Nadie duda de que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que ha comenzado este fin de semana en esa ciudad tapatía, es uno de los grandes eventos internacionales con los que México limpia su imagen de país violento, corrupto y desorganizado. Todo en ella hace pensar en una nación ejemplar, educada, moderna y festiva. Así que los políticos deberían mantenerse al margen de su escaparate para no enturbiar su curso con reclamos de cualquier índole, por muy bien intencionados que sean, y dejar que sea el mundo literario el que cuaje cualquier asomo de crítica social, si el caso lo requiere. Es bien sabido que las aguas en México están un tanto revueltas con la llegada de un nuevo gobierno y los peces nadan para todos lados, buscando acomodo en distintos estanques. Pero la FIL no es un altavoz de posiciones partidistas, sino un aquelarre literario que gozan miles de personas, y el lugar de encuentro y promoción de cientos de editores que buscan hacerle un hueco a sus mejores esfuerzos para sacar adelante proyectos literarios. Ese es el santo y seña de esta fiesta, no el chismorreo político que se escucha en los pasillos tratando de generar corrientes de opinión de todo pelaje. Así que una vez hecha la foto, el protagonismo es de los que hacen literatura, no lo de los políticos. Avisados quedan.
¿QUIÉN ES EL CABRÓN?
"¿Es esto querer destruir el FCE? ¿Quién es realmente el cabrón? "
Todo el mundo lo escuchó y no hay dudas. El micrófono no se había apagado a tiempo y las palabras sonaron como un susurro que venía del más allá, pero se pronunciaba en el muy acá. José Carreño Carlón, virtual exdirector del Fondo de Cultura Económica, le decía a Otto Granados, virtual exsecretario de Educación: “
Imagínate lo que quiere desaparecer este cabrón”. Lo hacía durante la presentación de su último informe de labores al frente de la editorial del Estado mexicano, y se refería a
Paco Ignacio Taibo II, próximo director del FCE, porque al equipo saliente le parece que los planes de Paco de echar a andar de una vez por todas una política cultural en pro de la lectura y la edición con el Fondo como mascarón de proa se traducen en la destrucción de la institución. Y esta no es una conjetura. La carta de renuncia que tres miembros de la Junta Directiva del FCE —Fernando Escalante Gonzalbo, Juliana González y José Woldenberg— hicieron pública en días pasados lo deja muy claro. Pretendiendo defender la institución, su catálogo y su prestigio como patrimonio mexicano, apuntan que es una obligación “conservarlo, fortalecerlo y expandirlo”, y que “hay otras muchas tareas educativas y culturales que son responsabilidad del Estado, importantes todas, pero el Fondo de Cultura no podría hacerse cargo de ellas sin desnaturalizarse”. Lo que les hace rasgarse las vestiduras es que Taibo se ha planteado sumar al FCE la Dirección General de Publicaciones (dependiente de la Secretaría de Educación Pública) y el Programa Nacional de Lectura de la Secretaría de Cultura, mientras que a su distribución editorial vinculará las más de 120 librerías que forman parte de la red Educal; por otra parte, planea generar colecciones y relanzar los Breviarios, activar un vínculo de las librerías con las comunidades en las que se encuentran y relacionar su producción con la educación formal e informal de los ciudadanos. El primer diagnóstico que Taibo ha ofrecido señala que,
de las 123 librerías Educal que existen en el país, dos están en quiebra total y otras 70 en quiebra inminente, y que esta red de librerías conserva en sus bodegas un millón 900 mil libros, mientras que el FCE tiene un millón 300 mil ejemplares en el mismo estado, y deberá darles salida, porque con toda razón, destruirlos sería un lujo que México no puede darse, ni siquiera los horribles y tediosos discursos e informes de algunos políticos que el FCE ha publicado con muy mal gusto y solo para quedar bien o por pura estupidez editorial. ¿Es esto querer destruir el FCE?
¿Quién es realmente el cabrón?
LA OBRA PÓSTUMA DE NACHO PADILLA
"Bien hace la editorial española Páginas de Espuma en arropar la edición del libro inédito que dejó el gran cuentista mexicano Ignacio Padilla (1968-2006), Lo volátil y las fauces"
Bien hace la editorial española Páginas de Espuma en arropar la edición del libro inédito que dejó el gran cuentista mexicano Ignacio Padilla (1968-2006), Lo volátil y las fauces, el último volumen que cierra su gran proyecto personal (piedra angular de su obra) de una tetralogía que él llamó la Micropedia. Esta edición, que comenzará a circular en diciembre tanto en México como en España, vendrá acompañada en un hermoso estuche de los otros tres volúmenes: Las antípodas y el siglo, El androide y las quimeras y Los reflejos y la escarcha, más un cuadernillo con textos de escritores y amigos que lo conocieron y leyeron bien. Hay en el editor, Juan Casamayor, una motivación emocional y personal: la de honrar al amigo que se fue demasiado pronto —falleció en un accidente automovilístico antes de cumplir los 48 años— y difundir todo lo posible la obra de Nacho; reforzar la necesidad de leerlo y llenarla de razones para los lectores. Enhorabuena.
0/5
(0 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: