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Salinger o el cuento de un hombre sin historia
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Salinger o el cuento de un hombre sin historia

Al escritor Jerome David Salinger (Nueva York, 1919 – Cornish, Nuevo Hampshire, 2010) siempre le persiguió la polémica. Su deseo de invisibilidad le costó demasiados rompederos de cabeza al no poder mantener a raya a los periodistas. El 29 de noviembre de 2013 Andrea Aguilar publicó en El País que tres cuentos inéditos del escritor “habían llegado...

Al escritor Jerome David Salinger (Nueva York, 1919 – Cornish, Nuevo Hampshire, 2010) siempre le persiguió la polémica. Su deseo de invisibilidad le costó demasiados rompederos de cabeza al no poder mantener a raya a los periodistas. El 29 de noviembre de 2013 Andrea Aguilar publicó en El País que tres cuentos inéditos del escritor “habían llegado a una página de intercambio de archivos de música, a la que solo se accede por invitación”, y, según el criterio de varios expertos, se confirmaron “que los tres cuentos filtrados son de Salinger y se encuentran custodiados en los archivos de dos universidades estadounidenses, Princeton y el Centro Harry Ransom de Texas”. El cuento custodiado en Princenton («The Ocean Full of Bowling Balls») lo escribió para la revista Harper’s Bazaar, pero lo retiró antes de que fuera publicado, en una reacción típicamente salingeriana, y, según Reuters, “el acuerdo con la universidad establece que el relato no pueda ser publicado hasta el 2060”.

Después de su primer éxito con El guardián entre el centeno, en 1951, J.D. Salinger se convirtió en un mito y se hizo famoso sin pretenderlo. Siempre había sentido un gran desprecio por las biografías literarias, huyendo de cualquiera que se le acercara con «aviesas intenciones». Ian Hamilton, el único que en vida del escritor consiguió publicar un libro sobre él (En busca de J.D. Salinger, Edhasa, 1988), arrastró una sonada polémica al ser demandado y pasar por un proceso que terminó dando la razón al biógrafo. Salinger, por supuesto, no le concedió entrevistas y el libro salió sin fotografía de solapa ni una sola línea sobre su vida, detalles que, aún hoy, continúan estando absolutamente prohibidos. Hamilton realizó una labor biográfica basada en pesquisas detectivescas y el resultado es más bien un retrato de Salinger a partir de testimonios de personas que le habían conocido. De esta forma llegamos a saber que todo lo que le ocurría en la vida real lo trasladaba a las páginas de sus libros: matrimonios fracasados, rechazo a la sociedad literaria, crítica, budismo zen, poesía oriental, odio a editores, etc. Muchos de sus personajes son fieles reproducciones de antiguos conocidos suyos, a veces con un ánimo vengativo hacia «las mujeres traicioneras y falsas», y algunas de sus historias están llenas de uniones impetuosas y equivocadas como las que él mismo vivió.

"Después de su primer éxito con El guardián entre el centeno, en 1951, J.D. Salinger se convirtió en un mito y se hizo famoso sin pretenderlo."

A la vista de todo esto, sorprende que la “fotografía” de Salinger sea la de un hombre “al que le encantaba conversar, le gustaba la gente y era dado a hacer imitaciones». Todos los testimonios obtenidos por Hamilton coinciden en dibujar al escritor como un tipo «moreno, delgado y apuesto…, e insoportablemente arrogante». Los escritores por los que sintió respeto fueron Kafka, Flaubert, Tolstoi, Chejov, Dostoievski, Proust, Rilke, Lorca, Keats, Rimbaud, Blake, Coleridge… Como se puede observar, ningún autor vivo y mucho menos norteamericano. De hecho, estaba convencido de que después de Melville no había existido otro escritor estadounidense realmente bueno. Parece ser que en su juventud fue bien aceptado por las mujeres y que tuvo bastantes novias. Según él había dos clases de chicas: las que despreciaba inmediatamente y aquellas de las que se enamoraba y, a continuación, «semidespreciaba». A Oona O’Neill no pudo devaluarla fácilmente. La hija del dramaturgo Eugene O’Neill era guapa y tenía relevancia social. Cuando Salinger se enteró por los chismes de la prensa de la amistad de Oona con Charles Chaplin, que entonces tenía 54 años, fingió indiferencia, pero unas semanas más tarde, cuando esta se casó con el cómico, mostró a las claras su malestar.

El 16 de julio de 1951 publicó El guardián entre el centeno y el mismo día The New York Times lo comentó diciendo que «era una primera novela insólitamente brillante». En octubre había alcanzado ya el cuarto lugar en la lista de los más vendidos en The Sunday Times y se mantuvo durante siete meses. En 1968 fue proclamado uno de los 25 libros más vendidos de los Estados Unidos desde 1895, y en 1970 había sido traducido a 30 idiomas. Solo un año después de haberlo publicado, en el invierno del 52, y huyendo del éxito, Salinger buscó retiro en Nueva Inglaterra. Se instaló en el pequeño pueblo de Cornish, en New Hampshire, abrazó la religión oriental y con ese gesto no sólo se apartó “de la América corrompida”, sino que puso tierra por medio a los perseguidores de biografías.

Desde 1965 Salinger permaneció en silencio. En el 70 devolvió con intereses un adelanto de 75.000 dólares que había aceptado de su editorial (Littel, Brown). Pero se sabía que continuaba escribiendo. Hubo quien dijo que conservaba en su caja de caudales al menos dos extensos manuscritos. Se sabe que se casó y se divorció de su mujer, Claire, y que solo se había alejado una sola vez de su casa para acompañar a su hijo Matthew a Broadway, en donde actuaba como protagonista en una obra de teatro. Mientras tanto, las escasas fotos furtivas que se publicaban contribuían a reforzar el mito de uno de los escritores invisibles que, como B. Traven y Thomas Pynchon, forjaron su leyenda con su largo e inquietante silencio. Sus editores se extrañaban de que se negara a que su biografía saliera en la solapa o en la contraportada de ninguno de sus libros, pero Salinger estaba convencido de que el texto era lo primordial, que el escritor no debería existir y que el lector crítico, educado y atento sabría separar el grano de la paja.

"Salinger estaba convencido de que el texto era lo primordial, que el escritor no debería existir y que el lector crítico, educado y atento sabría separar el grano de la paja."

En 1996, en mi etapa de La Esfera, suplemento cultural de El Mundo, tuve en mente una especie de juego para conseguir una entrevista con Salinger. Un periodista tendría que instalarse en Cornish, en una casa cerca de la suya, para observar los movimientos del escritor y aprovechar que tan pronto como pusiera el pie en la calle lo abordara simulando la búsqueda de una dirección o cualquier otra disculpa de modo que pudiera encenderse la chispa que iniciara la charla, pero todo quedó en proyecto.

El 28 de enero de 2010, Bernardo Atxaga publicó en El País Semanal un reportaje, con fotografías de José Manuel Navia, titulado “Tras los pasos de Holden Caulfield”, nombre del protagonista de El guardián entre el centeno, y visitó los lugares reales que se citan en la novela. Enrique Vila-Matas contó después que un día vio a Salinger subido a un autobús que cruzaba la Quinta Avenida de Nueva York, pero tratándose del autor de Bartleby y Cía., y ya metido en especulaciones, tal vez lo viera en el mismo autobús en el que viajaba Justin Horgenschlag, el protagonista de “El corazón de una historia quebrada”, cuento que no está entre los tres inéditos de los que habla Andrea Aguilar en el artículo con que he empezado esta historia. Este cuento, que a mí me ha gustado tanto o más que los otros de Salinger, lo tradujo Javier Marías y se publicó en el número 29 de Poesía, «Revista de Información Poética», una colección que comenzó en 1978, publicada por el Ministerio de Cultura, y que hoy es una joya para gourmets literarios. En su introducción, Javier Marías menciona veintidós cuentos más que Salinger publicó en revistas y que se reunieron en dos volúmenes, The Complete Uncollected Short Stories of J.D. Salinger –que el autor de Corazón tan blanco adquirió en Nueva York– en los que no constan el nombre de la editorial, ni la fecha, ni el copyright, por lo que, según Marías, se trata de un libro fantasma. Y como tal cuento fantasma en un libro fantasma, he creído muy oportuno mencionarlo, como corresponde a la talla del escritor del que estamos hablando.

Para el lector curioso que quiera bucear en el universo de J.D. Salinger, sus libros tienen conexiones entre sí, y es una delicia ir descubriéndolas. Además de El guardián entre el centeno, su universo literario está resumido en Nueve cuentos, Franny y Zooey, Levantad, carpinteros la viga del tejado. Seymour: una introducción. Todos sus libros están publicados en Alianza Editorial, que en febrero saca nuevas ediciones, y dos de ellos: Franny y Zooey y Levantad carpinteros la viga del tejado. Seymour: una introducción, con nuevas traducciones a cargo de Carmen Criado.

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Miguel Munárriz

Miguel Munárriz, periodista y escritor nacido en Gijón, en 1951, es socio fundador de Dos Passos, agencia literaria y comunicación. Ha coordinado “La Esfera”, suplemento cultural de El Mundo (Premio Nacional de Fomento de la Lectura). Dirigió la comunicación de Alfaguara, Taurus y Aguilar. Cofundador de revistas literarias, es autor de las obras Vivir de milagro, Poesía para los que leen prosa, Los mejores poemas de amor y Va pensiero. En 2022 publicó el libro La escritura contra el tiempo y recibió el premio María Elvira Muñiz por su trabajo de promoción de la lectura. Desde 2016 hasta 2022 ha sido el coordinador de contenidos de Zenda. @miguel_munarriz / miguelmunarriz.com

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