Autopsia a los celos

Ignoro cuándo Nesbø escribió estos relatos, si fueron tanteos antes de lanzarse de lleno a la novela, como suele ocurrir en la forja de todo escritor, o descansillos en la empinada escalera para recuperar las fuerzas y proseguir la ascensión literaria. En todo caso todos ellos, la mayoría escritos en primera persona, delatan las obsesiones y leivs motivs del autor. El amor y la muerte, los dilemas morales, la dualidad masculina representada por parejas de amigos, hermanos, padres e hijos, y las retorcidas estrategias de los personajes para conseguir sus fines sin miramientos ni contemplaciones con los demás. También se detecta en casi todos esa tendencia del autor a ilustrarnos sobre asuntos variopintos, desde los efectos benéficos de la testosterona, la cría de serpientes para producir antídotos, o el porqué del elevado precio de los taxis en Oslo. También está presente su vocación cosmopolita ya que la acción discurre en lugares muy diversos. Un vuelo con destino a Londres; Kálimnos, una isla griega;  Tuli, un pueblo al este de Botsuana; ¡y los sanfermines en Pamplona!, con visita incluida a San Sebastián. Dos jóvenes de distinto estatus social que desean participar en los encierros se enamoran de la misma mujer procedente de Kirguistán. «Estaba claro que (San Sebastián) era una ciudad para ricos» reflexiona Martin el protagonista de Cigarras. «Era una ciudad para los que dan su riqueza por sentada pero a la vez saben que son unos privilegiados. Que no están orgullosos de su posición, pero tampoco se avergüenzan de ella, que no tienen necesidad de ocultar ni de resaltar su opulencia».

Aunque la extensión y la temática de las doce historias es muy variada, con precisión taxonómica el autor las divide en dos categorías: las que tratan del demonio de los celos y las que ahondan en el ansia de poder, aunque, como él mismo reconoció en una entrevista, «celos y poder son las dos caras de la misma moneda». Nesbø utiliza el más fino escalpelo para diseccionar ese oscuro sentimiento en el que convergen los aspectos más negativos de la naturaleza humana: la envidia, la codicia, la lujuria… Explora sin compasión las tripas de ese alien que okupa la siniestra trastienda del amor. Los celos que experimentan sus personajes no son de ir por casa, esos que inspiran poemas y canciones en tono lastimero, sino celos con mayúscula, otelianos a tope, los que reclaman venganza sangrienta en plan la maté porque era mía.

El protagonista y narrador de El hombre celoso es un policía especializado en crímenes relacionados con esa pulsión por haberla padecido en sus propias carnes. Investiga en la isla griega de Kálimnos la desaparición de uno de dos hermanos gemelos idénticos físicamente pero de muy distinta personalidad, ambos aficionados a la escalada, un deporte que Nesbø practica (o ha practicado) con entusiasmo. Tras un buen arranque la narración pierde fuelle en sucesivas vueltas de tuerca que quiebran la estructura de la trama. Más logrados por precisos y contundentes me parecen El pendiente y Basura protagonizados, respectivamente por un taxista que encuentra una joya de su mujer en el asiento de atrás de su coche, y un cosechador de residuos urbanos con problemas de control de ira que trabaja en equipo con un psicólogo letón.

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En el bloque dedicado al poder destaca La isla de las ratas, un relato de ciencia ficción narrado a dos voces, el más trepidante y violento, en el que Nesbø exhibe músculo, su capacidad para describir escenas de acción, al tiempo que ahonda en la conciencia de sus personajes. Tanto de los que practican el mal por puro placer como de los que toman decisiones moralmente cuestionables en busca de un bien mayor. Los rectos que se ven obligados por circunstancias difíciles a torcerse. Tras una peste virulenta se ha desatado el caos y las calles son zona de guerra. En lo alto de un rascacielos de noventa planta un grupo de privilegiados espera al helicóptero que les salvará del horror. Entre ellos el magnate Colin Lowen, cuyo hijo Brad lidera una banda de moteros, los Chaos, un grupo de jóvenes fuertemente armados que siembran el terror en la ciudad. El conflicto de corte shakesperiano se plantea entre Lowen y su amigo y asesor legal Will Adams, a causa de un acto terrible perpetrado por Brad que exige venganza. Una venganza que será sutil y despiadada.

En una zona fronteriza entre el poder y los celos, desmarcándose de ambos temas se sitúa mi cuento preferido, Odd, un relato metaliterario, homenaje a la imaginación que encierra, simultáneamente un elogio y una divertida sátira al papel del escritor. Odd Rimmer, un autor de gran éxito que espera ser entrevistado ante una numerosa audiencia se plantea un dilema: ¿Seguir complaciendo a sus lectores con títulos comerciales que le permitan surfear en la cresta de la ola, o retirarse del mundanal ruido y producir una literatura exquisita, su obra maestra destinada a una selecta minoría?  «La teoría de Odd Rimmen era que los escritores tienen un miedo mortal a molestar a otros autores, puesto que saben mejor que nadie que un espíritu sensible armado con una pluma es como un niño equipado con un subfusil Uzi».

En las reflexiones de Odd es inevitable reconocer algunos de los posibles planteamientos del propio autor ante el compromiso literario, los bloqueos mentales y el deseo de ser valorado y leído. Esperemos que Nesbø no se encierre una torre de marfil y siga deleitándonos con sus potentes historias al alcance de todos. De momento podemos disfrutar de su versión más terrorífica con la recién aparecida edición de La casa de la noche.

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Autor: Jo Nesbø. Título: El hombre celoso. Editorial: Reservoir Books (Colección Roja & Negra). Venta: Todostuslibros