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Miguel de Unamuno: "El pueblo español se entrega al suicidio" - Zenda
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Miguel de Unamuno: «El pueblo español se entrega al suicidio»

«Notas sobre la revolución y guerra civil españolas» es el subtítulo de esta obra que se publicó por primera vez en 1991 y que ahora recupera la editorial Pre-Textos en edición de Colette y Jean-Claude Rabaté, biógrafos de Unamuno, editores de su correspondencia y comisarios de la exposición «Yo, Unamuno» que acogió la Biblioteca Nacional...

«El pueblo español se entrega al suicidio» es la primera frase de «El resentimiento trágico de la vida», la última obra de Miguel de Unamuno, escrita durante los primeros meses de la Guerra Civil y rescatado ahora, después del estreno de la película «Mientras dure la guerra», sobre ese mismo periodo.

«Notas sobre la revolución y guerra civil españolas» es el subtítulo de esta obra que se publicó por primera vez en 1991 y que ahora recupera la editorial Pre-Textos en edición de Colette y Jean-Claude Rabaté, biógrafos de Unamuno, editores de su correspondencia y comisarios de la exposición «Yo, Unamuno» que acogió la Biblioteca Nacional en 2015.

«Los motejados de intelectuales les estorban tanto a los ‘hunos’ como a los ‘hotros’. Si no le fusilan los fascistas les fusilarán los marxistas. ¿A quién se le ocurre ponerse de espectador entre dos bandas contendientes sin tomar partido ni por una ni por otra?», escribía Unamuno en las páginas iniciales del libro en el que estuvo trabajando hasta unas semanas antes de su muerte, el último día de 1936.

Y en esa misma página, añadió el escritor: «Nadie más peligroso que el testigo imparcial», en una reflexión con la que tal vez trataba de plasmar su situación ante el conflicto bélico, al mostrarse crítico con los dos bandos.

Colette y Jean-Claude Rabaté, también autores del estudio crítico que completa esta edición, aseguran que Unamuno escribió estas páginas no sólo por «la necesidad vital de comprender y analizar los estragos de la Guerra Civil» sino que también suponen «el doloroso examen de conciencia de un intelectual que intenta interpretar y justificar su propia acción».

Estas páginas, que a veces están redactadas en un estilo telegráfico y están llenas de abreviaturas poseen en ocasiones «un soplo lírico e incluso épico» e incluyen numerosas referencias históricas y literarias, anotaciones sobre episodios bélicos y descripciones de vivencias íntimas, todo ello «entre accesos de desesperación y de resignación, de vehemencia y de arrepentimiento».

Según los editores, en estos escritos «apenas se adivina un eco del sonado enfrentamiento del 12 de octubre», entre Unamuno y el general Millán-Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, «pero constituyen una clave esencial para entender la postura final del viejo catedrático acerca del conflicto y su rechazo definitivo al bando nacional».

En esta edición, el texto de Unamuno se ofrece en las páginas pares mientras que las impares se han reservado para las notas explicativas de los editores y, entre las páginas de Unamuno y las del estudio crítico, se ha reproducido en facsímil el manuscrito a lápiz del escritor, quien empleó papel con el membrete del Casino de Salamanca y e incluso reutilizó un sobre oficial del Ayuntamiento de esta ciudad que había recibido a su nombre.

La edición también reproduce parcialmente el prólogo que hizo para la edición de 1991 Miguel Quiroga Unamuno, el nieto mayor del escritor y quien «conservaba entrañables recuerdos de aquellos de aquellos postreros meses de 1936», y a quien el filósofo llamaba cariñosamente «Miguelín».

En ese breve texto, Miguel Quiroga Unamuno, fallecido en 2000, evocaba los turbulentos días en los que su abuelo escribió estos apuntes:

«Volvieron a mi mente viejos y dolorosos recuerdos ante la imagen desgarrada de esas notas escritas por un hombre en su agonía, enfrentado en solitario a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor (…) En estas notas estaba reflejada la lucha de un hombre que fue fiel a sí mismo en contra de unos y otros, rodeado del ambiente hostil de la propia ciudad a la que tanto quiso (…) Estas notas fueron escritas con la urgencia de no saber si llegarían a un final, con la desesperación de quien ve cómo se va quedando solo mientras se tambalea su mundo, su propia vida y hasta sus creencias».

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Ricarrob
Ricarrob
9 meses hace

Polarización. Siempre preclaro Unamuno. Preclaro en su presente y en su futuro que es nuestro presente. Y ahora, ¿qué?. Como diría Luis el Catorceavo (Sánchez), después de mí, el diluvio…

Josey Wales
Josey Wales
9 meses hace

Una de las grandes supersticiones de la modernidad es que los políticos, los gurús o las ideologías nos conducirán a la tierra prometida en esta vida. Nicolás Gómez Dávila decía que la madurez consiste en convencerse de que los políticos no son la solución a nuestros problemas.

Ricarrob
Ricarrob
9 meses hace
Responder a  Josey Wales

No son solución, sr. Wales, ni los políticos ni los ideólogos…
Saludos.

Josey Wales
Josey Wales
9 meses hace
Responder a  Ricarrob

Sí, estoy convencido de que las ideologías se llevan mal con la realidad. Las personas maduras tienen principios y opiniones; las otras, ideología, que nos presta lo que no tenemos, y nos soluciona todas las cuestiones fácil y rápido Un saludo.

Ricarrob
Ricarrob
9 meses hace
Responder a  Josey Wales

La única realidad de las ideologías es el infierno. Los ideólogos como Marx, etc., crean el infierno. Los políticos son los encargados de meternos a todos en él.

Saludos.

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