Amistad sin dobleces

Las vidas que te prometí, el brillante debut literario de Susana Rizo, es una historia de amistad sin dobleces, sin recodos, una novela donde habita la luz. Un relato que une el principio y el final de la vida de una forma optimista a través de la relación entre un niño y una anciana.

Susana Rizo ha construido, con talento y oficio, un hermoso «Benjamin Button«. Un libro en el que el principio y final de la vida se funden en ese hermoso vínculo que surge entre los dos protagonistas de la novela. Vivimos en una sociedad que aparta a un lado a los ancianos. Las vidas que te prometí rescata la posibilidad de una convivencia —positiva y enriquecedora para ambos— entre pequeños y mayores más allá de la relación de canguros que les hemos otorgado a los abuelos con sus nietos.

Este primer libro de Susana Rizo fue ganador de la cuarta edición del Premio Feel Good™, organizado por la Obra social de La Caixa y Plataforma editorial. En Las vidas que te prometí asistimos a la apertura de una guardería en una residencia de la tercera edad, El Hogar. Un hecho basado en la experiencia real de un centro geriátrico de Seattle (Estados Unidos). Una noticia que cambiará la vida de los habitantes de este asilo, que reciben con alegría la posibilidad de disfrutar de estos compañeros tan especiales. Esos niños son un soplo de aire fresco para unas personas que solo piensan si habrá un nuevo día y si merecerá la pena. Es entonces cuando nace la amistad entre uno de los niños, Max, y una de las residentes, Ingrid. Una relación cimentada en el aprendizaje y las revelaciones que une a dos personas que sufren el mismo vacío, por la ausencia de unos padres separados en el caso del pequeño y de su marido fallecido en el de la mujer.

La novela está separada en dos partes. Una primera —dividida a su vez en las cuatro estaciones del año— en la que Rizo narra la inauguración de la guardería y el comienzo de la amistad entre Max e Ingrid. Y una segunda, seis años más tarde, que sitúa la acción en el momento en que el niño, ya preadolescente, con 12 años, reanuda su relación de amistad con la octogenaria. Esa división enriquece sobremanera el relato al mostrarnos la diferente percepción de la ancianidad que tiene Max cuando ya no es un niño. Descubrimos cómo la literatura les une aún mas. También aparecen en este momento las confidencias más íntimas; ese primer amor que llega al final del libro.

Aquí la muerte no es temida. El miedo lo provoca la enfermedad. La imposibilidad de seguir siendo autónomos, de poder vivir sin limitaciones. Aunque puede parecer contradictorio, lo trágico se normaliza con el tamiz de la ilusión.

Susana Rizo publica su primer libro con el aval de un premio y la certidumbre de que será el primero de muchos. Esta novela le llega en el momento justo, después de múltiples lecturas —no en vano, su vida está en las bibliotecas—, muchos relatos escritos y varios reconocimientos a sus espaldas.

Las vidas que te prometí no es solo una colección de momentos entrañables, también hay hechos dramáticos. Ese es seguramente el gran acierto de Rizo: obviar el sentimentalismo, no caer en la sensiblería, trabajar un relato de forma realista que a la vez consigue emocionar al lector. La narración destaca por su mesura. La novela se lee desde una perspectiva en la que la esperanza es el motor de la misma. Y ese es el gran acierto de este libro, todo un canto a la vida, una llamada a disfrutar del presente.