Apenas hace unos meses publiqué Mujer, mi cuarto libro de fotografía, un trabajo de retratos exclusivamente de mujeres, donde muestro mi mirada fotográfica sobre la mujer de mi entorno y generación con la estética de sus cuerpos.
Estoy demasiado acostumbrado a retratar hombres, fotografiar a la mujer me sigue pareciendo una tarea compleja, pero muy necesaria, sobre todo el retratarlas tal y como son y no tanto como las veo.
Con María José, ha sido muy fácil y divertido. Amiga desde hace unos años, con la que he compartido trabajo, muy buenas conversaciones y risas, pero sobre todo he aprendido mucho a nivel laboral, literario y de la mujer; independiente, trabajadora, carismática y muy inteligente.
Colaboró con un precioso texto para mi libro Mujer. Y además me realizó para Zenda una de las mejores entrevistas que me han hecho.
Aquí os muestro a María José, no la historiadora del arte, no a la periodista cultural de Zenda, aquí la retrato de verdad tal y como es, divertida, chula, atractiva y muy amante de los buenos libros.
Ella misma se define así:
Historiadora del Arte, ha colaborado con publicaciones en prensa, catálogos de arte, galerías, museos e instituciones culturales. Vinculada a la docencia universitaria, actualmente desempeña su trabajo al otro lado de las aulas, en un proyecto desarrollado en el marco de la Real Academia Española. Viajera empedernida, ama el Mediterráneo y sus héroes. Su biblioteca es el espejo de su propia vida, y para ella constituye aún esa idea incompleta y felicísima de libros por leer, por descubrir, por poseer.
Nos recomienda El Club Dumas de Arturo Pérez-Reverte:
No es difícil para mí saber cuál ha sido “el Libro”; sin duda El Club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte. Por muchas, complejas razones, vitales, literarias, sentimentales, esta novela ha sido decisiva para mi educación lectora. Es una novela-puerta, pues al leerla te abre el camino a otras puertas, otras aventuras, otros libros. Cumple perfectamente la función de “libro de libros”; de guía maravillosa cuando uno se adentra en el laberinto lector. Argumentalmente original, estructuralmente perfecta, magistralmente escrita, con una vitalidad de corredor en sombra (cargando con todos los fantasmas de su compleja biografía como su propio personaje, Corso), Pérez-Reverte construye en soledad (porque en ese momento el mundo de la novela en España estaba en otra cosa) una novela inteligente, divertida, erudita, que destila amor por los libros en cada una de sus páginas, sin olvidar en ningún momento que el arquitecto de todo aquello es sobre todo un lector, antes que un escritor. Es una novela visionaria y pionera en un género que Reverte se inventó. Creo sinceramente que es la mejor novela de la segunda mitad del S.XX.
Tengo varias ediciones en diferentes idiomas, pero mi preferida en la que leí por primera vez en el año de su publicación, 1993 (acababa de cumplir 18 años), en Alfaguara Hispánica.
Nos habla también de algunos de sus autores fetiche:
Las otras elecciones no pueden ser de libros sino de autores: completamente diferentes pero definitivos para mi felicidad lectora: Arthur Conan Doyle y su saga completa de Sherlock Holmes (la actual edición de las aventuras completas o Canon en Editorial Valdemar es una joya). El otro autor es Joseph Conrad. Conrad es, como todo genio, el narrador del mundo y su más terrible y complejo habitante: el hombre. Conrad no es un escritor de novelas de aventuras, pero fue un gran aventurero; no le conocimos grandes pasiones, pero habló del amor como pocos lo han hecho; no fue espía, doctor, periodista, soldado, impostor ni homicida, pero creó un mundo múltiple, complejo, fascinante, que pobló con los más diversos tipos humanos adornados con sus infinitas pasiones. Conrad es la vida y por eso sus libros son el perfecto compañero cuando el tiempo va pasando y uno apenas se reconoce ya en las lecturas de juventud.
Mal editado y peor leído, Conrad merecería una colección bien traducida y ordenada en un proyecto que quizás ninguna editorial, tal y como están las mesas de novedades y listas de más vendidos, se atrevan a acometer. Afortunadamente hay dos estupendas excepciones: Valdemar, que publicó los cuentos completos en un solo volumen y la editorial Sexto Piso, que sacó al mercado la Narrativa breve completa en un voluminoso, magnífico tomo.
Yo tengo la suerte de haber recibido el increíble regalo de la obra completa de Joseph Conrad. La edición, en inglés, a cargo de J.M. Dent&Sons Ltd., publicada en 19 volúmenes entre los años 1923 y 1924.
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