Con el paso del tiempo nos estamos encontrando que también en literatura se van mudando las preferencias de los lectores, y el mercado, atento a las predilecciones, empuja a los autores a escribir sobre lo que tiene interés y se demanda.
El 21 de septiembre de 1832 fallecía Sir Walter Scott, autor de la primera novela histórica, titulada Waverley. A esa siguieron otras más, como Rob Roy, El Pirata, Quentin Durward, El abad, El monasterio, Ivanhoe, El talismán, Robin Hood, La novia de Lammermoor, El capitán aventurero, etc. Sir Walter puso las bases de la moderna novela histórica, tal y como la conocemos hoy en día.
Una vez creado el estilo, que reemplaza a las antiguas novelas de caballerías favoritas de don Alonso Quijano, han sido muchos los autores que se han decantado por este género. Una pregunta que hoy hacen muchas personas es: «¿Por qué hay cada vez mayor interés por las novelas históricas?».
Posiblemente sea debido a que la novela histórica está sufriendo el mismo fenómeno que hubo en los años 70 cuando los aficionados a la lectura compraban los best sellers que inundaban las estanterías de las librerías, por los estilos tan variados y atractivos que trataban. Éxitos, en muchos casos, basados en hechos históricos. Recuerdo algunos de los títulos que llenaban los escaparates de las tiendas de libros: ¡Oh Jerusalén!, Odessa, ¿Arde París?, El peregrino, Éxodo, Sinuhé el egipcio, Yo, Claudio, Quo Vadis, Memorias de Adriano, El nombre de la rosa, Azteca, El favorito, La risa del Diablo, Kaputt, Por quién doblan las campanas, La iniciación del hombre, etc. Son todas novelas históricas y denominadas best sellers. A día de hoy, el interés por la novela histórica sigue creciendo, y la apariencia indica que está motivado por cuatro cuestiones:
— Primera: cada día los autores investigan y se documentan más y mejor para escribir con rigurosidad sus novelas históricas. A la vez, se ha producido un gran despliegue de investigaciones desde la universidad. Los resultados de estas han sido puestos a disposición de los escritores para que en el proceso de creación las empleen para fundamentar, completar y enriquecer sus historias. Los autores llegan a las diferentes fuentes de investigación por el interés en contar una historia rigurosa con ambientaciones reales en temas tan distintos como vestimentas, comidas, descripción de ciudades, forma de vida, vías de comunicación, creencias religiosas, acontecimientos históricos, protagonistas de la Historia, etc. Los autores quieren cuidar todos estos detalles que forman parte de su novela, ya que pretenden ceñirse a la realidad del momento y emplear la menor cantidad posible de licencias.
— Segunda: posiblemente la razón más importante. En los últimos años, debido al deficiente programa de estudios y enseñanzas de humanidades en la educación primaria, secundaria y bachiller, los alumnos, al acabar sus estudios, son conscientes de que no saben lo suficiente sobre Historia; por ese motivo, a medida que va pasando el tiempo, son más las personas que, al notar sus carencias, tienen la necesidad de sentirse menos ignorantes. Esta situación nace de la necesidad de saber qué, cómo, cuándo, por qué y dónde ocurrieron los hechos históricos, huyendo de los discursos oficiales que tienen por objeto adaptar la historia a sus intereses. El lector, con ganas de saber, piensa: «¡Quiero ser yo quien aprenda, estudie y juzgue lo ocurrido, no necesito nadie que me aleccione!». Esto es algo muy extendido en el mundo lector de la novela histórica. El lector de novela histórica (NH) lee, y le gusta a la par informarse sobre la veracidad de lo que el autor le cuenta.
— Tercera: es una razón válida para todo tipo de literatura, no solo la NH. Cada día hay más clubes de lectura en librerías, bibliotecas, centros sociales, etc. A los lectores les gusta reunirse y comentar sus impresiones y preferencias.
— Cuarta. El auge de las redes sociales (RRSS) y su implantación en el mundo del libro es enorme. Hay revistas literarias digitales vistas por cientos de miles de lectores, como es el caso de Zenda, y otras muchas revistas que se hacen con calidad y esmero, teniendo una importante difusión digital y prestigio. Las redes con blogs literarios están presentes en Facebook, Instagram, Twitter, etc. No conformándose con estar presentes en una red, también se realizan acciones coordinadas a través de varias redes. Estas sinergias creadas hacen llegar a más personas los contenidos culturales. Las redes sociales han roto las puertas del campo, que durante el confinamiento y la pandemia constreñían la cultura, permitiendo que esta pueda expandirse por todos los rincones.
La gran aportación del confinamiento, y no solo al mundo cultural, ha sido la llegada a nuestras vidas de las plataformas de vídeo, que permiten participar, desde una decena a miles de personas, en un acto sin necesidad de estar presentes. Estas herramientas han sido muy bien aprovechadas por el mundo del libro. Vista la imposibilidad de hacer actos presenciales, se están realizando presentaciones, reuniones, charlas, debates, conferencias, etc., a través de las diversas herramientas de las RRSS. El mundo de la NH se ha incorporado satisfactoriamente a estas prácticas que ayudan a que potenciar el interés por la misma.
Una vez analizados los motivos que impulsan este nuevo auge de la novela histórica, es preciso puntualizar que a partir del inicio del siglo XXI empiezan a aparecer una gran cantidad de magníficos autores que escriben sobre novela histórica, con las bases ya comentadas, que podemos resumir en una cuidada elaboración de tramas bien documentadas. Son infinidad los autores a quienes hacer referencia; en la mente de todos están como ejemplos Ken Follett como autor de referencia extranjero; Arturo Pérez-Reverte como autor español con más presencia digital, actividad literaria y líder de ventas; Jorge Molist como autor español galardonado con los premios más importantes de NH; Mario Escobar como autor español que triunfa en el extranjero; Blanca Miosi como autora que más vende en Amazon, con una de sus obras de NH en el número uno de los más vendidos durante más de un año. Aparte de los citados, hoy en día hay una gran cantera de autores de novela histórica, de los llamados independientes, que derrochan muchísimo talento, y están llamados a ocupar el sitio de los autores de referencia. No es preciso citar a quienes llevan años triunfando, porque son perfectamente conocidos.
Otra pregunta habitual es: ¿qué se entiende por novela histórica? Para fijar y aclarar conceptos lo mejor es basarse en la acertada definición de José Miguel Delgado Valerio —quien ha concedido permiso para difundir su definición de novela histórica—, que dice lo siguiente:
«Se podría establecer hasta cinco categorías sobre la Novela Histórica en lo que habitualmente se cataloga como tal en el mercado:
— 1º Historia novelada. Son los hechos históricos verídicos, narrados en forma de novela. Es decir, se incorporan elementos literarios, tales como diálogos, algunas licencias literarias para hacer más comprensible la trama o aclarar aspectos históricos confusos u oscuros; pero en líneas generales la narración mantiene el rigor histórico, tanto en los hechos acaecidos como en las actitudes y concepciones de la época.
— 2º Novela histórica. Esta suele desarrollarse a través de unos personajes inventados, insertados en una época concreta, que pueden o no interactuar con personajes históricos reales. Naturalmente, aquí suelen mostrarse más licencias literarias, pero también en líneas generales los personajes inventados suelen atenerse a las actitudes y concepciones del período histórico donde se manejan: en definitiva, aunque sean personajes ficticios, van a atenerse a la “cosmovisión” de la época en que son insertados.
— 3º Novela pseudo-histórica. Esta se suele caracterizar por ser una historia con un desarrollo moderno (por ejemplo, la policíaca, de intriga o romántica), pero situada en un marco “exótico”. Es decir, se puede situar igual de bien en el Egipto antiguo, la Roma imperial o el Medievo. Los personajes van a tener actitudes propias de otros tiempos a los que supuestamente se desarrolla la historia (por ejemplo, un paterfamilias enrollado y comprensivo con sus hijos a los que deja casarse por amor); los gazapos históricos van a ser abundantes, y el desarrollo histórico va a estar estructurado en torno a los “topicazos” de cada época. Es decir, y aunque se detallen algunos aspectos con gran rigor, la “cosmovisión” de los personajes va a estar más asentada en conceptos contemporáneos que en los de la época en que se desarrolla.
— 4º Una variedad de novela pseudo-histórica especialmente sangrante son las que pretendan pasarse por “historia novelada”. Por ejemplo La columna de hierro, de Taylor Caldwell, que supuestamente narra la vida de Cicerón, pero cuyas actitudes políticas son las de un proteccionista norteamericano de los años 50-60 y no las de un noble romano de la época tardo republicana, cometiendo unos anacronismos bestiales; o Espartaco, de Howard Fast, que vuelca en la novela sus convicciones comunistas (además, ambas novelas, a nivel de rigor histórico, cometen bastantes errores y anacronismos). En mi opinión, este último género de “novela pseudo-histórica” son las peores, pues pretenden hacer pasar por “histórico” algo que no lo es en absoluto e inducen a gran error y equívoco a los lectores sin un conocimiento profundo de la historia.
— 5º Hay, finalmente, otro género, “la novela de aventuras” donde los hechos ficticios predominan sobre la historia, que básicamente es un telón de fondo: aquí es donde se catalogan las novelas de Alejandro Dumas padre.
A esta clasificación se debe añadir una sexta categoría que hace referencia a la novela ucronía.
— 6º La ucronía es un género literario que también podría llamarse “novela histórica alternativa” y cuya característica principal es que la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como ocurrió en realidad.»
Como se puede ver a través de su definición, el mundo de la novela histórica es muy amplio, incluso habría que hablar de un término más amplio que podríamos llamar “lecturas históricas”, que comprendería además de la novela histórica, los ensayos, las biografías, las novelas gráficas históricas y los libros de Historia pura.
Después de todo lo expuesto, la respuesta a la pregunta que se hacía en el titular es un “Sí” rotundo. Son buenos tiempos para la novela histórica.
Para finalizar me gustaría hacer tres recomendaciones:
— No olvidemos que lo importante es ¡leer! ¡Por favor, leamos!
— Para que la cultura literaria continúe debemos comprar libros, a ser posible en la librería de nuestro barrio, ya que en ningún otro sitio encontraremos un mejor servicio y asesoramiento, aunque ningún medio se puede desdeñar con tal de acceder a la lectura.
—Digamos “stop a la piratería”. Las obras con “derechos de autor” deben respetarse. Son muchos los empleos y oficios que hay alrededor de un libro.
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