oportunidad para Shawn Levy, director del cuarto episodio en el que transcurre la escena, de montar todo un videoclip de épica adolescente slow motion cuyo emocionante eco impregna el resto de la temporada, que sale reforzada al tiempo que se ve incapaz de reproducir la descarada y vital promesa de esos minutos. Puro cine, o pura televisión, si ustedes quieren.
«Running Up That Hill» es el tótem de Max, la furiosa y conflictiva adolescente pelirroja que encontró en la pandilla de Once un sitio al que pertenecer. Y como la famosa peonza de Origen, que «anclaba» a Leonardo DiCaprio a la realidad y le impedía perderse en su particular mundo de Oz, la joven utiliza su canción favorita, aquella que escucha en el walkman a todas horas, para olvidarse del yo y existir lejos de la tristeza, la misma que utiliza el diabólico ente Vecna para capturar a sus víctimas como un trasunto de Freddy Krueger se tratase (la presencia a modo de cameo de su intérprete, Robert Englund, no es, en este sentido, una casualidad).Una canción que habla de la inseguridad de una relación amorosa y que aquí cobra renovada fuerza y significado.
La metáfora de la depresión y el suicidio adolescente planea por todos los episodios de la temporada, con Vecna husmeando en los traumas de la población joven de Hawkins igual que Freddy los leía en los de Elm Street, y la serie regala aquí su primer y triunfal momento de respiro y recompensa al espectador. La planificación de Levy, director experimentado en FX tras los éxitos de Free Guy, la trilogía de Noche en el museo y otras aventuras con Ryan Gosling, sirve en bandeja de plata el espectáculo de estampas visuales terribles así como una suerte de contrarreloj a cámara lenta tan efectista y descarada como, en efecto, lograda y memorable. La comunión de Max con sus amigos, que conectan el walkman porque son los únicos que dan crédito a la amenaza, acaba de asentar la sensación de dicha.
[ttt_showpost id=»170656″][/ttt_showpost]
Por eso las escenas que envuelven a Max en el Upside Down, como una Alicia en el terrible País de las Maravillas, y su gran escapada de Vecna, además de contener una emotiva carta de amor a los adolescentes deprimidos, de ofrecer a tope todo aquello que el cine fantástico puede proporcionar, regala las secuencias de mayor tensión e interés de toda Stranger Things 4, serie que goza de mayor interés de todos los estrenos recientes y que al menos ha logrado convertirse en todo aquello que las demás producciones audiovisuales para este tipo de mercado han renunciado a ser: un acontecimiento que perdura durante semanas y no se olvida el lunes posterior al estreno.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: