El escritor y crítico Andrés Ibáñez (Madrid, 1961), una de las voces más singulares de la literatura en español, se ha metido ahora en la piel de una mujer, Inés de Padilla, un personaje de ficción que nace en 1469 con quien recorre la historia de las mujeres en España hasta hoy en su último libro, Leonís, vida de una mujer.
Y es que Ibáñez, Premio Nacional de la Crítica por Brilla, mar del Edén, da vida a una mujer que vive más de cinco siglos. Estudiará con quince años, en el siglo XV, en la Universidad de Salamanca, donde no había sitio casi para las mujeres, y conocerá, entre otras, a Beatriz Galindo, entrará en la corte de los Reyes Católicos y vivirá el encierro de Juana de Castilla.
Padilla será monja de clausura, prostituta, profesora, periodista… Será una «sinsombrero» en los años 20. Se enamorará de hombres y mujeres. Será muchas mujeres y vivirá de acuerdo con los usos de la época, que el autor describe con sumo detalle en un libro de casi 900 páginas que constituye un tratado de historia, literatura y aventuras con mirada feminista.
«Se me apareció de pronto la idea de escribir un libro al estilo del Orlando de Virginia Woolf, un Orlando español —explica el autor a EFE—. Primero, se trataría de recorrer la historia de España, pero también, y sobre todo, hacer algo así como una historia de las mujeres en España. Para eso era necesario hablar de muchas de ellas que han sido importantes en nuestra historia y que han sido maltratadas por la posteridad, que han quedado olvidadas o que nunca han tenido la notoriedad que merecían, dice.
Y para ello Ibáñez recupera en Leonís, vida de una mujer (Lumen) la figura de Isabel la Católica o la de Juana de Castilla, la llamada Juana La Loca, con otros matices y perfiles muy diferentes a los que la historia ha contado.
«Mi visión de esas dos reinas surge de mis lecturas y de los hechos históricos. Con Isabel la Católica, por ejemplo, hay un fenómeno curioso: si uno la defiende, se entiende que es de extrema derecha. Este es un problema que yo mismo he sufrido toda mi vida: la derecha se ha apoderado de muchos símbolos o personajes históricos como si fueran suyos. El resultado es que los que no somos de derechas, los rechazamos», argumenta el autor de La duquesa cierva.
«Pero Isabel la Católica —continúa— hizo muchas cosas a lo largo de su espléndida vida que serían hoy consideradas progresistas y que ponen de manifiesto un temperamento moderno y una gran preocupación social. Por ejemplo, la creación de los hospitales de campaña, la creación de un cuerpo de policía para hacer más seguros los caminos, el apoyo a la imprenta, a las artes y a la educación».
Con este libro Ibáñez da un cambio de pie con respecto a su anteriores obras, en las que siempre hace nuevas propuestas, y reivindica la necesidad de aportar al mundo la mirada de la mujer, la belleza y las emociones .»Yo creo que el patriarcado está destruyendo el mundo, y que es necesario que termine de una vez», sostiene.
«Pero esto no se puede hacer con máquinas ni con normativas obsesivas y esclavizantes, porque las máquinas, las normativas y la esclavitud son todas elementos del patriarcado. Hemos de volver al cuerpo, a la naturaleza, a la intuición», añade.
«Somos seres vivos, aunque el postestructuralismo se empeñe en negarlo. Tenemos un vínculo con la Tierra, necesitamos vivir de acuerdo con los ritmos naturales. Esto significa conectar con nuestro cuerpo, con nuestra intuición y también con nuestra espiritualidad. Ese es el mundo femenino», concluye.
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