La polifacética autora barcelonesa Amalia Sanchís ha dado a conocer en esta primavera de 2023 un libro realmente atípico que ha aparecido en la editora que ella misma fundó y dirige en la ciudad condal, Parnass ediciones. Fundadora y también editora en Barcelona de la editorial In-verso, en su haber creativo, donde entran tanto la poesía como el video arte, las instalaciones y las performances, hay que anotar más de media docena de libros poéticos con anterioridad al aludido, que lleva el título de Basura poética.
Jaime D. Parra, en su “Introito” al libro, a vueltas del mismo recordaba el de relatos publicado en 1975 del postista Carlos Edmundo de Ory titulado Basuras. A mí también me vienen a la memoria algunos de los sobrecogedores poemas del libro de 1985 Contactos, de la pontevedresa Gabriela Baquero, en los que se retrataba la derrota social sobreviviendo entre basuras, y por supuesto el extraordinario y kilométrico poema-libro del estadounidense A. R. Ammons titulado Garbage, aparecido en 1993, texto en el que la basura simboliza el existir humano y hasta el lenguaje poético mismo.
En el supuesto que nos ocupa, el de Basura poética, ocurre que el título resulta entendible si consideramos que se corresponde con el que llevaba una instalación materializada en la Galería Manifiesto, en el barrio barcelonés de Gracia, hace un cuarto de siglo. En ese evento se involucraron una performance creada por Ewa Lybeerten, así como otras acciones performativas, textos poéticos plasmados entre agosto de 1997 y febrero de 1998, imágenes visuales y poemas objeto. Iban a ser principalmente dichos poemas objetuales los elementos que mejor explican tan sorprendente titulación, ya que a los asistentes se les ofrecieron los textos por completo arrugados y metidos sin más miramiento dentro de sendas bolsas negras de plástico de las que suelen usarse para tirar la basura en cualquier cubo casero o en tacho o contenedor de la calle. A más inri, las bolsas de basura se amontonaban como formando esas acumulaciones que se producen en los vertederos, y tantas veces al lado mismo de los contenedores.
Basura poética exhibe la faceta creativa más radical de una poeta que, con posterioridad a estos versos de fines de los noventa ahora rescatados en forma de libro, ya había dado a la estampa libros de poemas discursivos en español y en catalán, entre ellos Retrato en dos mitades (2000), la antología he convidat el silenci a passar la tarda amb mi (2011), y Fijo mi mirada en las paredes azules (2013). Es el recién citado un conjunto que refleja una sensible inspiración en la poética del estadounidense Charles Bukowski, además de mostrar un gran contrapunto con Basura poética, no tanto en las breves agrupaciones de versos cortos de que consta, y en los trazos de realismo sucio que en algunos se manifiestan, sino en la exhibición de poesía dolorida que mayormente transmite.
Además de su título, entre los variados factores atípicos de Basura poética señalaría que su formato es exactamente cuadrado; los dos simples dibujos invertidos que constituyen la ilustración de la portada semejan, entre otras posibilidades, sendas bolsas de basura llenas, dos corazones o dos peras contiguas al revés; sus páginas se suceden sin numerar, en ciertos casos se imbrican de manera orgánica textos e imágenes; al final figura la palabra ÍNDICE, pero debajo del rótulo nada se relaciona de arriba abajo, abriéndose de este modo la opción de que pueda leerse cada texto prescindiendo del orden secuencial en que aparece impreso.
No mucho después de comenzado el libro, en Basura poética se percata el lector de que no ha de encararlo desde el enfoque más habitual, porque en ese supuesto le sobrevendría una insoluble perplejidad melancólica. Para encarar la obra hay que tener muy en cuenta el propósito de Amalia Sanchís de deconstruir las pautas de lectura, de interpretación y valorativas más consabidas. En su prefacio al libro, titulado “Limen”, la autora abundaba en la pretendida dimensión provocativa de ese corpus explicando que “es también una provocación que pretende remover espacios dormidos e íntimos de la mente humana para conseguir despertar pasiones y rechazos que se hallan ocultos tras los residuos de la monotonía de la cotidianeidad…”.
Un hecho evidente es que se van socavando página a página cualesquiera esperanzas de que a uno le resulte agradable o placentera la textualidad mostrada, al menos hablando en los términos más consuetudinarios. Al respecto me valen como propósito autorial los versos que copio:
Me gusta
provocar
ver en las
caras de los
otros
su desprecio…
Con algún que otro toque que pudiera ser de procedencia daliniana, Amalia Sanchís se ha empleado a fondo en Basura poética en debelar lo más acepto en la poesía española actual. A este fin socaba y degrada conceptos bonancibles y endulcorados a base de una metaforía por momentos degradante. Bien estridente resulta que los pacatos túes que tanto abundan en poemas contemporáneos sean invocados, no desde la confidencia y la complicidad cercanas, sino desde un posicionamiento agresivo. Y no menos perturbador es que un asunto de tanta prosapia y vigencia como el cotidie morimur reciba un tratamiento tan perverso en este poema de final escalonado en el que se textualiza la imaginería del descuartizamiento:
El patente divagar de mi memoria
descuartiza los miembros
y la carne del cuerpo inerte
con los días y los plazos acordados
para ir a la muerte
un poco
cada día
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Autora: Amalia Sanchís. Título: Basura poética. Editorial: Parnass Edicions. Venta: Todos tus libros, Fnac y Casa del Libro.
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