Barbitúricos Ciudadanos
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Hemingway en La Malvarrosa
Karina Sainz Borgo
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Torremolinos era una fiesta
Karina Sainz Borgo
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La Costa Brava de Capote y el archipiélago de Agatha Christie
Karina Sainz Borgo
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Un Negroni en la biblioteca
Karina Sainz Borgo
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Un bloc y un bolígrafo
Karina Sainz Borgo
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Hasta los huesos: sobre "La piel", de Sergio del Molino
Karina Sainz Borgo
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Carta a los zendianos
Karina Sainz Borgo
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La radio escribe
Karina Sainz Borgo
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Escribir una novela en tiempos de pandemia
Karina Sainz Borgo
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Pandemia y biblioteca, mis libros envejecen
Karina Sainz Borgo
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Con el señor el Nobel, por favor
Karina Sainz Borgo
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Una ópera en el lago de Maracaibo
Karina Sainz Borgo
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Bocaccio, el templo de la gauche divine
Karina Sainz Borgo
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Yo no soy Adelaida Falcón
Karina Sainz Borgo
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Miami Bloody Mary, elogio de Biscayne Bay
Karina Sainz Borgo
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Al pie de un volcán te escribo
Karina Sainz Borgo
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Volvió Mario
Karina Sainz Borgo
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La segunda muerte de David Foster Wallace
Karina Sainz Borgo
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Diario barbitúrico: Volverás a Paraty
Karina Sainz Borgo
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Barcelona es una fiesta
Karina Sainz Borgo
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Diario barbitúrico, semana 15: Todos los muertos de Lisboa
Karina Sainz Borgo
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Diario barbitúrico, semana 13: No es el Dry Martini el único mar que tiene Madrid
Karina Sainz Borgo
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